IX.

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Una vez internado en el frondoso bosque el oso grizzly se detuvo bruscamente cayendo en cuenta de que ni siquiera sabía hacia dónde debía dirigirse. Afortunadamente, y gracias a sus sentidos animales, pudo percibir el aroma de sangre y pólvora que el hombre desconocido, quien llegó previamente a la isla flotante, portaba. No dudó en seguir dicho rastro, llegando hasta los límites del bosque al pie de una colina donde, desde su posición, alcanzaba a vislumbrar unas extensas escalinatas de piedra hasta la cima. Supuso entonces que se trataba de la propiedad de alguien (Del tal Luzu, probablemente).

Apenas tuvo un par de minutos para mirar el lugar cuando el característico sonido de espadas blandiéndose llegó a sus oídos junto a un par de voces cuya charla resultaba incomprensible a tal distancia.

Se movió entonces hasta la parte inferior de lo que parecía ser un acantilado donde sólo le bastó ver pequeñas piedras caer para entender que aquella riña suscitaba al borde del mismo.

Esta vez estando a menor distancia y con el oído agudizado logró escuchar claramente a los involucrados... Identificar la voz de Guillermo como uno de ellos sólo le hizo sentir aun más ansioso; evidentemente el albino estaba en problemas.

En la parte superior mientras tanto; Un hombre de cabello azabache, barba y ojos marrones acorralaba en el borde a cierto peliblanco.

Willy apretó los labios al darse cuenta que el suelo a sus espaldas se había terminado. - Siempre supe que no eras de fiar, Álvarez... - Espetó con desagrado.

Los labios del contrario se curvaron en una sonrisa socarrona. - Y me lo dices tú, Guillermo... Tu descaro me sigue pareciendo sorprendente - Siseó

- ¿De qué hablas? - Inquirió, el contrario soltó una sarcástica carcajada.

- Por favor... Te la pasas provocando el caos en el pueblo, poniendo minas junto a Fargan en todos lados, explotando cultivos, engañando a la gente... No eres quien para juzgarme Guillermo Díaz - Hizo una pausa - O mejor dicho, líder de la hermandad oscura

Los ojos del menor se abrieron sorprendidos. - ¿Cómo...? - Su pregunta fue interrumpida por un sorpresivo ataque por parte del moreno, lo cual le hizo perder su arma en el proceso.

- Tú fuiste el primero en traicionar al pueblo, Guillermo... Aliandote con las personas equivocadas - Soltó con desdén

- Creí que Fargan era tu amigo...

- No me refiero a él - Refutó, el albino lo miró confundido. - Los rapitori ¿Te suenan?

Willy tragó pesado. - ¿De dónde los...?

- Digamos que tengo un asunto pendiente con ellos - Tarareó - No por las mismas razones que tú, claro, y no te imaginas lo decepcionado que estoy de que estén involucrados con sujetos así

- ¿Y por eso te aliaste con Lolito? ¿Ese es tu gran plan para llegar a ellos? - Preguntó con ironía - Tracionaste a Luzu ¿No te importa eso?

Los músculos del pelinegro se tensaron junto al agarre que ejercía sobre su espada; elevó esta en dirección al contrario haciéndolo retroceder hasta apenas poder mantener el equilibrio al borde del acantilado.

- Claro que me importa Luzu... Pero él escogió el bando equivocado - Gruñó - Siempre viendo por otros antes que por si mismo, es tan bueno que terminaran haciéndole daño

- Tú ya le has hecho daño, Raúl...

- Él no debía interponerse - Siseó - Debía estar de mi lado... Y en cambio, decidió protegerte a ti

Willy vio en su reacción la oportunidad de hacerle bajar la guardia así que optó por seguir con sus hirientes comentarios. - Lo conozco desde hace más tiempo que tú. Luzu, Vegetta y yo somos amigos desde que llegó al pueblo... Es obvio hacia quien iría su lealtad, hacia su verdadera familia - Recalcó

𝕊𝕖𝕥𝕥𝕝𝕖𝕕 𝕕𝕖𝕓𝕥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora