Capítulo 13: Hunter Lee

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Cuando la llamada finaliza, mis ojos buscan la ventana de mi habitación por la que suelo observar a Emma, y sin evitarlo, las alarmas se encienden en mi interior. No reparo en contemplaciones, y de forma rápida bajo las escaleras encaminándome hacia la puerta, me siento estúpido al ver la escena y no entiendo como no me di cuenta de las patrullas y las ambulancias que yacían en mi calle.

Ignorando las advertencias de mi hermana, salgo y camino hasta la pequeña multitud formada en el jardín delantero de la casa de Emma, y mi corazón se detiene al verla en una camilla siendo trasportada a una ambulancia. A su lado un oficial habla con un chico que nunca antes había visto, y unos metros detrás de ellos, un cuerpo es procesado por la morgue.

Mis pies se mueven solos en dirección al oficial, y en el transcurso observo el rostro de Emma, pálido, dormido... ¿Qué ocurrió?

─¡William! ─dicen, y en seguida sé que es Elena, pero no me detengo.

─William, para ─insiste.

─Oficial ─digo, una vez el hombre está frente a mi. Su mirada es severa. Sin poder evitarlo, recorro el rostro del muchacho que luce algo golpeado, y la pregunta queda en mi mente cuando el oficial habla.

─¿Es usted familiar de la señorita Emma Lauper?

Elena llega hasta nosotros como un rayo, y me regaña con la mirada.

─Soy amigo de la familia ─digo, ignorando las dagas que me está lanzando mi hermana ─Además de su jefe, sus padres no están y me han dejado a su cuidado, es menor de edad.

─Bien ─dice y no hace más preguntas ─necesito que vaya con ella en la ambulancia.

Todo pasa tan rápido, que no pienso en Elena y simplemente hago lo que dice. Sigo la camilla en la que va Emma hasta subir a la ambulancia, y una vez las puertas se han cerrado y empezamos a alejarnos del lugar, empiezo a sentirme un poco más tranquilo, aunque con muchas preguntas en la cabeza.

─¿Ella está bien? ─pregunto, y el auxiliar de la ambulancia me dedica una mirada apacible.

─Recibió un fuerte golpe en la cabeza, pero no parece ser nada grave, no se preocupe.

No creo que no pueda preocuparme, sobre todo al pensar que tal vez si hubiera accedido a regresar del trabajo con ella esto no hubiera sucedido, conociéndonos, hubiéramos decidido pasar un rato juntos, y ella hubiera estado segura conmigo.

De cualquier forma, su madre debe estar al tanto, y por lo que veo no han podido comunicarse aún con ella, así que debería encargarme yo.

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Narra Emma

No puedo abrir los ojos, no porque no quiera, sino porque sobre mis parpados, un tipo extraño de adhesivo se encuentra. Y mi garganta, terriblemente adolorida me impide hablar. Pequeños quejidos salen de mi, y debo exigirme no entrar en pánico. Las preguntas se aglomeran en mi cabeza y duele, ¿qué está ocurriendo? ¿Cómo llegué aquí?

─¡Doctor ella está despertando!

La voz de mi madre nunca se había sentido tan aliviadora, y es cuestión de segundos para sentir sus cálidas manos a mi alrededor, mientras los adhesivos son removidos con lentitud. Cuando finalmente puedo volver a ver, los reflectores blancos me aturden, pero reconozco el cabello claro de mamá en seguida y puedo respirar con calma. 

─¿Que ocurrió? ─digo, incorporándome en la incómoda camilla.

El doctor le dedica una mirada tranquilizadora a mi madre, y con mucha tranquilidad se acerca a mí. Su expresión no me gusta, y por alguna razón siento que ya lo he visto, pero no se en donde.

─Alguien entró a tu casa esta noche Emma, quisieron secuestrarte, o quizás algo peor, ¿tienes idea de quién pudo haber sido?

Mi ceño se frunce, mi madre me mira con los ojos llorosos y un escalofrío recorre mi espina dorsal, inquietándome. Sé lo que pasa por su mente, sé que esto está siendo demasiado para ella, aún así sigo sin comprender, ¿por qué él haría esto? Yo no le había dicho nada a nadie, y... 

¡Agh! Ni siquiera puedo recordar con claridad lo que ocurrió, y eso solo consigue frustrarme más. 

─Está bien, cariño ─responde mi madre tomando mi mano ─Ya pasó, está bien. ¿Puedo llevarla a casa, doctor?

El hombre, que sigue sin ser de mi agrado, asiente, y la placa con su nombre llama mi atención. Hunter Lee.

Con la afirmativa todo pasó demasiado rápido, excepto librarme de la insistencia de una enfermera para ser trasportada hasta la salida en una silla de ruedas. Sin embargo, había conseguido que se diera por vencida, y una vez en el pasillo del hospital, me sorprendí mucho al ver a William sentado en la sala de espera. Lucía agotado, llevaba el cabello un poco húmedo, como si se hubiera dado una ducha recientemente, de cualquier forma, ¿el está aquí por mi?

─William ─dijo mi madre, avanzando hasta él ─muchísimas gracias por esto, yo... 

Su voz se rompía, mientras hablaba, parecía encontrar las palabras adecuadas y no evité sentir nauseas al recordar el último mensaje que había dejado papá... Él no puede ser responsable de esto, ¿o sí? Es que no, no lo creo, ¿sería capaz de hacerme daño?

─No es nada, señora Lauper, somos vecinos y estamos para apoyarnos ─dijo, sonriendo con los labios apretados, para luego dirigir su mirada a mi. Había culpa en ellos, lo sabía. 

─Mami, quiero hablar con William un segundo, ¿puedo?

La mirada de mi mamá, aún desorbitada y llorosa se perdió en algún lugar del suelo, y fue cuestión de segundos para que Calvin apareciera, llevándola con él. Pronto Will y yo estábamos solos una vez más, aunque algo se sentía diferente.

─¿Estás bien, Emma? ─dijo, pero no parecía curioso, sino más bien preocupado. ─Te vi en esa camilla y yo... Lo lamento, no pude estar ahí.

─Pero qué dices, no tienes que pedirme perdón, nadie podía saber que algo así pasaría, ni si quiera yo, tampoco es como si conociera a mucha gente aquí.

─Lo sé, aunque es probable que luego de esto tengas un nuevo amigo ─dijo, y sus ojos parecieron transportarse a algún recuerdo ─Incluso él estuvo ahí.

¿Él? ¿A quién se refería? No recuerdo que nadie más haya estado ahí, al menos no alguien de los buenos.

─¿De quién hablas, Will?

─¡Emma! ─la voz de mi mamá me llamaba desde la salida.

─Lo siento, debo irme, gracias por preocuparte, aunque no debes.

Le di una sonrisa amable antes de empezar a caminar en dirección opuesta a él. Una parte de mi se siente más confundida que antes, pero tengo algo claro en la cabeza, y es que mi padre no va a volverme loca, ni a mi, ni a mi mamá, lo juro. 

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⏰ Última actualización: Jan 20, 2021 ⏰

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