Dopamine | Dr. Stone

Ｇｒａｖｉｔａｔｉｏｎａｌ ｗａｖｅ

Parte I

No era un silencio incómodo, no recordaba la ultima vez que desayunó algo en regla, mucho menos el compartir mesa con alguien que genuinamente le gustase su compañía. Sintió las mejillas arder por lo que se concentró en terminar el plato con cereal que tenía en frente. Sus nervios no disminuían y poco ayudaba que el científico le estuviese viendo desde la silla contigua con una sonrisa suave pegada en sus labios. ¿Por qué demonios sentía que su corazón se aceleraba a niveles estratosféricos? Por poco y podía asegurar que era arritmia o un infarto. 

—¿Tengo... algo en el rostro? —Shiho se encogió de hombros, ocultándose en la cortina de hebras naranjas que cubría un poco su rostro. Era como si de forma inconsciente quisiera mantener una barrera entre él y ella. 

Senku sonrió divertido al verla tan nerviosa. Levantó las manos como si se rindiera. —No, para nada. Solo estoy disfrutando el momento. —Confesó. 

Pero no quedó ahí, se atrevió a romper la barrera que ella había colocado entre ambos. Con sus finos dedos acarició el cabello rojizo de la chica notando lo largo que lo tenía. Hizo un retroceso mental para recordar cual era su aspecto hace ya tantos años, y le generaba cierta calidez en el pecho saber que a pesar de que ambos ya eran adultos aquella esencia que le hizo voltear entre el caos aún se mantenía con ella. 

—¿Me permites? —Murmuró Ishigami mientras se ponía de pie detrás de ella. Shiho se quedó quieta mientras sentía como las diestras manos del científico comenzaban a desenredar su cabello de forma delicada. —Hubo un tiempo en el que mi cabello era demasiado largo y aprendí a peinarlo. Suika me enseñó. —Explicó comenzando a trenzar suavemente el cabello de fuego que en su momento le robó el sueño. 

—No pensé que te interesaran esas cosas... En esos años estabas muy ocupado en encontrar soluciones. —Mencionó con calma sin embargo no puedo evitar sentir de nueva cuenta ese nudo en el estómago. 

—Sí. Bueno, después de salvar al mundo uno tiene mucho tiempo libre después —Dijo después de un par de segundos en silencio con una sonrisa en sus labios. —Cierto, tenía una responsabilidad que me hizo sacrificar muchas cosas que realmente consideraba importantes. Creo que nunca me he arrepentido de nada en mi vida, pero específicamente de algo sí. 

—¿De qué te arrepentiste? —Shiho giró un poco su rostro para verle. 

—Perdí a la única persona con la que realmente me sentí yo mismo. —Expresó acariciando suavemente el cabello ajeno. Hábilmente trenzó su cabello hasta terminar en una trenza francesa. Agradecía en sus adentros no haber olvidado lo que la pequeña rubia le había enseñado. Colocó la misma sobre el hombro ajeno sin embargo observó su nuca unos segundos antes de hablar de nuevo. —Terminé. ¿Qué te parece? Mírate en el espejo. 

Senku seguía siendo un descuidado a la hora de hablar sobre sus sentimientos, pero había aprendido a evadirlos inconscientemente, incluso ahora lo hacía. Shiho no pudo evitar quedarse con la pregunta del millón en la lengua. ¿Quién era?

Se levantó de su asiento y fue directo al baño en donde observó el peinado. ¿En qué momento había cambiado tanto? 

—Se ve increíble. Aprendiste de la mejor, evidentemente. —Se asomó por la puerta encontrándose con el chico de frente. —Oh, perdón yo... —Desvió la mirada sin embargo el científico apretó los labios un momento sujetando la mano de ella con suavidad. Sus ojos carmín se posaron sobre los vendajes que protegían la herida. Herida que fue por su culpa. 

—No te lo pude decir anoche... pero te agradezco por salvarme. —Sus palabras eran sinceras, sobre todo porque sus ojos se habían encontrado con los ámbar de la chica. —Pero no puedo seguir fingiendo que nada pasó, Shiho. No puedes llegar a mi vida, después de tanto tiempo sin saber de ti y luego desvanecerte una vez más. No puedes. —Sonaba herido. La angustia de sus palabras era casi palpable.