Nueva regla

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Sigo parada. No puedo creer lo que acabo de oir. ¿Matar a su padre? ¿Enserio? Vale que es una mala persona, que se cree con derecho de controlarnos a todos y tal, pero matarlo me parece excesivo.

-Yo...no voy a matar a nadie. -le dije con miedo.

Se empezó a reir.

-¿Te lo has creido? Que era una broma, tonta. -dijo Jason mientras se acercaba a mi, y me ponia la mano en el hombro y empezaba a acariciarlo.

-Uff...me habias asustado. -dije aliviada, aunque una parte de mi me decia que no habia sido una broma, que de verdad queria que le ayudara a matar a su padre, pero preferí creerle.

-Tu si que me hubieras asustado a mi si me hubieras dicho que si. -dijo Jason, sonriendo.

-Yo nunca he matado a nadie. Ni a un zombie, me dan miedo. -dije con un poco de vergüenza, así que aparté la mirada y agaché la cabeza, temía que me dijera algo por no haber matado nunca a un zombie desde que todo esto empezó.

-Yo tampoco he matado a ninguna persona viva, no soy asi. -dijo mientras intentaba buscar mi mirada otra vez - Pero si que he matado zombies, muchos. Si quieres te enseño y así coges confianza.

-¿Para que me va a servir? Si no puedo coger un arma ni salir del campamento. -le dije.

-¡A la mierda las reglas de mi padre! A partir de ahora, en este campamento hay una nueva regla: ni tu, ni yo obedecemos a mi padre. -dijo Jason mientras me cogia de la mano.

-Pero si se enfada yo... -dije no del todo convencida de esa nueva regla que nos podria traer problemas.

-Te aseguro que cuando yo me enfado soy mucho peor que mi padre. -dijo Jason.

-Eso ha sonado un poco a amenaza, Jason... -dije con tono pícaro.

-Oh Emma, no sabes cuanto... -dijo con el mismo tono pícaro.

De pronto, se hizo un silencio muy sugerente entre los dos. Nos fuimos acercando cada vez más, estabamos tan cerca que mi pecho rozaba con el suyo. Cuando de repente, Jason se separó delicadamente y decidió hablar.

-Ven, quiero darte algo. -dijo mientras me cogia de la mano.

-Lo que quieras. -dije mientras le guiñaba un ojo.

Fuimos juntos hacia donde él queria llevarme hasta que se paró, y ví lo que era. Era donde estaban guardadas las armas de todo tipo,estaban situadas como en una especie de cabaña, encima de una gran mesa.

-No puedes ir sin armas. No puedo permitirlo. -dijo mirandome fijamente a los ojos.

-Pero... -me paré un momento, recordé la nueva regla de no hacer caso a las reglas de William.

-¿Pero que?

-Nada nada. ¿Que quieres darme? -le pregunté con curiosidad.

-Este cuchillo. Cógelo. -dijo mientras me lo daba.

-Gracias. Aunque no creo que vaya a usarlo. Le tengo mucho miedo a los zombies, y además, te tengo a ti para defenderme ¿no? -dije mientras le sonreia.

-¿Solo soy eso para ti? ¿Un guardaespaldas? -dijo queriendo que dijera lo que él queria oir.

-¡Claro que no! Eres mi amigo. -dije.

-¿Un amigo? -dijo sorprendido.

-Un buen amigo.

-¿Tu haces esto con tus amigos? -dijo mientras se mordia el labio sensualmente.

-¿El que? -dije sin entenderlo.

De repente, se acercó, y vi que se juntaba más y más a mi hasta que cerré los ojos y me dejé llevar. Nuestros labios se fusionaron en un bonito y apasionante beso. Mi lengua entró en contacto con la suya y, fue muy excitante. El me acariciaba mi mejilla mientras yo tiraba suavemente de su pelo. De repente el paró de besarme para acercarse a mi oido.

-¿Es la primera vez que besas a un chico? -preguntó.

-No, es la segunda. ¿Porque? ¿Lo he hecho mal?

-Lo haces increiblemente bien. -dijo susurrandome sensualmente al oido, eso me excitó aun más.

-¿Has oido eso? -dije preocupada.

De repente escuchamos unos gruñidos procedentes de fuera de la cabaña. Jason se apartó de mi, para salir a fuera a asomarse.

-Solo son tres zombies. Tranquila. Los mato rápido. -dijo sonriendome para que no me preocupara.

Me quedé allí esperando a que matara a los zombies, pero solo mató a dos, parecia que disfrutaba haciéndolo.

-Este te lo dejo para ti, para que practiques y pierdas el miedo. -dijo Jason.

-Yo...no puedo porfavor hazlo tu. -dije mientras el zombie se acercaba hacia mi.

-Venga Emma, tu puedes.

-Por favor no. -dije asustada. El zombie estaba acercando demasiado. Casi lo tenia delante. Cuando se acercó un poco más le clavé el cuchillo que me había dado Jason en medio de su cabeza. Fue asqueroso. Muy asqueroso y desagradable.

-¿Ves como podias hacerlo? -dijo Jason, parecia contento.

-Déjame, no entiendo porque me has obligado a hacerlo. -dije un poco enfadada.

-Para que pierdas tu miedo.

-Mi miedo no es asunto tuyo. -dije sin mirarle a la cara.

-No te entiendo. ¿Ahora te has enfadado? -dijo sorprendido.

-Déjame, me voy con los demás. -dije mientras me iba.

-No, no te vas. -dijo mientras me sujetaba fuerte del brazo.

-¡Para bestia! ¡Me haces daño! -dije gritando.

-No grites. Cálmate. -dijo Jason.

-¿No entiendes que lo he hecho por ti? -dijo mirandome fijamente a los ojos.

-¿No entiendes que yo no queria matar a nadie? -dije mientras se me escapaba una lágrima.

-Pero no era una persona viva Emma, era un zombie y queria matarte. -dijo mientras me quitaba la lágrima que habia caido por mi mejilla.

-Me da igual ahora no estoy bien quiero irme.

-No te enfades Emma. ¿Le dirás algo a los demás? -dijo mientras me soltaba el brazo.

-Puede.

-¿Si o no? -dijo con un tono un poco preocupado.

-No. No se lo diré a nadie si eso es lo que te preocupa. -dije enfadada ya que parecia que eso era lo único que le importaba de todo esto.

-Me preocupas tú, Emma.

-Pues no lo parece. -dije en tono de reproche.

-¿Porque dices eso?

-Porque si te hubieras preocupado por mi hubieras matado tú al zombie, sin poner en riesgo mi vida. ¿Que hubiera pasado si no me hubiera atrevido a matarlo, eh? -dije alterada mientras revivia de nuevo la escena que estaba contando.

-Pues que te hubiera ayudado a matarlo. -dijo como si lo que decia fuese obvio.

-Pues ojalá lo hubieras hecho. Toma el cuchillo, tu padre se enfadará si lo ve. -dije mientras se lo daba.

-¿No te acuerdas de la nueva norma? -dijo intentando que dejara de estar así de enfadada.

-Si, me acuerdo pero es que no se yo... -no sabia que decir. Mi enfado se fue yendo, ya que con esa frase me habia recordado a cuando estábamos cogidos de la mano y recordar ese momento solo me producia unas ganas irrefrenables de volver a besarlo, pero no lo haré, no es el momento.

-¿Tú que, Emma? -dijo mientras se iba acercando peligrosamente a mi, estaba tan cerca...

-Yo...no quiero discutir. -fue lo único que se me ocurrió decir, ya que la otra alternativa, era besarlo.

-Ni yo tampoco. -dijo mientras me acariciaba suavemente la mejilla. Yo incliné ligeramente la cabeza hacia el lado que me estaba acariciando, para poder sentirlo aún más.

Entonces se acercó más a mi y me empezó a besar. Mi cabeza me decia que no debia hacerlo, que parara. Pero mis labios estaban totalmente entregados a los suyos, era imposible separarlos.

El principio del finDonde viven las historias. Descúbrelo ahora