3. Mal uso de la psicología.

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Debía ser una broma.

Nada más ingresar a la casa de Yoongi, desde la mesa ubicada en el centro del comedor los recibían un par de estudiantes verdaderamente concentrados en libros, al grado de ni siquiera mirarlos y saludar.

—¿Qué hace él aquí? –Murmuró Jungkook sintiendo sus emociones protestar a la misma presencia a la que se había obligado a dejar de pensar.

—Los de cuarto año se metieron en una cosa de filantropía disfrazada ayudando a los de primero con sus pruebas finales y dándoles consejos... verás a un montón de ellos como perritos detrás de los más jóvenes lo que resta de la semana. Yoongi dice que están interesados porque en realidad beneficiará en sus notas finales. –Explicó Taehyung riendo antes de continuar degustando su lollipop tras dejarse caer en el sofá.

—De acuerdo, pero Yoongi hyung y ese tipo no comparten carrera, además podría jurar que alguien lo mencionó antes como un cerebrito o algo por el estilo.

—Ah, son de la misma facultad, por eso se asimilan sus actividades. Y con respecto a lo otro... Yoon mencionó que él sencillamente se ofreció a ayudar por gusto y tiempo libre. –Añadió con una mueca, mirando al susodicho al igual que Jungkook. —En un principio creí que era algo extraño, sin embargo Yoongi ha convivido con él algunos días y dice que es bastante normal.

—Yoongi hyung no lo ha mencionado. –Se vio diciendo en voz alta, aunque pronto se arrepintió teniendo en cuanta que obviamente Taehyung y Yoongi pasaban mucho más tiempo juntos del que quisieran admitir.

—Yo... lo dijo esta mañana. –Intentó excusarse sin mucha importancia.

—Claro.

—De todas maneras, ¿Cuál es el problema? Le diste un abrazo a otro hombre, un desconocido que seguramente ya habrá olvidado tu cara después de haber recibido decenas de ellos. Hobi hyung no para de hablar del triunfo que tuvo "el tipo raro de su clase".

Jungkook lo habría creído, y quizás desilusionado un poco también, pero Taehyung no era consciente de que el mismo sujeto rubio que estaba conversando tranquilamente con una guapa chica de primer año le había llamado "genio" y "JK" en una misma oración. ¡Y no estaba siendo sarcástico!

Pero era mejor que no lo supiera, seguramente muchos de sus pensamientos no tenían el mismo sentido fuera de su cabeza.

Yoongi uniéndoseles en la sala con expresión aliviada sólo avivó la curiosidad en Jungkook, sin embargo por una vez decidió guardar silencio y seguir la conversación entre sus amigos en cuanto el mayor se sentó, casualmente, junto a Taehyung.

—Te ves muy tranquilo, tú, el hombre más impaciente que conozco. ¿Dónde está tu chico de primero?

—Mi estudiante salió a comprar algo relacionado con su materia... –Habló lentamente el dueño de la casa, seguido de un suspiro dramático. —Han pasado cincuenta minutos.

Los dos menores no pudieron evitar no reír. Taehyung además acompañó el gesto con un ligero masaje en uno de los hombros de Yoongi, intentando compadecerlo. —Hyung... puedes llegar a ser intimidante para algunas personas.

El mencionado oprimió los labios pero no refutó, sencillamente se recargó en el respaldo del sofá y se dejó hacer. —Los más jóvenes buscan más que tutores; caras bonitas... como pueden comprobar. –Señaló con la mano al rubio alto que movía la boca sin parar y a la chica frente a él que parecía más concentrada en los labios ajenos abriéndose y cerrándose delicadamente antes que en las palabras saliendo por estos.

Taehyung levantó las cejas pero volvió su atención al chico a su lado. —No parece el mismo tipo de los abrazos gratis.

Y Jungkook no pudo evitar más preguntar eso que rondaba sin parar por su cabeza. —¿Cómo lo conociste, hyung? No es común que traigas a extraños a tu casa.

Yoongi chasqueó la lengua. —Nos asignaron a jóvenes de la misma clase, entonces sólo comenzamos a hablar y de la nada terminé proponiendo mi casa como lugar de estudio. –Agregó una negación de cabeza antes de continuar. —Malditos engreídos usando la psicología para obtener todo lo que quieren.

—No creo que eso funcione así, Yoonie. –Quiso creer el de cabello azul, pero el otro sólo se encogió de hombros.

—¡Míralo tú mismo! Está en mi casa un chico que ni siquiera conozco bien, fingiendo ser un genio para conseguir conquistas, aprovechando su popularidad del "famoso sunbae guapo de los abrazos gratis" que un montón de chicas murmuran en el campus totalmente arrepentidas de no haberse enterado antes para entregarse a sus brazos y, para terminar, que no necesita la maldita nota porque está completamente exento.

—Entonces supongo que no finge ser un genio.

—¿Quieres ponerte en mi lugar, Tae?

—Te agrada. –Concluyó Jungkook evitando una de esas discusiones raras en las que se involucraban siempre sus amigos. —A pesar de todo, él te agrada y por eso no lo has sacado de tu casa incluso si está flirteando con una chiquilla en tus narices.

Yoongi le devolvió la mirada al menor. —Touché.

—Quizá se trate de que es bueno haciendo amigos, hyung, no todo es acerca de la psicología. –Le hizo ver Jungkook, riendo levemente.

—Como sea. De una manera u otra yo he perdido a mi estudiante, pero Seokjin ha ganado una nota que no necesita y muy probablemente llevarse a la cama a una chica linda. ¡Vaya justicia!

Y el pelirrojo sopesó la expresión en el rostro de Taehyung ante lo dicho por el mayor, en lugar de eso, concentrándose en sus propios malestares internos recordándole que Yoongi podía tener razón y, el nombrado Seokjin, usase ese tipo de técnicas de sabelotodo para ganar números de chicas en montones.

Él no parecía ese tipo de hombres, pero después de todo Jungkook no lo conocía en lo absoluto.

Ya era bastante extraño haber coincidido otra vez, y en el lugar más inesperado de toda la ciudad; el hogar de Min Yoongi era tan sagrado como los sándwiches horneados del carrito ambulante del campus, tan sagrado como el pedestal en el que sus amigos se tenían "secretamente" el uno al otro, tan sagrado como el tono cereza en el cabello de Jungkook... y tan sagrado como el aroma a moras que no podía sacar de su cabeza.

Podría jurar que dicho olor llegó hasta sus sueños y él no podía ni creer que fuese posible soñar con aromas.

Seokjin debía tener una clase de imán, pues en cuanto Yoongi y Taehyung dejaron de prestarle atención, sus pies parecieron tomar el control de su cuerpo y lo dirigieron al comedor, deteniéndose únicamente hasta que estuvo detrás de la silla del rubio que en ningún momento notó su presencia.

La chica le dio una rápida mirada, mas nada parecía serle más interesante que un chico mayor dolorosamente lindo explicándole cosas que seguramente olvidaría en un par de horas.

Tragando saliva, borró toda clase de pensamientos malintencionados que abundaban en su interior y sus ojos se dirigieron al plato que descansaba en medio de la mesa con rebanadas de sandía fresca invitándolo a acercarse.

Por supuesto que prefería creer que una fruta lo estaba llamando y no la espalda llamativa que tenía a menos de un metro.

Entonces eliminó toda distancia y se inclinó sobre el rubio, posando una mano en uno de sus hombros mientras fingía no alcanzar el trozo de sandía que planeaba tomar.

Definitivamente dicho acto interrumpió toda concentración en Seokjin, que al girar la cabeza para mirar al responsable, casi da un saltito reconociendo perfectamente ese perfil ligeramente aniñado que no sólo le brindó una buena nota, sino que también una nueva idea desarrollándose con fluidez en las profundidades de su mente.

Aunque tenía sentido verlo por ahí, al fin y al cabo estaba en casa de uno de sus amigos.

Decidió carraspear y permanecer en su lugar retomando lentamente su explicación basada en el libro que sostenía, sin ser consciente de que Jungkook no soltaba su hombro y estaba tardando más de la cuenta tomando un simple trozo de sandía.

Para la chica era absurdo, sin embargo. ¿Es que acaso ninguno de los dos tipos frente a ella se daban cuenta de que había un espacio ridículamente grande a todo alrededor de la mesa que le permitiría al pelirrojo alcanzar la fruta sin problemas, evitando esa cómica cercanía entre ambos?

Excusas para abrazar a Seokjin [jinkookjin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora