IV.

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En la planta superior, Rubius detuvo sus movimientos al percibir, gracias a sus sensibles oídos, el golpeteo constante sobre alguna superficie rocosa y unos gritos acompañándolos. Por alguna razón la voz le resultaba muy familiar así que se mantuvo quieto varios segundos procesandola, hasta que dentro de su mente algo hizo conexión; Claro que conocía al dueño de aquella voz y eso... Lo hizo comenzar a sentirse ansioso.
Apresuró entonces su tarea de cambiarse los vendajes con el claro objetivo de escapar y así evitar ser descubierto. Mas al caer en cuenta de que desconocía completamente el lugar donde se encontraba, y sumándole el hecho de que la herida le dolía horrores, terminó resignado a quedarse en aquella habitación, sin tener otra opción más que pedirle a los dioses qué el hombre de ojos violetas no le hubiese tendido una trampa.

Vegetta mientras tanto se quedó con la mente totalmente en blanco, y aunque una parte de él sabía que corría el riesgo de ser descubierto por atender a su visita, sus pies comenzaron a moverse automáticamente al no poder ignorarle.
En cuando llegó a su muralla y dejó que está se abriera, descubrió que la vista frente a él era peor de lo que esperaba.

-¡Vegetta! - La persona recién llegada no tardó en abalanzarse al interior de la propiedad, bajo la aterrada mirada amatista.

-¡Willy! ¡¿Pero qué te ha pasado, chaval?! ¿Estás bien? ¡¿Dónde leches te habías metido?! - La preocupación en la voz del azabache fue evidente con cada palabra que soltaba. Y es que el ojimorado llevaba días sin tener noticia alguna del menor, por lo que verlo con las ropas sucias, el rostro demacrado y algo herido, lo dejo completamente exaltado.

-Tranquilo Vegetta, estoy bien... - Respondió alejando las manos del contrario que recorrían instintivamente su rostro en busca de alguna lesión de gravedad - Es una larga historia lo que me pasó, pero por ahora tengo algo más importante que preguntarte - Espetó atrayendo toda la atención del mayor.

La seriedad en la voz del albino le trajo nuevamente un mal presentimiento al azabache, quien desde un principio imaginó lo peor al escuchar los insistentes golpes en su muralla, pensando que tal vez venían por el híbrido que había rescatado días atrás. Mas cuando escuchó los gritos de su amigo, supo de inmediato que algo andaba mal con este, y pese a que el hecho de que Willy lo descubriera escondiendo a un híbrido podía traerle problemas, no iba a ignorar su llamado.

Al ver que el azabache no respondía, Willy continuó con su pregunta - ¿Has... Tenido alguna noticia de Alex o Fargan en estos días?

La expresión de Vegetta pasó de una confundida a una preocupada - ¿Cómo? ¿No estaban contigo? - El albino negó haciendo que todas las esperanzas a las que se había aferrado el mayor de que sus amigos estuvieran juntos durante los días que no supo de ellos, desaparecieran.

-No los he visto desde la última redada que hubo en el pueblo cuando... Intentaron llevarse a Fargan - Explicó el menor con una mueca en el rostro.

El de ojos violetas chasqueó la lengua - Ya... Me suponía que habían intentado algo así - Admitió con algo de pesar en su voz - Necesito que me cuentes todo lo que pasó, Willy

-Lo haré...

-Pero primero debes cambiarte esa ropa y limpiarte las heridas - Demandó con voz autoritaria, a lo que al contrario no le quedó más que asentir.
Fue entonces que ambos hombres comenzaron su andar hacia el interior de la mansión del moreno, subiendo por las escaleras en completo silencio. Willy conocía bien la casa de su amigo, así que no dudó en acercarse a la que tenía entendido era la habitación de invitados donde solía ir en una situación como esa, y hubiera abierto la puerta del cuarto de no ser porque la repentina voz de Vegetta lo detuvo.
-¡Espera! ¡No entres ahí!

𝕊𝕖𝕥𝕥𝕝𝕖𝕕 𝕕𝕖𝕓𝕥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora