Un Refugio

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Estoy en el coche, con mi padre delante, conduciendo hacia la casa de mi abuela y con Lauren, a mi lado. Durante el tiempo que llevamos en el coche le he explicado a Lauren hacia donde vamos a refugiarnos de momento.

-Papá, ¿cuanto tiempo queda para llegar, más o menos?- le pregunté a mi padre, la impaciencia es uno de mis defectos.

-Una media hora más o menos. -me respondió mi padre.

-Vale papá, gracias.

Miré a Lauren, que llevaba un rato en silencio, parecía pensativa. Preferí no decir nada y que estuvieramos en silencio, todos necesitabamos reflexionar y afrontar todo lo que está pasando.

Pasados cuarenta minutos, llegamos. Todo estaba vacío, sin vida. No habia nadie. Solo se podian ver dos zombies a lo lejos dando vueltas. Los ignoramos y seguimos nuestro camino. Mi padre parecía bastante seguro, como si sintiera que lo que estaba haciendo era lo mejor para mantenernos a salvo, Lauren, en cambio, parecía insegura. Ibamos caminando, mirando a todos lados, porque en cualquier momento podia aparecer un grupo nombroso de zombies. Todos estabamos armados, mi padre llevaba un cuchillo que habia encontrado en la casa de Lauren, yo llevaba otro cuchillo, y Lauren llevaba una pistola, y la sabia usar perfectamente ya que iba siempre a cazar con su padre y le habia enseñado a usar armas. Estabamos a punto de llegar, afortunadamente no nos habiamos encontrado ningun zombie. Pero cuando ya nos quedaba muy poco, de repente Lauren gritó. Tenia un zombie justo detrás de ella, y le pegó un tiro, presa del pánico.

-¿Estás bien? -le pregunté, preocupada.

-Cre...creo que si. -repondió. Se le notaba el miedo que sentia.

-Ya estamos llegando. -dijo mi padre, intentando tranquilizarnos.

Estabamos en la calle de la casa de mi abuela cuando de repente, un numero muy nombroso de zombies se dirigian hacia nosotros. Fuimos corriendo hacia la casa y mi padre la abrió y entramos muy rápidamente. Al rato de entrar los zombies empiezan a aporrear la puerta.

-¡Mierda! Habrán oido el tiro. -dijo mi padre.

-Lo siento mucho de verdad yo... -Lauren no pudo terminar la frase.

-¿Donde está la abuela? -dije muy preocupada temiendo que le hubiera pasado algo.

De repente en el exterior de la casa se oyen tiros, bastantes tiros.

-¿Que es eso? -dije extrañada.

-Voy a asomarme. -afirmó mi padre.

Antes de que mi padre llegue a hacerlo, se oyen los golpes de los zombies paran, y se escuchan otro tipo de golpes como de...¿vivos?

-¡Eh! ¡Abrid la puerta ya podéis salir! -exclamó un hombre, que estaba fuera de la casa.

Mi padre se dirigió a abrir la puerta. Cuando abrió, pude ver a tres hombres.

-¡Hey! Hola, ¿Como os va? -dijo uno de los hombres. -Mi nombre es Peter.

-¿Quienes sois? -preguntó mi padre, bastante sorprendido.

-¿Que quienes somos? Podrias mostrar mas agradecimiento, os hemos salvado el culo. -dijo el hombre que habia al lado de Peter.

-Perdonadle, está un poco...nervioso. -dijo Peter, intentando excusar a su compañero.

Peter no era muy alto, pero era muy muy fuerte. Iba muy bien armado con varios cuchillos y dos armas de fuego. Tenia el pelo castaño oscuro, un poco largo y los ojos color miel. Tenia la piel morena y un tatuaje que le cubria gran parte del brazo derecho.

-Si si lo que tu digas. Me llamo Robert. -dijo el hombre que en principio parecia bastante estúpido.

Robert era bastante alto, también iba bien armado. Era fuerte aunque ni la mitad que Peter. No era muy moreno de piel pero tampoco era pálido. Tenia el pelo castaño claro y unos ojos grisáceos preciosos. En mi opinión, era bastante guapo. El único que me pareció guapo de los tres.

-Yo soy Eric, encantado. -Parecia bastante tímido.

El era alto, no muy fuerte. Tenia la piel muy clara y tenia los ojos marrón oscuro y el pelo también.

Luego nos presentamos mi padre, Lauren y yo.

-¿Quereis venir con nosotros? Tenemos un campamento, allí, en esa montaña. -dijo Eric, el chico tímido.

Parecian los tres bastante jóvenes, ninguno de ellos debia pasar de los treinta y cinco años.

-¿Un campamento? -preguntó mi padre, con curiosidad

-Sí, allí estariais a salvo, somos muchos más a parte de nosotros tres. -dijo Eric, convenvido de que seria un buen sitio para nosotros.

De repente, el impertinente de Robert soltó una carcajada.

-Enserio tio eres un cabrón, haciendoles creer que es un sitio mejor. -dijo Robert casi recuperandose de la risa que le habia dado que Eric nos ofreciera ir a su campanento. Yo no entendia nada así que decidí intervenir.

-Seguro que es mejor que estar aquí nosotros tres solos. -le dije.

-Me la suda niñata de catorce años. Mira yo os he avisado, luego no vengas llorando, porque una vez vengais al campamento, ya no podreis salir. -dijo serio.

-Mira para empezar, tengo dieciséis años y no soy ninguna niñata. Y además, ¿Porque iba a querer irme del campamento si allí estoy a salvo? -le dije intentando no ponerme nerviosa.

-Porque...

-Bueno, vosotros decidiis, ¿Quereis venir o no?-dijo Peter, interrumpiendo a Robert.

-Yo creo que es lo mejor. -dije, dirigiendome a mi padre.

-Yo pienso lo mismo. ¿Tu que crees Lauren? -dijo mi padre.

-Por mi bien. -dijo Lauren. Parecia que no le apetecia mucho hablar, estaba muy seria.

-Bueno pues, cuando queráis. Solo tenéis que seguirnos. -dijo Peter.

Pasamos al lado de los montones de zombies que se habian cargado esos tipos misteriosos y, ahi estaba mi abuela. E immediatamente me puse a llorar. Esa imagen de mi abuela convertida en un muerto viviente y tirada ahi, muerta, y su cabeza atravesada por una bala, no se me olvidará jamás.

-Cariño, Emma, ¿Que ocurre? -me preguntó mi padre, preocupado.

-La abuela. -dije señalandola.

Entonces mi padre cerró los ojos bien fuerte, intentando que no se le escapara ninguna lágrima, pero, sin éxito. Los dos nos abrazamos mientras yo lloraba desconsoladamente. Los cuatro se nos quedaron mirando, yo me sentí un poco incómoda, así que me aparté delicadamente de mi padre, y le dije al oido que siguieramos, que teniamos que ir al campamento donde, por fin, estariamos a salvo.

El principio del finDonde viven las historias. Descúbrelo ahora