Worried About Ray

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Y al minuto en el qué se dio cuenta de que todo este tiempo en el que lo conoció mejor, terminó enamorándose de él. Todo cobró sentido.

Con sus muchos defectos, y pocas virtudes, Once-ler había encontrado en alguien tan caótico y triste como Greed a una persona que él sentía valía la pena.

Él había encontrado la perfección en dónde no la había, amando cada pequeño detalle de el millonario como si no hubiera mañana.

Se separaron del abrazo, y Oncie se dedicaba a limpiar las lágrimas del rostro contrario.

- Lo siento.- Murmuró Greed, orgulloso como de costumbre.

Oncie se dedicó a acariciar su rostro con suavidad mientras se miraban el uno al otro, tratando de descifrar la mente contraria, como si de un rompecabezas se tratase.

¿Por qué de repente su actitud había cambiado tanto? El ya de renombre empresario se rompía la cabeza buscando una respuesta. ¿Era por pena o dinero?

Y agarrando un poco de aire y agallas se dispuso a preguntarle.

- ¿Por qué sigues aquí?- Apartó la mirada del oji-azul, con expresión aparentemente seria.

- ¿Tiene que haber una razón?-

- Todo el mundo quiere algo.-

El campesino se negó a contestar  prefiriendo que él mismo se diera cuenta luego, y en su lugar le ayudó a levantarse del suelo.

Caminaron juntos a la cama del empresario, y se sentaron a la fila de la misma.

- Debes descansar.- Pronunció el oji-azul con una sonrisa cansada en su cara, pasaría la noche en vela para asegurarse que nada le pasara. Después de todo estaba empezando a preocuparse por él más de lo que hacía antes, y esta vez no lo ignoraría; todo sería diferente desde ahora.

Se hizo entonces la promesa de estar ahí incondicionalemente para Greed.

- No quiero.- Dijo frío como de costumbre, pero sus ojos aún seguían tristes, y eso a Oncie seguía sin gustarle, ¿cómo podría alegrar esos ojos verdes sin vida?

Se levantó y a paso apresurado dejó la habitación y se dirigió a la cocina, siendo seguido por el avaricioso el cuál se había llenado de curiosidad y al principio miedo, pensando que este sería el fin, que lo dejaría solo, que finalmente se había hartado de todo.

No sabía si estaba listo para estar solo de nuevo.

El de pijamas azules con conejos se había colocado el delantal, y había reunido los materiales para hacer sus ya típicos panqueques, pensando que podría animarlo un poco con eso.

- Insisto, ¿por qué sigues aquí? Pensé que querías dinero o sabotearme, pero no lo has hecho aún.-

- ¿Y eso es malo?- Le sonrió burlonamente, para luego sentarlo en una silla cualquiera y entregarle un plato con panqueques recién hechos con miel encima.

Greed lo miró confundido, pero solo recibió la indiferencia del contrario, así que se dedicó a comer junto al chico.

Y por más hermosa que fuera la escena, Oncie no paraba de preocuparse por el futuro: lo que este significaba para ambos y lo que traería consigo.

La verdad era esa, le preocupaba que en algún momento no pueda estar ahí.

El futuro, algo lejano pero que a la vez se encontraba a la vuelta de la esquina, y no quería dejarlo caer ahora que tenía certeza de qué era lo que sentía, talvez no fuera el más ferviente de los amores, pero sí que era un cariño profundo que sabía se convertiría en ese amor que tanto temía.

Y por más fuerte que se volviera lo que sentía, no se lo diría, porque el miedo al rechazo era más grande que su miedo al futuro incierto de ambos. Y no sólo eso, el medio ambiente parecía deteriorarse junto con el bienestar de Greed-ler, y eso también le preocupaba.

Continuaron comiendo, y charlando en la cocina por horas.

El sol que antes yacía oculto, empezaba a iluminar lo que podía del ya casi inexistente valle a través del humo de la fábrica. No era un paisaje bonito, ni romántico, pero tampoco podían hacer nada al respecto, ¿o si?

Después de todo, había que seguir haciendo Thneeds, porque aunque los Thneeds eran "ese fino algo que todo el mundo quiere y necesita", era en realidad el dinero el que hacia el mundo girar.

Ellos seguían hablando, para ambos el tiempo se había detenido por completo y eran simplemente dos chicos inmaduros tratando de conocerse el uno al otro, que creían estar atados por una cuerda invisible que los jalaba bruscamente hacia el futuro.

Y las inquietudes verdaderas del oji-verde salieron a la luz.

- No quiero seguir cortando árboles de Trúfula.- Confesó. - Soy el responsable de que el Valle esté muriendo.-

Y entonces el ambiente cambió.

- Pensé que si intentaba ser el empresario cruel no me importaría.- Continuó. - He intentado de todo, incluso replantar el bosque, más todo muere por mi fábrica. Creo que no soy tan malo como pensé.- Sonrió para no llorar.

Pero aunque sonreía, Oncie sabía que Greed seguía sufriendo, ¿cómo llevarse el dolor de alguien que sufre tanto?

Sabía a la perfección que las relaciones de ningún tipo son terapia, pero, si con su cariño podía sanarlo aunque sea un poco, con eso bastaba para él, con ver su sonrisa afilada en su cara pecosa eso bastaba. Con estar ahí para él, demostrándole su amor en pequeños y efímeros detalles que le alegraran un poco su vida tan estresante... Sería suficiente.

Y es que ya no importaba el Thneed, ni el dinero, solo quería apoyarlo en lo que necesitase, y si lo que necesitaba era arreglar todo el daño que había hecho y del cual se arrepentía... le ayudaría en ello, por más difícil que fuera.

Up To No Good - Oncest. [terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora