Normales nunca fuimos

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Capítulo 10

Normales nunca fuimos

Betsabé

Dorian sostenía una taza de café recién hecho en sus manos, analizando fijamente a Mateo, y con decir analizando me refiero a: intimidarlo con la mirada. Nosotros no tuvimos mucho tiempo juntos, maldita sea esta es la primera vez que estamos "relajados" en mi sala y ni siquiera está aquí por mí. Ya hechas las presentaciones iniciales, todos nos sumimos en un silencio un tanto incómodo, incluso Basil estaba callado, rodeando con su brazo a mi amigo de una forma demasiado bonita.

-Podrían dejar de matarme con sus mentes, soy de confianza ¿Saben?

-Descuida, una vez que sientan que el nuevo gato no quiere robarse su territorio se van a calmar-le susurré a sabiendas de que todos aquí podrían oírle de igual forma.

Mateo soltó una carcajada de pronto apoyando su mano sobre mi rodilla, lo que a su vez atrajo esa mirada en mi querido vampiro mojigato. Es decir, . Sin embargo, el punto fuerte de su atractivo es su personalidad, al menos eso fue lo que me atrajo instantáneamente cuando Asher nos presentó hace ya algún tiempo.

Sin embargo, no dijo nada ni hizo nada más allá de querer estrangularlo con la mirada, me gusta mucho Dorian y esa atracción/conexión que tenemos es increíble, pero sino hace algún tipo de movimiento pronto, voy a cansar de esperarlo. Quiero lo que tienen Asher y Basil, si bien apenas van comenzando, se demuestran de formas sutiles y muy dulces que hay algo entre ellos, que están para apoyarse mutuamente. En cambio, en mi caso no es así y no me gusta, es decir Asher y yo nos abrazamos más de seguido siendo amigos que todas las veces que Dorian si quiera me rozo el brazo en este tiempo. Creo que la última vez que lo besé fue cuando le revelé mi peculiar situación y de eso ya hacen varias semanas.

-Entonces ¿Conseguiste meterte en problemas antes de cumplir tu primer año de vampiresa? Diablos Bet, no sé cómo lo haces, pero me encanta-dijo entonces Mateo en burla, mientras le propinaba un ligero golpe en su brazo.

-En mi defensa no fue mi culpa, no dije ni hice nada en esa fiesta, literalmente podían confundirme con un maniquí.

-Y uno muy bonito, por cierto-añadió Mateo guiñándome un ojo divertido.

-Por supuesto que sí-concorde, estábamos jugando.

-La cuestión aquí es que la eligieron como presa, aun cuando ya la presenté como "mía"-comenzó a decir mi amigo pensativo- por si fuera poco mi familia esta enterada de nuestra aparición en la reunión de esos tipos.

-¿Saben lo de la marca?-cuestionó Basil

-No lo creo, habrían dicho algo-murmuré

-Y ellos si que no tienen reparos en señalarnos las cosas...

Basil entro a reír y tuvimos que contarle a los demás sobre nuestro inconveniente con la marca desaparecida, creo que mi oído izquierdo quedo dañado para siempre tras la estruendosa carcajada de nuestro amigo sumado con las risas en conjunto de todos. Incluso Dorian soltó una risita divertida, aunque para Asher y para mí no lo fue ni un poquito.

De todas formas, la conclusión general a la que llegamos es que tanto Mateo como Basil pueden cuidar de mi cuello en esa cacería mientras Asher finge desinterés y caza con más calma. Dorian por su parte tiene que quedarse a una buena distancia y solo acudir a mi si es muy necesario, todo esto porque ellos detectarían su olor en mí claro, y dicen no que son perros. Sin embargo, el pequeño detalle que se les escapa, es que Dorian no tiene y seguramente no tendrá ningún rastro mío a menos que haga un maldito movimiento. Es decir, no hemos tenido tiempo de formar lazos ni nada aún que los problemas se vienen sobre nosotros cual tsunami.

El sin razón del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora