11. Enigma del helado.

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Perdido. Se sentía perdido y algo patético, para ser honesto.

Mantenía la mirada desviada mientras pensaba en lo tonto que había sido por confiarse ante un concurso repleto de buenos actos. Haber intentado impresionar al chico lindo luego de haberse mantenido tan alejados cual desconocidos, no había resultado una grata táctica como retribución.

Sin embargo... Jin había pasado la noche en su piso, a su lado en el sofá, a veces apartando el cabello negro de su rostro y a veces masajeando su nuca, ofreciéndole un té caliente aun cuando no era su hogar y finalmente, quedándose dormido en una incómoda manera con tal de ser una suave almohada para Jungkook.

Todo aquello sin decir mayor palabra, lo cual el menor agradecía. No estaba listo para charlar acerca de su derrota contra Yoongi; uno de sus mejores amigos.

El teléfono móvil anunció una nueva llamada y automáticamente la ignoró a sabiendas de quién intentaba comunicarse. De ahí provenía el sentirse patético, pues se odiaba un poco por rechazar a Yoongi y Taehyung desde la noche anterior, todavía contrariado gracias a los celos por no haber obtenido un reconocimiento que iba a colocar encima del piano en el salón de su casa.

Gruñó. De no haber fallado esa simple nota...

—Compré helado. –Dijo Seokjin luego de entregarle la tarjeta llave, colocando el pote sobre la mesita de cristal en el centro del salón.

Por primera vez en veinticuatro horas, Jungkook soltó una risita genuina. Estiró sus brazos desperezándose mientras el rubio buscaba un par de cucharas en la cocina. —Jan... es mediodía y hace frío.

Pero al mencionado poco parecía importarle. Le entregó uno de los cubiertos y removió la tapa del helado, probándolo animadamente. —Qué bueno está. Lamento si no te gusta este sabor, según tu personalidad, supuse que eres de los que realmente no pelean por un sabor de helado.

Con gracia debido al comentario, Jungkook también saboreó el cremoso postre de cerezas. —Tienes razón, es bueno. Pero estoy algo ofendido porque hayas deducido algo así de mí.

—¿Me equivoqué?

Ambos se miraron y JK jugó con la cuchara en su boca, antes de responder un apenas audible: —No.

Seokjin sonrió, continuando con el helado. —Cuando decidí traértelo, pensé en los diálogos de los protagonistas de uno de mis libros favoritos. "The Rosie Project".

A Jungkook no se le hacía conocido aquel libro, pero ya se había leído un libreto gigante de una obra que pocos lograban encontrar interesante y lo había hecho sólo por Jin; escuchar la cita de un libro era mucho más llamativo antes de tener que hablar del suceso de la noche anterior, incluso si se encontraba atrasando algo que no se podía atrasar.
—Háblame de él.

Así Seokjin intentó explicar brevemente una analogía que no muchos lograban pillar, y es que en general aquel libro estaba repleto de enigmas psicológicos, dado que el autor planteaba un detallado síndrome de Asperger en su personaje principal.

Mediante ojos expresivos y palabras saliendo sin control, el mayor reveló una gran fascinación por dicho libro y Jungkook no sería quién para cortar la animada charla que, de una u otra manera, sabía estaba siendo servida como un tentempié antes de pasar al plato fuerte. Seokjin estaba tanteando terreno y también retrasando la pregunta más importante del evento de la noche anterior.

Con mirada cansada, Jungkook sonrió levemente, creyendo entender las creencias del personaje y por ende, las de Seokjin. —Bueno, Don se equivoca. Como Rosie, estoy seguro de poder lograr diferenciar cada sabor de helado sin tener que mirarlo. –Y cuando Jin iba a aportar algo más, lo interrumpió asintiendo con la cabeza. —Pero veo el punto, relájate. Todo es debido a las malas experiencias que tuvo Don con otras citas; eso no significa que por ley todo tenga que salir mal incluso si hay coincidencias. Por eso Rosie fue todo un enigma para él, supongo que su simpleza atravesó toda barrera y se terminó enamorando de ella.

Excusas para abrazar a Seokjin [jinkookjin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora