Capítulo 38

973 53 23
                                    



—¿Recuerdas a Elian y Natalia? —pregunta cuando llegamos a un grupo de personas al igual que los Harvey, vestidos de camuflaje.

Elian y Natalia eran el rubio y la pelirroja que había visto en la tienda de discos el primer día que fui a casa de Ethan.

—Sí, los recuerdo —me acerco a saludarlos pero solo el rubio me corresponde el saludo ya que la pelirroja se da la vuelta ignorándome por completo, por cosas como esas es que no soy amable con chicas.

—Él es el niñero de Sara y Thomas —señala a un castaño que había visto antes en la casa de Ethan. Jake—el niñero— y otro chico desconocido que no había notado su presencia soltaron burlonas carcajadas.

—¡Qué gracioso eres, Ethan! —dijo sarcásticamente, Ethan solo rueda los ojos mientras el chico cuyo nombre desconozco se acerca a saludarme.

—Y este es Santiago —me presenta. Chico alto, piel aperlada y ojos color miel, nada mal—, supuestamente ahora trabaja en la tienda —Ahora fue Jake quien suelta una carcajada.

—¿Y ella es? —pregunta Santiago dando un beso en mi mejilla en saludo.

—Ella es Jennifer —todos seguían esperando por el que saliera de sus labios "una amiga", "una compañera" o "mi novia". Lo sé porque hasta yo lo esperaba, pero pude ver la frustración en el rostro de Ethan al no saber qué decir.

—¿Y ella es tu...? —pregunta Elian y Ethan volteó a verme.

—Amiga —respondo en cambio y veo como una pequeña sonrisa se le forma a Natalia al escuchar la respuesta, ahora quiero decir que soy su novia solo para borrar la puta sonrisa de su rostro.

—Si, claro. Así se les dice ahora —comenta con ironía Santiago a Jake incrédulo y me fue imposible no reír

—Santiago, ¿quieres quedarte sin empleo? —cuestiona Ethan.

Todos rieron.

—Bueno, ya. Todos nos alegramos por tu nueva noviecita, ¿vamos a jugar o no? —dijo Natalia marchándose.

—No le agrado, ¿cierto?

—No te preocupes, así es ella —me consuela como si realmente fuera a preocuparme.

—No me preocupa —me sincero—. En fin...—suspiro—, te espero en el auto —Me doy la vuelta, lista para echarme a correr pero Ethan me agarra de la cintura.

—No te irás, Jennifer —sonríe divertido y deposita un beso en mi mejilla dejándome estupefacta—. Mira te prestaran un pantalón y una chaqueta especial como la que traemos nosotros —Parecía que jugaban muy seguido ya que todos traían su propio equipo. Solo a mí me lo rentarían—. Te prometo que no te dolerá y no te mancharás la ropa —Una vez más toma mis manos entrelazando sus dedos con los míos, no tenía ni la mísera idea de la revuelta que ocasionaba en mi interior cada vez que unía nuestras manos— ¿De acuerdo?

—Vale... —suspiro.

—Perfecto —contesta feliz y me lleva hasta donde había un enorme mostrador donde tenía guardado todo el equipo—. Por nada del mundo te quites la careta y el chaleco a menos que estés fuera del campo. El objetivo es eliminar a todo el equipo contrario. Si te disparan de la cintura para arriba estás fuera, si te disparan en la careta estás fuera. En los brazos aun sigues dentro y no hay medio tiempo mientras estés en el campo de juego —explica Ethan rápidamente mientras este me ayudaba a ajustarme el chaleco— ¿Quedó claro? —Yo todavía trataba de asimilar toda la información y memorizarla.

—Eso creo... —contesto insegura y me entrega la pesada arma cargadas con balas de pinturas.

—Bien —caminamos hacia donde estaban los demás—. Tú, Santiago y yo somos el equipo azul; Natalia, Jake y Elian son el rojo —señala a cada uno.

El precio de un beso © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora