Capítulo 15

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Made of glass.

Nébula dormía sintiendo la suavidad del negro pelaje de Natch, el felino se había quedado dormido en los brazos de su ama y poco después ella quedó dormida también.
La brisa fresca de la mañana entró por la ventana a la silenciosa habitación, poco a poco Natch abrió los ojos despertando a Nébula.

-Buenos días, pequeño- Le saludó la princesa al momento que este comenzaba con sus ronroneos matutinos.

Nébula se levantó para ir a preparar el té, en cuanto salió de su habitación las notas del piano comenzaron a sonar en forma de canción. Ella sonrió.

Dentro de su alcoba descansaba Clare, un extraño sueño atormentó su noche, por lo que apenas había podido dormitar, no tardó mucho en abrir sus ojos, cuando lo hizo miró la palma de su mano derecha una vez más. La sangre no brotaba más de ella, lucía como si fuera a sanar muy pronto, supuso que el corte en las manos de Jency y Nébula naturalmente ya habían sanado, y aunque habían pasado varias horas desde que se selló el pacto, empuñar su mano todavía dolía.

Con calma salió de la cama, mantenía su mano relajada, se alistó tras el biombo para más tarde salir de su habitación: definitivamente algo había cambiado, se sentía más liviana, como si ya no fuera una extraña más en esa casa, más la sensación de añoranza a su hogar naturalmente no desaparecía.

La tetera estaba lista, Nébula había preparado un muffin de moras, el aroma de la cocina daba un toque más hogareño al ambiente.

-Buen día- Saludó Clare y tomó asiento.
-Buen día- Respondió Nébula con su natural dulzura- ¿Cómo te sientes?

-Bien, mi mano está mejor, gracias- Contestó Clare algo tímida, el dolor pasaría pronto, no le dio más importancia.

Apurados bajaron por las escaleras los gemelos, la sesión musical que ya no era sorpresa de Jency había concluido, al parecer el pacto los había conectado aún más.

-Buen día- dijeron a la vez- Jency deslizó el asiento para ayudarle a su hermana a sentarse, después el se sentó cerca de Nébula.

Llegando casi desapercibida apareció Aura y detrás de ella caminaba Jean.

-Buen día, jóvenes- habló Jean con un tono carismático.

En la sala de estar, se encontraba Siren tendida sobre el sofá, sus largas piernas y pecho eran cubiertas por su largo cabello claro con matices azulados, dormía tranquila, más aparentemente su respiración sonaba como un silbido difícil de ignorar, Jean se levantó de su asiento y caminó con sigilo hacia la mujer.

Al sentir su presencia Siren abrió los ojos.

-¿Te encuentras bien, mademoiselle?- El joven mago hatisbó en la mirada de la doncella con ligera preocupación.
- Supongo que sí- Sus palabras eran claras, sin embargo su voz sonaba algo cansada, tras contemplar por un par de segundos su imagen tendida en aquel mueble de la casa, Jean comprendió que pese al efecto de su magia, Siren estuvo fuera de su hábitat más de lo habitual.

Nebula se acercó con una suave pieza del pastel que horneó esa mañana y se lo ofreció amablemente a Siren.
-¿Tienes hambre?- Le preguntó sin retirar el platito de porcelana.

Siren simplemente lo tomó- Gracias- dijo de forma dulce y lacónica.
Sus pupilas se dilataron en cuanto percibió el dulce sabor de las moras en aquel postre, su rostro se iluminó de asombro.

-Nunca había probado algo como esto- el brillo en su mirar le hacía ver como una niña pequeña.

-Es pastel de moras- Convino Nébula con una sonrisa y tomó el plató vacío.

SECRET PARADISE ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora