5. Él era una estrella.

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A Seokjin le molestó un poco el no sorprenderse por encontrarse a Jungkook en medio de sus vacaciones.

Sí bien, no había salido de la ciudad como la mayor parte de estudiantes, tenía casi por seguro que el menor correría con sus maletas detrás de Yoongi y Taehyung en su dichoso viaje a Nueva Zelanda, después de todo, era sabido que ese trío era bastante unido.

Seokjin entonces comenzó a pensar lo contrario.

Inconscientemente tamborileó los dedos en la mesa de la poco concurrida cafetería donde se encontraba pasando el rato escribiendo en su computadora portátil. Ya que había decidido no viajar durante el verano, plasmar sus vagas ideas acerca de aquel tema que precisamente podría incluir a dos de sus tres amigos (si es que podía contar a Jungkook como uno), había sido la mejor distracción por casi siete días.

El pelirrojo no estaba solo, de hecho iba acompañado de otro hoobae que le pareció conocido por ya antes haberlo visto junto a Jungkook. Ambos estaban absortos en su conversación a pesar de que llevaban escasos minutos ahí, ni siquiera habían notado la presencia de Seokjin y él en cierto punto lo agradeció, no por ser mezquino, es sólo que quería concentrarse en el documento abierto de su portátil.

Así que bebió un largo sorbo de su café helado y estirando su cuello, dejó de mirar al par de chicos para continuar escribiendo la idea inconclusa que había surgido el día anterior tras recibir la primera fotografía por parte de Yoongi en donde se les podía notar una clara felicidad y quizás algo más. ¡Era tan interesante analizar las despreocupadas facciones en sus amigos!

La sutil pero llamativa risa del castaño chico que finalmente reconoció como Taehyun, lo obligó nuevamente a prestarles atención por un momento. Al parecer Jungkook disfrutaba hacer imitaciones de algo que Seokjin desconocía, pero los menores miraban entretenidos en el teléfono móvil color rojo de su... amigo.

Nuevamente se reprendió al percatarse de que quizás estaba mirando mucho a Jungkook como para ser consciente de que aquel aparato le pertenecía incluso si éste no solía usarlo a menudo cuando se encontraban en el campus o en casa de Yoongi.

Y ahí estaba nuevamente... ¿Cómo es que se había dado cuenta de esa acción? Es decir, él no podría recordar haber visto a Taehyung usando su móvil o no, porque sencillamente no lo miraba lo suficiente.

Exhaló casi dramáticamente y cerró un momento los ojos con tal de borrar de su mente la bonita sonrisa que Jungkook poseía y sin problemas había reconocido, incluso comentado a Yoongi con naturalidad. En ese momento, los dientecitos que asomaban adorablemente por sus labios eran una terrible distracción.

—No más, Kim Seokjin. –Murmuró a sí mismo, severamente. Buscó en su mochila el par de auriculares que normalmente ignoraba y por una vez estuvo sumamente agradecido de tener, los enchufó al ordenador y reprodujo una playlist que calmaría sus pensamientos en un instante.

Metal. Pesado metal.

Movió su cabeza un par de veces al ritmo de la canción y entonces continuó desplazando sus dedos a través del teclado. Él tenía muchas cosas que escribir y nada ni nadie colmaría su pacífica tarde de verano.

O al menos ese era su plan antes de sentir unos pesados brazos rodeando su cuello para finalmente tener cubiertos los ojos gracias a las suaves manos ajenas.
Incluso en esa posición, el rubio solamente pudo pensar en el contraste de las extremidades de Jungkook; aunque ya habían compartido abrazos descuidados algunas veces, en realidad nunca había sentido su piel contra la suya.

Para sumarle otro punto al ya de por sí extraño encuentro, Jungkook desinhibidamente retiró uno de los auriculares con su boca y de cómica manera saludó: —Jan.

¿Eso era legal?

Gentilmente se alejó de él mientras actuaba sorprendido, como si no hubiese estado echándole miraditas innumerables veces minutos atrás.
—Hey, JK... Yo- vaya. No esperaba verte aquí. Creí que habías dejado la ciudad.

El mencionado tomó asiento frente a él sin ser invitado, cosa que normalmente no le importaría a Seokjin, por supuesto que no, pero...
—Decidí quedarme. Hace tan sólo unos meses mis padres vinieron de visita, así que no vi razón para volver a Busan ahora mismo. –Entonces señaló la mesa junto a la puerta, donde su amigo lo esperaba sin dejar de beber su malteada, ajeno a las miradas sobre de él. —He venido con Taehyun. Recientemente descubrimos este lugar, él... somos amigos.

Pero Seokjin no entendía por qué le daba explicaciones. Le sonrió ligeramente, encogiendo sus hombros. —No tienes que aclarar nada, JK. –Se apresuró a decir cuando notó la complicación en la voz del menor. —Porque yo no tenga una larga lista de amigos, no significa que tú debas tener problemas sociales.

Jungkook asintió con descuido, casi perdido en sus pensamientos. —Lo siento.

—Tranquilo. Y, uh- ¿Se están divirtiendo? –Incluso si Seokjin no entendía mucho de pudor, sabía que lo mejor sería cambiar de tema.

—Ah. Sí. –Sonrió débilmente. —Le estaba mostrando algunos... –Se detuvo haciendo una mueca.

Interesado en saber la razón por la que estaban riendo antes, le brindó esta vez una sonrisa más sincera. —¿Algunos qué, JK?

Oprimió los labios y murmuró: —Cómics.

—¿Cómics? ¡Adoro los cómics!

Los ojos de Jungkook se expandieron. —¿En serio, hyung?

—Intentaré no parecer ofendido, Jeon Jungkook. –Los dos rieron. —Mi reputación no limita nada, te sorprendería.

—Ya lo creo, Jin hyung. –¿Había una promesa en sus palabras? —Con respecto a los cómics... quizás después nos veamos, me gustaría saber cuál es tu tipo. ¿Te gustaría?

Honestamente Seokjin habría preferido que no. Si él creyese en el destino, estaría seguro de que encontrarse con Jungkook tan constantemente no era coincidencia y había algo mucho más profundo detrás de todo eso, tan profundo como por ejemplo sus ansiadas ganas de tocar el impecable cabello color rojo.

Parecía tanto una bonita cereza.

—¿Hyung? Quiero decir, entenderé si estás ocupado o sencillamente no te apetece seguir viéndome la cara fuera de la escuela. –Bromeó Jungkook, en realidad temiendo que esa fuese la razón del repentino silencio de Seokjin.

—Jamás pensaría eso, JK. –Admitió, sin querer buscando la mirada inocente de Taehyun preguntándose porqué su amigo tardaba tanto. —Creo que te esperan.

Jungkook también miró en la misma dirección y contuvo un suspiro sabiendo que debía marcharse o de lo contrario Taehyun leería muchas más páginas de lo acordado y no podría evitar hacerle spoilers.
—Supongo que nos veremos después. –Dijo poniéndose de pie a regañadientes.

—¿Te parece el martes?

Y dicha proposición de hecho alarmó a ambos.
Jungkook no esperaba escuchar algo así por parte del distraído sunbae, y Seokjin tampoco podía creer que esa invitación había salido de su boca.

Sin embargo, era obvia la respuesta.
—¿En casa de Yoongi hyung?

—No podemos entrar ahí ahora mismo. –Rió.

—No dudes de mis capacidades, lindo hyung. –Y tras decir eso, finalmente volvió a la mesa que compartía con su amigo y compañero de clase.

Por supuesto que toda esa conversación se reprodujo una y otra vez en la mente de Jin durante la tarde. Escribir como maniático en su computadora era en realidad una tapadera para sopesar el llamativo sentimiento que había crecido en su pecho al ser llamado "lindo" por parte de otro hombre; uno menor que él, mejor amigo del a veces temible Yoongi y que tenía la presencia de la más brillante estrella que alguna vez podría llegar a descubrir.

Excusas para abrazar a Seokjin [jinkookjin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora