Goodbye Mr. A

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Las puertas del salón principal donde yacían sentados los miembros de la familia de Greed-ler, se abrieron de golpe y de par en par, dejando ver a una pareja de muchachos de rasgos casualmente similares tomados de la mano.

- Debes dejar de abrir así mis puertas.- Reprochó el millonario al oji-azul en voz baja.

- Le da más drama.- Se encogió de hombros del de camisa blanca y sombrero gris.

Los presentes los miraban extrañados, y una señora rubia fue la única en levantarse de su asiento, caminando lenta e incluso, intimidando al par de tortolos enamorados.

- ¿Greedy, cariño? ¿Qué es esto? ¿Por qué están tú y este poste de luz agarrados de la mano?- Preguntó claramente furiosa la vieja.

Greed se aclaró la garganta nervioso, y apretó el agarre de su mano con la de su amado.

- Mamá, tenemos que hablar.- Frunció el ceño, con el semblante más serio que jamás había visto en su vida Once.

La señora cuarentona alzó la cabeza, altanera, dando señal a que se sentara en la mesa con el resto.

Oncie miraba con atención al resto de la familia de Greed, jamás los había visto a todos juntos, si que eran todos despreciables, lo tenían grabado en la cara; parecía una junta de los fénomenos de un circo antes que una reunión familiar.

¿De dónde había sacado entonces el atractivo Greed?

Porque no se parecían en lo absoluto.

Fue entonces, que mientras el de pantalones rayados se perdía en el inmenso cúmulo de sus pensamientos llenos de odio y desagrado hacia la familia de su novio, el oji-verde soltó su mano y caminó hacia la mesa.

Y tan fugaz como lo es una estrella, las puertas se cerraron nuevamente frente a sus narices.

Iba a entrar, a abrir la puerta para poder estar con él, pero... por otro lado, si Greed había decidido solucionar las cosas él solo, Once-ler no podía hacer nada más que esperar.

El pecho le retumbaba debido a su corazón acelerado, y casi no podía respirar de la preocupación, pero tenía que confiar en él. Tenía que hacerlo, porque sin confianza no tenían nada, ya habían llegado tan lejos como para cometer un error tan grande como lo sería entrar a esa sala.

Se sentó afuera en el pasillo de paredes llenas de cuadros y piso de cerámica blanco, cabizbajo, temblando.

Por otro lado, adentro del salón parecía que el silencio y las miradas intensas y furiosas de toda su familia le arrancarían el corazón.

- Explícate.- Le dijo su madre igual de seria que él.

- Quiero que se vayan de mi fábrica ahora mismo.-

Y la vieja armó escándalo, incitando al resto a victimizarse igual que ella, y así el silencio incómodo y tenso se convirtió en un extraño desfile lleno de sollozos falsos y vacíos.

- ¡¿Cómo... puedes decir eso, Greedy?!- Y ahí iba de nuevo su ridículo intento de madre.

Y aunque sabía que era falso y que su familia no tenía sentimientos sinceros, se replanteaba darle una segunda oportunidad a cambiar.

- ¡Somos tu familia!- La señora teñida de rubio se acercó a él, empujando la mesa que los dividía y se colgó de el brazo de su hijo haciendo berrinche.
- Además, sabes que no eres nada sin nosotros.-

Olviden lo de la segunda oportunidad.

- Madre.- Se aclaró la garganta de nuevo, para apartarla gentilmente de sí mismo.
- Sin ofender, tu lógica es una basura. ¿Acaso sabes quién soy? Soy el hombre más importante del país. No necesito a familiares ni al amor falso que me dan.- Su ego se alzó por un momento, pero era necesario para bajarles los humos a su manipuladora familia.

La rabia corría por sus venas, quería echarse a llorar por haber fallado en ver las falencias en lo que él creía eran las personas que ahora que era millonario lo amaban.

Pero tal como él en un principio, estaban tras el dinero que gracias a lo que robó les había generado.

- ¡¿Y acaso el amor que te da ese idiota es verdadero?! Pobre de ti, pensé que eras más inteligente que esto Greedy.- Se limó las uñas de manera narcisista.
- Una vez que obtenga lo que quiera te va a dejar.-

¿Qué?

Las piernas le temblaron y se dejó caer sobre el asiento pensando sobre lo que había dicho.

Se supone que ya no debía dudar, se golpeó la cabeza desesperadamente en busca de que se fueran sus inseguridades, pensó que había finalmente superado eso, pero poco sabía que estaba apenas dando los primeros pasos para empezar el proceso mucho más grande y complejo que era amarse a sí mismo o amar a cualquier otra persona.

Pues amar era algo tan complejo, que no sabía por dónde empezar, y no sabía si corazón apenas recuperándose soportaría la intensidad que trae consigo amar.

Talvez aún no estaba listo.

- ¿Ves lo que digo?- Se acercó a acariciar su cara aún con la mirada perdida. - Después de todo mami siempre tiene razón.-

¿Qué tal si Oncie solo lo engañaba para echar a su familia y luego demandarlo y quedarse con todo?

Pero, ¿qué había de ese beso y caricias tan cálidas que le había dado hace tan poco y eran únicas en el mundo?

¿Y qué pasaba con esa sonrisa tan hermosa que de la noche a la mañana lo hizo enamorarse perdidamente de él?

Ya no sabía nada, siempre le dijeron que desconfiara, pero, ¿sería bueno hacerlo ahora de el amor de su vida o de su familia?

Y fue así que su plan de mandar a su familia lo más lejos que pudiera, se fue al caño.

Nada... de Goodbye Mr. A.

Nada de libertad.

Y la celda de su mente y alma antes abierta por el amor que le mostró Once-ler se cerró de nuevo.

Up To No Good - Oncest. [terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora