Capítulo 10

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"Your weakness Is my strength"

Van Liddell tomó la correa de sus perros, al salir de la oficina del alcalde, estaba dispuesto a buscar ayuda en otra parte, sin embargo debía ser hábil al elegir un "nuevo asistente", Vokheart parecía la clase de persona sin escrúpulos a quien se puede manipular, más demostró que era un tonto egocéntrico, intentar manipularlo definitivamente no sería divertido.

El hombre avanzó acompañado de sus fieles mascotas, su mente trabajaba rápidamente en posibles alternativas para solucionar su problema, hasta que a lo lejos divisó a un joven que podría serle de gran ayuda.

De la botica salió un chico pálido, delgado, tan delgado que sus pómulos se marcaban en su rostro, sus ojeras eran notorias y sus clavículas lucían exageradas. Una vez que estuvo fuera, el muchacho de desoladora apariencia miró con detenimiento el frasco que tenía en la mano, había puesto toda su esperanza a que esas pastillas le ayudaran en algo, pues la etiqueta decía "ansiolíticos".

Así era, siempre refugiándose en ellos, en casa ya disponía de un frasco de "antidepresivos", los cuales, según él, eran sus únicos amigos.

Van Liddell avanzó en dirección opuesta al joven con la intención de llamar su atención una vez que sus caminos se cruzaran.

-Muchacho- Dijo el alto hombre al delgado chico tomando uno de sus hombros.

-¿Señor?- Dijo sutil y nervioso. Su rostro lucía apagado, su gesto avisaba de cansancio y posiblemente el desinterés era un factor que predominaba en su actitud.

-Me parece que eres la persona ideal para un favor que necesito- Van Liddell hablaba con seguridad, intentando ser lo suficientemente "confiable" a los ojos del joven desconocido.

-¿Qué puede querer usted de mí?- Esa respuesta de desgano le dio a Van Liddell una gran idea.

-Pues, verás, estoy buscando un asistente que quiera trabajar para mí, ¡junto al mejor mago de todos los tiempos!, la recompensa es increíble: dinero, diversión, ¡todo lo que desees!- Van Liddell miró al chico con una perversa sonrisa, esperando una respuesta afirmativa por parte de este.

El jovencito sentía interés en ello, más su sentimiento de desgano le arrebataba la motivación, miró a Van Liddell quien se acercó a él rodeándolo con un brszo.

-Sí vienes conmigo tu vida cambiará por completo, ya no necesitarás esto- Le quitó el frasco de pastillas mientras pronunciaba aquellas palabras de forma muy persuasiva.

La mirada del menor se iluminó un poco, contrastando con ese aura tan triste que le envolvía.

-Sí aceptas con todo gusto te llevaré conmigo- Van Liddell sonrió de manera muy amigable- Pero...necesito un favor, ¿Podrías hacerlo por mí amigo mío?

-Se...seguro...pero, ¿Qué necesita?

-No es algo tan complicado, solo quiero que me ayudes a encontrar a una persona especial que se perdió en el bosque- Explicó el hombre sin borrar la sonrisa de su rostro, su mirada se tornaba sospechosa eventualmente.

Van Liddell le mostró al joven la fotografía que se encontraba adherida a una de las paredes de la botica, el rostro de Clare, claramente plasmado en esa imagen hizo que el corazón de aquel jovencito se acelerara de inmediato, la reconoció.

-Clare...-Susurró llamando la atención de Van Liddell.

-Veo que la conoces, ¡seguramente es amiga tuya!, Ella desapareció, pero la conocí antes y estoy seguro de que ella disfrutará entrando en mi espectáculo, ¡ve por ella muchacho, convéncela de venir con nosotros! No se arrepentirá en absoluto.

El chico no dudó demasiado, le resultaba un hombre misterioso y algo abrumador con quién mantenía su conversación, pero definitivamente le interesaba, quería formar parte de algo, sentirse vivo, no había algo que lo hiciera más feliz que pensar en cumplir ese sueño y más si podría ver a Clare de nuevo.

-¡Acepto!- Su determinación sorprendió a Van Liddell, más la respuesta afirmativa era exactamente lo que esperaba.

-¡Excelente!- Respondió el hombre posando su mirada en los ojos del escuálido joven- Dime tu nombre jovencito- Esbozó una arcana sonrisa.

-Matthew, señor...-Respondió el muchacho.

-Un placer conocerte, Matt - El señor Van Liddell sonrió una vez más, su imponente mirada color azul se hizo de convicción, sus planes resultarían.

Cuando Matt prestó más atención a lo que sucedía a su al rededor, reparó en la ausencia del hombre con el que había hablado por varios minutos, sintió como si en un parpadeo se hubiera desvanecido con el aire. Matt miró a sus manos notando que otra vez sostenía en ellas su frasco, no pudo evitar sentir alivio, más pensó que pronto dejaría de necesitar esos medicamentos.

El joven emprendió su camino de vuelta a casa, donde sabía, esperaría a solas el anochecer y el amanecer, teniendo la esperanza de que sus sueños se cumplirían.

Caminando por las calles de Livius Village se encontró con la casa de Clare, no pudo evitarlo y corrió hacia ella invadido por la curiosidad pues las ventanas estaban abrieras de par en par.

La señora Hovart estaba en casa, Matt se acercó sigiloso a la ventana, ahí vió a la mujer, llevaba el cabello atado con un listón y aunque lucía rastros de tristeza su mirada se apreciaba llena de tranquilidad.

Matt tocó la ventana para llamar la atención de la mujer, quien volteó su mirada de inmediato encontrándose con él.

-¡Matt!- Exclamó la señora Hovart, sabía que el chico conocía a su hija, por lo que sonrió ante su inesperada visita.

-Buenas tardes, señora Hovart, ¿H-a sabido algo de Clare?

-No la he vuelto a ver- la mujer dudó en decirlo por un momento, pero pensó de inmediato que no era malo compartirlo- Recibí una carta de ella hace poco.

Eso suprimia toda duda en Matt, Van Liddell no mentía.

-Ya veo- Matt esbozó una sonrisa, todo saldría de acuerdo al plan.

SECRET PARADISE ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora