Uncertainty

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Los ojos de Senku Ishigami se ensancharon en una expresión de completa consternación y sorpresa; era como sentir una asfixiante sensación de frustración que se acomodaba desde su estómago y ascendía con suma violencia hasta su garganta, acomodándose ahí mientras se juntaba la bilis en un arranque de desprecio puro. Su mirada buscó al responsable de que aquel secreto tan intimo fuese revelado, encontrándose con los ojos de Gen. Estaba lleno de emociones tan nuevas y abrumadoras que ni siquiera Senku sabía como gestionarlas; su mandíbula se tensó así como el puño que era apretado por Senku con fuerza. —Necesito que se calmen. —Mencionó el científico con una expresión de completa calma todo lo contrario a su mandíbula y puño tenso. Pero aunque quisiera reventarle la cara a Gen en un impulso completamente impropio e imprudente por parte de él, no podía. Era un líder y específicamente en ese momento no podía generar roses o tensiones entre los tripulantes del perseo. Esa era su condena constante, ser siempre la voz de la razón, interceder entre los momentos difíciles a pesar de que eso le costara a Senku la propia decisión de elegir. 

La eterna incongruencia entre el pensar, el sentir, el hacer y el decir. 

—Shiho ya me lo había dicho, yo lo sabía. —Encaró al mentalista mientras sus ojos se afilaban, a pesar de su expresión calmada era evidente que estaba molesto. —Si decidí que ella se quedara y también eligiera venir con nosotros a la travesía fue por que yo así lo consideré correcto. Asakura no es una amenaza, quién le correspondía hacernos saber a todos esta situación era ella, no tú. Y aunque fue por una buena acción, Gen, fue completamente innecesario. Ella nos lo iba a decir y explicar en un momento más adecuado. —Explicó el científico intentando calmar las angustias de la tripulación. Temía que algunos tomaran represalias en contra de Shiho, que la juzgaran antes de tiempo, que no pudiese hacer nada por que el destino del rechazo la arrastrada una vez más. Que sí bien, Senku no era su salvador, era un compañero que la protegería hasta donde ella le permitiera. 

Dejó escapar un suspiro profundo y miró al resto de la tripulación; tenían miedo, intriga, incertidumbre, era evidente. —Ella no es una amenaza, y lo saben. —Recalcó el científico en un gesto un poco más consternado. Deseaba que todos le creyeran pero ¿Cómo podrían hacerlo? Ella no estaba para desmentirlo. —Sé que tienen miedo, pero ella no es lo que los medios de esos años decían. En cuanto encontremos sus restos y la despetrifiquemos podrán hablar con ella y... —Se vio interrumpido abruptamente por Gen quién intervino de inmediato al escucharle hablar eso ultimo. 

—¿Qué? ¿Después de que dijera lo que pasó vas a seguir buscándola? Que tu consideres que no es una amenaza no significa que para el resto no lo sea, Senku. —Dijo con firmeza, la tensión creció de golpe en cuanto el mentalista hablo. «Contrólate, contrólate.» Se dijo a sí mismo Ishigami. 

—Basta, Gen. Ni siquiera sabes su versión... no puedes afirmar tal cosa. No hay certeza de nada. —Respondió el científico sin embargo estaba apretando de más la mandíbula para no decir algo que pudiese generar un conflicto más grande. Y no porque le tuviese consideración a Gen, sino por el resto de la tripulación. 

—¿Y cuando será certero? ¿Cuándo ataque a alguien de nuestros amigos? ¿Cuando, Senku? ¡Dímelo! —Gen estaba alterado; era evidente que él solo quería advertir al resto de una potencial asesina, cualquiera en su sano juicio lo haría; sobre todo si es que realmente te importa el resto de gente a quién aprecias, pero Senku ante la perspectiva de Gen estaba siendo completamente indiferente a esa potencial amenaza. Ciertamente el único que sabía sobre el pasado de Shiho era el científico y era evidente que Senku no hablaría de ello, eso significaría romper la confianza que ella le brindó. El solo hecho de traicionarla de tal manera era sin duda alguna impensable. 

—¡Basta! —Exclamó Senku aumentando la voz por un momento, al darse cuenta de ello volvió a tener compostura, todos quedaron completamente sorprendidos por ese acto y es que la realidad era que no podía permitir que creara esa clase de comentarios en contra de la pelirroja, no podía permitirlo. Lidiar todo el tiempo con el estrés y siempre tener una buena cara era evidentemente cansado, llevaba dos años asumiendo un rol qur ciertamente nunca quiso, se le fue impuesto en los hombros sin tener alguna opción y aunque aceptó llevar esa carga sobre sus hombros estaba en su punto limite.

Dopamine |  Dr. StoneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora