Capítulo 16

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"hell..."



En el reino había oscuridad dominante, entraba poca luz al palacio y por fuera las tierras lucían  en ruinas.

La guerra seguía, aunque más silenciosa que antes, detellaban sus últimas llamaradas, faltaba el golpe final.

-Todo será historia en poco tiempo, si usted gana nadie le quitará la corona- habló Mefisto en medio de las sombras.

-No hay alternativa más que vencerlos, perder la corona no es lo realmente preocupante- dijo Aluqua sutilmente, con vibra melancólica.

-Es por el humano... si los enemigos ganan, él será asesinado- Respondió el demonio con frialdad más no con indiferencia.

Aluqua giró hacía él dándole una triste mirada, asintiendo lentamente.

Mefisto salió de la habitación en silenció, Aluqua esperó a escuchar sus pasos alejarse, se acercó a la ventana y miró el bosque nublado en color rojo y algunas llamas de fuego apagándose lento. Mefisto ya se había alejado lo suficiente, quedaba solo el eco de la soledad, la reina se apresuró a la puerta y salió en dirección a los calabozos.

Andadores fríos, apenas alumbrados por velas negras derritiéndose y viejas antorchas casi consumidas. Era un lugar lúgubre, entradas cerradas con rejas de sólido hierro se hacían visibles: Aluqua bajó por unas pequeñas escaleras, que la llevaron a la celda más alejada, ahí se encontraba sentado con la mirada fija al piso y en completo silencio, un joven delgado de cabellos castaños, era el humano que mencionó Mefisto momentos atrás.

La guerra había durado casi toda la infancia de su hermana menor, Nébula, por 100 años, Aluqua mantuvo vivo a su amor en una mazmorra, alimentado por sangre de Ángeles que le han dado vida y juventud todos estos años, ella se negaba a dejarlo ir, no quería perderlo, pero se rehusó a matarlo por eso lo mantuvo oculto, vivo bajo un hechizo.

De haberlo matado, el conflicto de su reino no habría seguido, pero su corazón estaría hasta estos días, sumido en la pena y la culpa.

-¡Volviste!- fue lo primero que dijo él al notar la presencia de la bella y sobrenatural mujer.

-Siempre vuelvo, todo está por terminar, cuando eso suceda, te voy a liberar.

Cualquiera hubiese creído a Aluqua una egoísta, que mantiene encerrado a quien dice ser objeto de su amor, para mantenerlo a su lado... pero, en realidad, mantenerlo en el calabozo era la única manera de mantenerlo a salvo de los demonios que iniciaron la rebelión, si Aluqua no lo asesinaba, ellos lo harían, así que ella anunció que mejor castigo que la muerte era ser privado de la libertad, plan que había funcionado por un tiempo, hasta que su consejera, Astaroth la traicionó declarándole la guerra.

Poco tiempo después, Aluqua se alejó de los calabozos, odiando la sensación de caos que la perseguía. Nébula había crecido lejos de su familia, Aura, ya más grande de edad, ahora está con ella, gracias al temor que se sembró en el reino y llegó como una amenaza al ángel Hazniel, padre de Aura.

Mefisto hizo una reverencia, antes de alejarse del trono de Lilith. Aluqua entró repentinamente en la sala.

- Lamento la demora- Dijo ella haciendo una reverencia.

-Estabas con el humano, ¿Cierto?- preguntó la reina girando lentamente su cabeza hacía su hija.

-Sí, pronto podré dejarlo ir...- Habló Aluqua en voz baja.

-Sí el Duque deja de apoyar a Astaroth y acepta mi nuevo trato este conflicto se habrá discipado por completo.

Astharot había hecho un trato con el Duque prometido de Aluqua, pues era evidente que la descendiente al trono más alto del reino no planeaba ceder su mano, pero si el trato se rompía, el ejército enemigo perdería fuerza y los reyes podrían desterrar a los verdaderos traidores, para liberar al humano.

SECRET PARADISE ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora