Una boda roja

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Capítulo 2

Una boda roja

Betsabé

Después de que ambas firmas adornaban el papel frente a nosotros, el juez dijo las palabras y tuvimos un momento ridículamente emotivo (para mis familiares) pues si bien quería llorar era más de vergüenza por los votos que tuve que intercambiar con Asher. No quería ver a sus hermanos porque estos tenían la risa dibujada en el rostro, solo que intentaban disimularla, terribles actores por cierto, no los contrato ni de extras.

-Les presento al señor y la señora Garza-Sorní-dijo el juez y los aplausos no se hicieron esperar- estaría demás agregar que, ya pueden besarse.

Le sonreí sarcásticamente al juez, pero claro él no lo notó, o en su defecto lo ignoró. Para luego volverme por completo a mi nuevo esposo, Asher es todo un galán y no solo por el evidente hecho de que es guapísimo sino por su chispeante personalidad, el cabello castaño estaba peinado hacia un lado de forma que dejaba ver el contraste entre este, su piel ligeramente bronceada y esos ojos castaños abrasadores. Como muchas otras veces, rodee su cintura con mis brazos y él a la par tomaba mi rostro entre sus manos deteniéndose para compartir una profunda mirada antes de fundirnos en un beso suave, lento y ligeramente caliente.

No es la primera vez que nos besamos, demonios incluso hemos dormido juntos antes, eso último fue en el período que fuimos "novios de verdad", el cual no duró más de un año, pero nadie se enteró jamás de ello. Muy pocas cosas sabe nuestro entorno de nosotros, Asher podrá no ser el amor de mi vida, pero es mi complemento, mi otra mitad y no cambiaría eso por nada.

Cuando un ligero carraspeo se hizo mas que audible para el resto de nosotros, nos separamos presentando nuestra mejor actuación de una pareja enamorada, él no dejo de mirarme y yo no podía ocultar mi sonrisa burlona. El resto de la fiesta transcurrió con tranquilidad, siendo medio día todos aquí moríamos de hambre, ver a los miembros de catering traer la comida casi provocan que babee todo mi vestido. Nosotros, como nuevos esposos, compartíamos una mesa con mis padres y los padres de Asher, lo cual fue menos incómodo de lo que esperaba pero aún así no es el mejor escenario de mi vida.

-Sigue concentrada en la comida y se olvidarán de nosotros-me susurró con cierta burla Asher.

Le proporcioné un ligero codazo para luego añadir:

-Más te vale haber traído la petaca, no creo poder soportar hasta la tarde.

Una ligera risa se le escapo y no tarde en unirme, acercándome lo suficiente como para que deslizara la petaca en mi regazo. Todo el proceso de bajar mi copa y cargarla con el contenido de aquel envase fue un poco desastroso, pero al menos conseguí que mi madre no lo viera aunque no puedo decir lo mismo de mis suegros. Claro que ellos no dijeron nada, solo nos dieron una mirada curiosa y una sonrisa cómplice.

Ciertamente a ellos le gustaba como nos relacionábamos con Asher, es decir, esta bien que en estamos "enlazados" por algo que va más allá de nuestro entendimiento y sé muy bien que tuvimos mucha suerte de encontrarnos siendo tan jóvenes, no es una metáfora o algo así, realmente él me encontró cuando apenas y tenía unos días de haber nacido. Esto de las almas gemelas es muy importante para ellos, mucho más importante que lo que pintan para el resto de nosotros, siendo honesta aunque todavía no puedo sentir ese "tirón" que ellos sienten, si sé de que tipo de conexión hablan. Es más, esto es algo de lo que hablamos muchas veces con Asher, nosotros cuadramos casi a la perfección y digo casi por que claramente no hay "amor romántico" entre nosotros, sin embargo estamos más que bien así.

Entre risas y un par, bueno todo el contenido de esa petaca más unas copas de champagne, Asher se limitó a hacerme la segunda todo el rato, sin embargo apenas si pudo manejar la expresión de mi madre y mis tías al ver que llenaba mi copa cada dos por tres. Lamenté profundamente que mis nervios no me permitieran caer en la que prometía ser la mejor borrachera de mi existencia, la cual se quedó en mi lista de cosas por hacer momentáneamente.

El sin razón del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora