3. Everything is a coincidence

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Era Martes, Harry se encontraba en su cama, en la misma posición en la que se quedó dormido la noche pasada. Sus rizos cubrían su cara, haciendo que el pequeñín tuviera que apartarlo de ahí. Estaba cansado, los pensamientos le nublaban de la realidad. "¡Hey mirad, es el colorado Harry! ¿Qué tal vas en tu mundo de colores eh?" "Te estoy hablando imbécil, ¡responde!" No, ahora no. Harry odiaba recordar lo sucedido en Holmes Chapel, no podía controlarlo. Anne, su madre, le ofreció la idea de ir a un psicólogo, pero el la rechazó, no quería hablar con nadie sobre eso, ni con su propia madre, solo evitaba el tema.

Fue al baño a refrescarse la cara con agua fría, para que esos recuerdos se le fueran de la cabeza, al menos por ahora. Poco a poco lo iba superando el solo, Harry es un chico muy débil y sensible, pero en aquello era fuerte, quería olvidarse de eso, o simplemente dejar de recordarlo a cada momento, lo estaba haciendo bien, muy bien.

Bajó a desayunar sus cereales de colores como cada mañana, Anne le estaba esperando en la mesa leyendo el periódico, se veía bastante concentrada, tanto que ni se percató de que su hijo estaba delante de ella.

-Buenos días mamá- Saludó a su madre, con una gran sonrisa en su rostro.

-Hola cariño, no te había visto. Aquí esta tu desayuno- Le dio una cuchara para poder comérselos. Acto seguido volvió a fijar la mirada en el periódico. Harry prendió el televisor y se puso a ver cualquier serie animada que echaran en ese momento.

Diez minutos mas tarde acabó el desayuno, dejó el bol en la repisa de la cocina, tomó su mochila y se despidió de su madre. Nada mas salir, llegó el autobús, subió y se sentó al final.

I I

-¡LOUIS, LEVANTA VAS A LLEGAR TARDE!- Ninguno se percató de la hora, faltaba media hora para empezar las clases y el muchacho seguía en la cama, se fue a dormir tan cansado la noche pasada qué se olvidó conectar la alarma de las mañanas. Louis se sobresaltó e inmediatamente pilló el uniforme, se lo puso rápido, agarró la mochila y salió de su casa.

-¡Louis deberías tomar el bus, queda media hora para empezar las clases y vivimos a cuarenta minutos!- Gritó Jay antes de que su hijo saliera de casa, el la escuchó. No le gustaba para nada la idea de tomar el bus, toda esa gente rara, probablemente le conviertan en uno de ellos, pero tenia que hacerlo, ya que su profesora dijo que quería la tarea a primera hora.

Llegó el bus y subió. Se sentía raro, incomodo, esa gente tenia aspecto de bichos. Se sentó solo hacia la mitad del bus, apartado de los demás, les repugnaba. Unos minutos mas tarde se detuvo a la ultima parada, vio abrirse la puerta y un chico entró. Louis se fijó en sus ojos verdes, eran bonitos pensó, su pelo le era familiar, no sabia de donde, se lo quedó mirando hasta que aquel chico le correspondió la mirada, haciendo que Louis la apartara de inmediato.

Se sintió avergonzado. ¿Y si ese chico pensó que el era otro rarito que se queda mirando a la gente? No iba a pasar. Cuando pensó que el chico ya estaba de espaldas aun caminando, se dio la vuelta y vio donde se sentó, era el. Era el aquel pelo rizado que estuvo viendo todo el día de ayer, el chico del autobús, el chico con el que se chocó y no se dio la vuelta para disculparse por las prisas. También supo que era el chico del aula 213, caminaban de la misma manera, Louis solía reconocer a las personas por sus andares.

I I

-¡Styles!- Harry escuchó su apellido, miró entre la multitud hasta que vio un chico rubio, era su amigo.

-¡Horan!- Al pequeñín le sintió bien que se acordara de el, realmente le encantaba la idea de ser su amigo.

-¿Que tal la vida Styles?- Preguntó el rubio.

Don't forget me LouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora