Prefacio

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Prepetrificación.


En el colegio solían existir rumores de todos los tipos, algunos mencionaban una línea sanguínea entre ella y los yakuzas más peligrosos, o que era un fantasma devora almas que se hacía pasar por una inocente chica de preparatoria.

La paranoia humana era realmente contagiosa, pues sólo faltaron un par de palabrerías para que los estudiantes comenzaran a temerle a aquella joven silenciosa.

Escuché que le cortaron la lengua los yakuzas por desobedecer a una orden directa y por eso mismo no habla ni se comunica con nadie... — Dijo uno de los miembros del club de Ciencias.

Carajo, eso da mucho miedo... Que ni se me acerque esa maldita freak. — mencionó otro de forma hostil.

— Podrían dejar de hablar?, esto requiere concentración...—La voz irritada del líder del club de Ciencias se hizo presente de forma firme, pero con aquel toque socarron típico de él. — Además, es completamente improbable aquellas teorías que mencionan, los científicos no nos basamos en suposiciones, sino en hechos. —Explicó el ojirojo mientras vertia un líquido burbujeante a un contenedor; seguido de ello hubo una pequeña reacción química no esperada.

Había fallado rotundamente. Un error milimétrico causó un efecto adverso en el experimento causando que el líquido se tornara de un color completamente distinto.

—Empecemos de nuevo, pero ahora sí guarden silencio. —Sentenció Ishigami Senku seguido de una mirada penetrante para después sonreír de medio lado.

Senku era un chico sumamente centrado, aquel tema era irrelevante para él y no estaba realmente interesado en defender a alguien que ni conocía. Era lógico, no era probable que aquella chica fuese agredida por los Yakuzas, de lo contrario estaría en alguna clase especial o sencillamente no asistiría a un colegio por la presión social. ¿Un fantasma devora almas? ¿Existe alguna teoría más ridícula?

—No existe nada que la ciencia no pueda solucionar. —Murmuró con una media sonrisa dibujada en sus labios.

30 minutos antes de la primer petrificacion.

La puerta corrediza de aquel club se abrió abruptamente, en el umbral de la puerta se divisó la silueta de una joven delgada de rasgos finos.
Abrió sus labios para hablar sin embargo fue interrumpida por un chico sumamente ruidoso.

—¡Senku! ¡Hoy es el día en el que por fin le exprese mis sentimientos a Yuzuriha! —Exclamó con sumo entusiasmo mientras el líder del club le respondía con sorna. Sin lugar a dudas eran amigos de la infancia por la forma tan familiar con la que se hablaban.

Cuando terminaron de conversar, aquel chico ruidoso que respondía por el nombre de Taiju salió disparado en busca de su enamorada, dejando atrás a su amigo.

No fue hasta ese momento que entró de forma sigilosa dejando una lata de bebida energética en la mesa de Ishigami Senku.

—¿Uh? —El de ojos carmesí enarcó una ceja mientras en sus labios se dibujaba una media sonrisa. —¿A qué se debe este regalo? —

Hasta ese momento Senku se dio el tiempo de observar a la chica frente a él. Sus manos delgadas tenían bastantes heridas cubiertas de pequeñas cintas curativas, además de tener un par de vendajes que se asomaban por debajo de su suéter a la altura de su muñeca.
Desvío sus ojos carmín hacia los ámbar de la joven, sin duda lo que más llamaba su atención visualmente era su cabello intensamente naranja con destellos rojizos. Tenía sangre extranjera.

"Es la chica Yakuza, qué miedo" escuchó detrás de él, eso causó que ensanchara aún más su media sonrisa. Era hora de desmentir aquellos mitos en nombre de la ciencia. A Ishigami Senku le encantaban los retos.

La joven pelirroja observó los movimientos de Senku y sus expresiones, le causó curiosidad que este no le juzgara a partir de los rumores, pero no le sorprendió, después de todo es lo que una persona honesta haría, por mucho que escaseen en esta época.

—Tómalo como un intercambio. — Murmuró de forma suave y calmada. Todos a su alrededor se sorprendieron menos Senku, quien ya esperaba que aquel rumor de los Yakuzas y la lengua fuese únicamente un rumor originado por la paranoia. -—El club de mecatronica necesita un par de herramientas para efectuar un modelo a escala de un vehículo y solo el club de ciencias tiene esas herramientas. La bebida energética a cambio de la herramienta. Es un cambio equivalente... —Mencionó la joven con una sonrisa muy similar a la que tenía Senku. Daba la impresión que hasta cierto punto eran muy similares.

Senku escucho atentamente el trato que exigía la de ojos ámbar, era concreta y breve. Le agradaba.

—Muy bien, todas las herramientas que buscas están en aquel estante, puedes tomar las que gustes. —Explicó el rubio con cabello de puerro mientras tomaba la lata energética para beberla.

La joven se dirigió a donde le había mencionado, comenzó buscar rápidamente lo que le habían solicitado hasta tener todo completo. Una vez obtenido todo el material se dirigió a la salida del club mientras escuchaba un par de murmullos de los demás. Senku estaba recargado en el ventanal que daba hacia el patio del colegio sin embargo dirigió su mirada hacia la chica de cabello llamativo.

—Es curioso que estés en el club de mecatronica, no te ves del tipo de chica que le gusten esas cosas, "Hinokami"*-— Murmuró Senku mientras la contraria se limitaba a mirarlo sorprendida por la forma en la que le había llamado.

—Mi nombre es Shiho Asakura. —Dijo con una sonrisa amable, sin embargo si mirada penetrante se clavó en los ojos del rubio. —Solo sirvo como apoyo en el club de mecatronica, mi especialidad en realidad es... La astrofisica.—

Ambos científicos se quedaron observando, ella con una sonrisa triunfante mientras cruzaba el umbral de la puerta, al contrario de Senku quien sonreía satisfecho al verla alejarse.

No es que pensara que las demás personas fuesen inferior a él, después de todo la ciencia es un legado que debe ser transmitido a la mayor cantidad de gente, pero en ocasiones era una verdad irrefutable que desearía conversar con más personas que entendieran su lenguaje científico. Y que aquella chica Shiho le representaba un reto mental en ramas distintas de la ciencia causando una emoción exorbitante en el joven científico.

—Creo que comienzo a emocionarme.

*Hinokami significa cabello de fuego.

Dopamine |  Dr. StoneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora