Capítulo 2

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"Nothing really Is
what it seems to be".

Los habitantes se Livius Village terminaban ya las actividades matutinas, estaba oscureciendo. Clare Horvat había salido de la escuela, tras una mañana poco tranquila esquivando tumultos y un día desagradable escondida en el sanitario, rodeada de oscuridad.

No pretendía volver a casa todavía, faltaban un par de horas para el toque de queda, su único deseo en ese momento era ir a su calle preferida a leer a solas bajo un árbol frondoso o un brillante farol. Sostenía su libro favorito entre sus brazos, prestando únicamente atención en su objetivo, más quedaba absorta, su mirada fija en el camino sin mayor concentración, avanzando solo de manera "mecánica".

Uno de sus pasos entorpeció haciéndola tropezar, todo gracias a una piedrecita en el camino, el impacto la sacó de sus pensamientos; había soltado el libro que tanto mantenía junto a su pecho y este estaba apunto de caer con las páginas expuestas a un pequeño charco.

-¡No!- Estiró los brazos por impulso y cerró los ojos, no logró frenar su caída, más evitó que las hojas perfumadas tocaran el charco.

Clare estaba en el suelo, cayó por el tropiezo, sin embargo cuando abrió los ojos fue grande su sorpresa al ver qué el libro flotaba a centímetros del agua sucia.

No soltó el libro hasta que pudo sujetarlo con las manos, sintió alivio, hubiera sido una pena arruinarlo, era de sus lecturas favoritas.

Cuando se incorporó la sensación de que estaba siendo observada la recorrió, Clare miró a su alrededor, no había nadie con ella, avanzó unos pasos más ignorando todo, convenciéndose que se trataba únicamente de su imaginación. Pero no pudo hacerlo mucho, una mano delgada la tomó por el hombro inesperadamente.

-¡¿Pero qué?!- Exclamó asustada.

-Oh lo lamento señorita- El hombre que la seguía se disculpó quitándose el sombrero- ¡Soy el mayor cazador de talentos de estas tierras!, Vincent van Liddell.

No importando la elegante presentación del caballero, Clare no tenía la mínima intención de entablar una charla con él, era un desconocido, y lo peor de todo, el desconocido que la estaba observando hacía pocos minutos.
Clare permaneció seria, se limitó a estrechar la mano de aquél extraño.

-No hay de qué preocuparse jovencita, paseaba a mis perros por aquí ¡cuando casualmente vi algo que dejó hipnotizados a mis ojos!- La desconfianza cubrió a Clare de inmediato, pero mantuvo la calma.

- ¿Y que desea?- preguntó amable y sin bajar la guardia.

-He visto lo que haces, el mago más famoso de este lugar trabaja para mí, ¡y debo decir que lo que tú haces es superior al acto que él es capaz de ofrecer!

No había duda alguna, el misterioso señor van Liddell había visto a Clare usando sus habilidades, esas que tanto le habían arruinado la existencia haciéndola cuestionarse "porque no era normal", "¿porqué no podía serlo?"

-Lo siento- respondió la joven escondiendo su brillante mirada entre sus rojizos cabellos- No puedo aceptar tal propuesta, sería dejar a mi familia y todo lo que tengo...Seguramente usted va por todo el mundo ofreciendo su espectáculo.

Clare estaba lista para correr en cualquier momento, no toleraba más la presión, estaba siendo consumida, aquel hombre era realmente aterrador, y lo peor: estaba anocheciendo, faltaba poco para el toque de queda y ella no había vuelto a casa.

-¡Para nada señorita!, Será una experiencia única, tendrá todo lo que desee, incluyendo la compañía de su familia si es el caso- Van Liddell alzó la mirada y la clavó en los ojos color ámbar de Clare.

Sin pensarlo dos veces, la pelirroja dio un paso en reversa y giró velozmente para huir de aquel sitio.

El supuesto cazador de talentos esbozó una peculiar sonrisa.

-Traiganla- Ordenó al momento que soltó las correa de los canes, mismos que corrieron tras la joven que huía.

Clare corría con toda la fuerza que tenía en las piernas, los faroles encendidos iluminaban el rumbo que seguía, los perros estaban por alcanzarla, miró atrás aterrada, ahora lo entendía "por eso habían desaparecido los otros chicos".

"¿Y sí ya no seguían con vida?"- pensó.

Reparó mientras corría en que aún llevaba en brazos su libro favorito, ese precioso ejemplar de pasta forrada de un brillante azúl rey; Sin detenerse arrojó el pesado libro contra los perros haciéndolos chillar, uno de ellos quedó atrás pero los otros dos siguieron la persecución.

No había donde esconderse, solo casas con puertas cerradas, faroles apunto de apagarse y bancas bajo los árboles, el toque de queda ya se había pasado, Clare estaba desesperada, con la respiración agitada logró pasar esa calle solitaria al punto de terminar corriendo sobre simple tierra sin adoquines, se acercaba al bosque prohibido...

Logró divisar la reja semiabierta y maltratada que separaba al bosque del resto de la villa. Nunca antes un letrero viejo y oxidado con la frase "Peligroso:prohibido el paso" le había interesado tan poco.

La lluvia que recién comenzaba a caer dificultaba más alejarse de los animales, uno de los canes estaba por atraparla por el tobillo de una mordida.

Un movimiento en falso por parte de la joven al intentar propinar una patada al perro la hizo resbalar, la súbita caída la hizo rodar hasta penetrar en otra reja que quedó sellada tras el impacto de su cuerpo.

Con la enorme reja separándola de los canes estos no pudieron alcanzarla, ladraban sin cesar ansiosos por atraparla, no obstante, fue inútil.

Los salvajes ladridos podían ser escuchando al interior de la mansión, lo que alertó a sus moradores.

-¿Ladridos?,¡No puede ser!- Exclamó Maxine corriendo a la ventana.

-La última vez que hubo perros en las entrañas de Noros Village fue a causa del cazador- Recordó Jency en voz alta.

-¡Tengo que salir a ver qué sucede!, Si mi oído no me falla...son los mismos perros que estuvieron aquí la última vez.

-¿Y si son lobos?- Inquirió la joven de rubia cabellera.

-No, no suenan como lobos- Nébula se esfumó hasta la puerta, la lluvia caía cada vez con mayor estrépito, la joven salió de la mansión, los perros se estaban rindiendo: Fuertes relámpagos surgieron oportunamente asustandolos, y con inquietantes chillidos corrieron de vuelta a buscar a su amo.

- Él...ha vuelto- Nébula sintió un terrible escalofrío golpearle en el pecho. Clare yacía a sus pies sucia y empapada, con la mirada perdida, a punto de cerrar los ojos, apenas pudo distinguir la distorsionada figura de la joven vampiro que salió en su auxilio.

- ¡Nébula!- Los gemelos corrieron hacia ella, Jency le había llevado una manta, pero Nébula se negó a cubrirse con ella, en su lugar cubrió el inconsciente cuerpo de Clare.

SECRET PARADISE ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora