III.

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El crujir de varios huesos al quebrarse...

Gritos desgarradores...

El olor a sangre fresca intensificandose...

Y de repente, no hubo más gritos ni llantos, sólo silencio... Un sepulcral silencio...

Observó a su alrededor, y como si un balde de agua fría cayera sobre él,  recobró su lado racional.
El miedo lo invadió al igual que unas fuertes náuseas.
Justo como esa vez, pero con la diferencia de que en esta ocasión él era el responsable de dicho escenario.

Despertó completamente exaltado, con la respiración irregular y con la fuerte sensación de que debía escapar, mas al levantarse bruscamente una fuerte punzada lo obligó a retractarse, el ardor que recorria su torso se intensificó haciéndolo apretar los dientes con fuerza para no gritar.
Una vez más el característico olor a hierro de la sangre inundó sus fosas nasales, pero esta vez en menor intensidad y... Definitivamente no era un sueño. Además de que al parecer el aroma emanaba de él mismo. Así lo descubrió al observar su caja torácica y parte de su abdomen completamente cubiertos de vendas con algunas (varias) manchas de sangre seca (en su mayoría).

Esperó entonces a qué el dolor disminuyera, centrando su atención sobre el techo de arenisca sobre si y... Entonces cayó en cuenta de qué no conocía aquel sitio, eso lo alarmó y por instinto intentó levantarse nuevamente. Una mala idea la cual no sólo su consciencia se encargó de hacerle notar.

-Deberías dejar de hacer eso chaval... Solo te estas lastimando - Una voz desconocida llegó a sus felpudas orejas, haciéndolo respingar.

-¿Quién... Quién eres? ¿Dónde coño estoy?

-Eh, esa boca - Lo regañó el mismo individuo, quien salió de lo que parecía ser un cuarto de baño poniéndose finalmente en su campo visual

-Tú... - Masculló apenas verlo; un hombre de tez trigueña clara, musculatura evidente, cabello negro azabache respingado y... Orbes violetas.
Ojos que en su vida lograría olvidar.

-Uh ¿así que me reconoces? - Preguntó con cierto deje de sorpresa, el contrario asintió quedamente - Ya... No esperaba eso, la verdad - Admitió encogiendose de hombros

-Yo... ¿Por qué estoy aquí?

El azabache divago un poco antes de responder - Te encontré herido... En el bosque

Rubius frunció su ceño ligeramente - ¿Y por qué decidiste ayudarme? ¿Lo haces para entregarme después? - Hizo una pausa - O quizá tu formas parte de ellos y quieres desquitarte por la forma en que me porte en el pasado ¿no?

-No seas tontito... - Vegetta rodó los ojos - Sólo te debía una ¿si? No hay otro motivo en específico para que decidiera traerte aquí, deberías estar agradecido

El híbrido apretó sus labios - Ya... Seguramente

-Si no fuera por mí, ahora mismo estarías muerto chaval

-Nada me asegura que esto no sea una especie de trampa - Gruñó el menor - Debería irme ahora

-Inténtalo - Respondió cruzandose de brazos, expectante a la terquedad del híbrido.

Rubius intentó por segunda ocasión levantarse, apretando la zona lastimada en el proceso como si eso pudiera disminuir el dolor y ardor que le provocaba. Sin embargo su rostro delataba todo el esfuerzo que estaba realizando y en algún momento un fuerte pinchazo lo hizo caer de rodillas al suelo.
-Coño... - Masculló con los dientes apretados

Una vez más el azabache rodó los ojos - Esa boca...

-Calla, joder - Se quejó el contrario

Viéndolo tan vulnerable, a Vegetta no le quedó de otra más que acercarse. Así tras soltar un sonoro suspiro se puso a la altura del híbrido
-Venga ya, deja de ser tan orgulloso... No vas a llegar a ningún lado con esa herida - Dijo a la par que hacía el ademán de ayudarle a levantarse

𝕊𝕖𝕥𝕥𝕝𝕖𝕕 𝕕𝕖𝕓𝕥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora