El joven con camisa de tirantes, cuyos ojos verdes eran brillantes como las mismas esmeraldas, caminaba dando vueltas por el pueblo en el que había nacido; preguntándose, si realmente el fracaso estaba en su genética como su familia le había dicho ya incontables veces; pues se negaba a aceptarlo, más de una vez pudo haberse dedicado a la profesión familiar, o incluso abrir una cafetería, pero...Él, tenía ambiciones más grandes.
Como ser millonario, no, mucho más que eso. Quería ser el tipo de hombre que todos idolatraran, pasar a ser historia y que el nombre de "Greed-ler" fuera recordado con honores. Que su historia como el "aquel joven humilde que logró cosas en la vida a costa de lo que la gente pensara" saliera en todas partes, y mostrar de una vez a su familia que podía ser útil para algo, y... al fin ser aceptado, tal y cómo era, con sus defectos y todo.
Quería ser todo lo que no era, y no le importaba a qué costo conseguirlo, incluso si tenía que pisotear a la gente para llegar a la cima.
Aunque en realidad, se estaría mintiendo a sí mismo, sabía muy en el fondo que era incapaz de mentir y ser ese tipo de persona.
"Greedy, cariño, tienes que entender que no eres quién estás destinado a ser, y nunca lo serás."
Recordó las palabras hirientes de su madre, y... talvez, si, solo talvez; su familia tenía razón, siempre la tenían, como cuando le advirtieron que coser siendo hombre le traería demasiados problemas.
Observaba el paisaje pacífico de aquel atardecer, suspirando, mientras se sentaba en la banqueta de una pequeña plaza. Pero la paz fue ciertamente efímera como todo en la vida.
Escuchó los lamentos de un muchacho a lo lejos, parecía estar hablando solo, pero no era lo único raro sobre él, compartían rasgos en común como la altura y el cabello negro, solo que aquel extraño que jamás había visto en su vida estaba cubierto de tomates y sin decir palabra alguna se sentó a su lado.
No cruzaron miradas, pues observó al oji-azul sollozar en silencio, no entendía qué sucedía pero quería consolarlo de alguna manera, así que volteó a mirar la cara llorosa del contrario y aunque dudó al principio, le preguntó:
- ¿Estás bien?- Le susurró, y el susodicho joven de chaleco plomo se limpió las lágrimas para verlo.
Sus ojos se vieron el uno al otro, y estuvieron así un momento, apreciando y memorizando la cara del contrario.
- No es nada, solo tuve un mal día, supongo.- Sonrió forzadamente hacia el contrario. - No pude vender mi invento, supongo que realmente nadie necesita un Thneed.- Susurró.
Y con eso, el oji-verde se percató de algo... su cara le parecía familiar a la vez que desconocido. Se preguntaba el qué, hasta que observó al de pantalones rayados levantarse.
- Lo siento, no quise molestar.-
Y así como se había sentado de repente junto a Greed, se fue; dejando atrás su dichoso invento, una especie de bufanda de color rosa a la que anteriormente había llamado por el nombre de Thneed.
Tomó la prenda entre sus manos, y la observó por un momento, parecía que su forma era adaptable para todo uso y la tela era sin dudas suave. No entendía como la gente pasaba de largo de esto, definitivamente lo hubiera comprado si se lo ofrecieran.
Y una idea llegó a su cabeza, con la velocidad en la el sol se desvaneció para dar lugar a la oscura noche.
Talvez, podría usar el sueño frustrado de alguien más y lucrar con él. Talvez... podía llegar a ser todo lo que no era, como ser el tipo al que todo mundo alabara a costas del dinero que produciría con la idea de alguien más.
Esta era una oportunidad que no podía dejar de lado, aquella que le otorgaría la aceptación de sus padres, pero de todos modos dudó. No podía simplemente robar la idea de otra persona, ¿o si?
Caminó sin rumbo alguno, no tenía dónde quedarse de todos modos, había huido de casa sin pensarlo dos veces.
Las estrellas se alzaron en el cielo oscuro únicamente iluminado por la luna, y observó al cielo con una sonrisa ciertamente desconcertante y hasta terrorífica.
Había llegado a una conclusión.
Si quería empezar a ser el hombre que estaba destinado a ser, debía empezar por dejar de ser cobarde y ser ese ser despreciable que su familia le dijo que era, sabía que sería un camino largo, pero estaba cansado de esperar que las cosas se revolieran mágicamente.
Tenía que empezar a tomar acciones, y este era el primer paso.
No negaría que lo que hacía era inmoral, pero, ¿qué tan malo podía ser? Pues le daría fama y popularidad al sueño abandonado de aquel triste extraño.
¿Qué mal haría?
Si solo era un servidor dispuesto a hacer crecer la economía y de paso sacar de la miseria a ese pueblo que pronto sería totalmente de su propiedad.
"Oh, pobre Greed, en tus venas corre la desgracia."
Pero él sabía, que se convertiría en rey.
Y no podía esperar que pasara.
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Up To No Good - Oncest. [terminada]
FanfictionOnce, en un intento de ser alguien en la vida, se embarca en un viaje para encontrar el material perfecto para su invento, y tras el profundo fracaso de intentar venderlo al público como suyo, su Thneed llega a manos de otro joven visionario y avari...