𝙀𝙇 𝘾𝙃𝙄𝘾𝙊 𝘿𝙀 𝘾𝘼𝘽𝙀𝙇𝙇𝙊 𝘿𝙊𝙍𝘼𝘿𝙊 ─ jooнyυĸ

𝘾𝙃𝘼𝙋𝙏𝙀𝙍 • 𝙏𝙒𝙀𝙉𝙏𝙔 𝙁𝙄𝙑𝙀

Ya no recordaba su tiempo en una universidad, de hecho, él siempre quiso poder olvidar ese tiempo tan horrible que había vivido, y aunque ya lo hubiese superado un poco, a veces esas escenas regresaban a su cabeza y lo hacían dudar en todo.

Sus padres tampoco querían que volviera pero él insistía y a veces se preguntaba si estaba bien de la cabeza, porque obviamente, nadie en su sano juicio regresaría a un lugar así después de haber vivido cosas terribles como la vivió él.

Nuevamente estaba solo en aquella sala, sus padres, al ver que comenzaba a tener una actitud más estable ya no le prestaban tanta atención, y eso le hacía sentir bien. Sus padres ya no tenían que estar tan preocupados y al tanto por si algo malo pasaba, a veces era sofocante ser una carga. Le agradaba ir con ellos a todos lados, de eso no se quejaba, se sentía el pequeño niño de papá y mamá, era cómodo y en cierta forma cálido.

- Nos vamos, cariño. - El rubio miró a su madre y asintió poniéndose de pie, su padre llegó después de ella y le sonrió al menor. - Si tienes hambre puedes pedir algo, aliméntate bien ¿de acuerdo?

-Lo haré, diviértanse.

- Ojalá pudiéramos. - Respondió el mayor. - Diviértete por nosotros, ve a recorrer la ciudad o camina por la playa, necesitas un poco más de color.

El rubio soltó una pequeña risa y asintió, ambos mayores se despidieron y salieron de su hogar después de un rato. Minhyuk está vez se quedó solo en aquella enorme casona que sus padres habían conseguido, estaba acostumbrado pero a veces quería un poco más de compañía.

Tranquilo, caminó hasta su habitación y tomó su laptop para poder "recorrer la ciudad" como había dicho su padre, admiró todos aquellos lugares turísticos que ofrecía ese lugar, sonriendo porque verdaderamente era un lugar lleno de brillo y belleza.

- Ojalá los chicos estuvieran acá...

Apretó sus labios, estaba aburrido y de cierta forma quería poder llamar a alguien para poder divertirse un rato, lamentablemente nadie podría llegar ahí mismo para pasar el rato. Se levantó y se puso una sudadera junto a sus converse y salió de su lugar de confort, su destino sería esa linda playa que estaba cerca. Agradecía a su padre por elegir un lugar rodeado de lugares turísticos. Caminó tranquilo, mirando su alrededor como si todo fuera nuevo -que lo era ya que jamás había ido a esa ciudad-, sonriendo cuando las demás personas lo saludaban con ánimo, se sentía como un actor en un drama romántico, el aura era tan agradable.

No pasó mucho cuando su celular comenzó a sonar y el nombre de Namjoon apareció en la pantalla, lo sorprendente era que no era una simple llamada, sino que iba a verle el rostro. Aclaró su garganta, como pudo acomodó su cabello y respondió a la video llamada alzando el celular hasta tenerlo frente a él.

- Hyung...

El moreno sonrió. - Hey ¿Estás fuera? creí que estarías encerrado.

-No fue así. - Sonrió. - Salí a conocer un poco, hay una playa cerca así que iré a caminar un poco por ahí.

-Diviértete entonces.

Mordió un poco su labio deteniendo su andar, miró a un lado y caminó hasta una banca para tomar asiento y prestarle mayor atención al chico en la pantalla.- Los extraño, quisiera tenerlos aquí.

-También te extraño... es decir, todos lo hacemos. Nos haces falta aquí.

El rubio pudo mirar como su amigo sonreía avergonzado mirando a otro lado excepto su rostro, cosa que le hizo soltar una leve risita.

-¿Estás nervioso, hyung? - El moreno nuevamente intentó hacerse el desentendido frotando su ceja.- ¡Lo estás!

-¿Qué dices? ¡claro que no! el sol está afectando tu cabeza, Lee Minhyuk.

- ¿Me extrañas mucho, hyung?

La sonrisa que ambos tenían, simplemente había desaparecido mientras se miraban directamente a los ojos, tratando de descifrar qué era lo que sentía el contrario. El corazón de Namjoon nuevamente latió con fuerza y el nerviosismo hizo que le doliera el estómago. Joder, estaba tan enamorado de ese niño.

-Te extraño mucho, minhyuk.

El rubio bajó su mirada con una tímida sonrisa mientras trataba de evitar la mirada del moreno a toda costa, sintiendo un bonito cosquilleo en su pecho. -Yo también lo extraño, hyung.

- Quiero que vuelvas, necesito decirte algunas cosas.

- ¿Cosas?

-Si, muchas cosas. Así que, vuelve pronto, te estaré esperando con muchas ansias.

Se quedaron hablando por un rato más provocando que Minhyuk se olvidara por completo que se dirigía a la playa.

Namjoon se había vuelto su ángel guardián en tan poco tiempo.

...

Su visita a la playa no se vio interrumpida por su amigo, ya que después de terminar con esa llamada continuó con su paseo, desde su sitio ya podía escuchar a las avecillas cantar y el chapoteo de las olas cada que rompían contra algunas rocas. Habían muchas personas disfrutando del sol, niños corriendo e incluso habían personas que deambulaban vendiendo objetos para la pesca o la diversión de los niños (como pequeños juegos para hacer castillos o salvavidas con formas de animalitos), no era muy diferente a Seúl, pero si tenían sus comparaciones.

La playa siempre se veía visitada por los los huéspedes de los hoteles vecinos, eso le había dicho su padre, y tenía razón, esa zona estaba repleta de personas.

El aire cálido hizo que por un momento extrañara a sus amigos, estaba muy seguro que Jimin estaría corriendo de un lado a otro mostrándole pequeños cangrejos o cosas insignificantes. Kihyun regañandolos por no usar bloqueador solar o Hoseok peleando con Changkyun por acercarle algún bicho marino mientras Hyungwon intentaba defender a su musculoso novio. Extrañaba eso.

Lo maravilloso ahora mismo era que Namjoon y Yoongi se habían unido a su bola de amigos, de paso estaba el moreno que aunque Kihyun no lo aceptara del todo, aún lo consideraba parte de sus amigos. Todo comenzaba a ser perfecto en su vida que ese sentimiento de miedo lo invadió por un momento e hizo que se sintiera incómodo mientras las personas pasaban de un lado a otro.

Tú aún no lo superas, ni lo harás...

Si, siempre tenía miedo, estaba aterrado por cada día que pasaba respirando, y aunque no lo dijera a los demás, siempre sentía una incomodidad. Su estómago se revolvía, su corazón latía y sus manos comenzaban a sudar frío. Cada momento era un martirio para él mismo.

Todo estará bien, estás a salvo ahora.

¿Lo estaría verdaderamente? ¿el peligro en su vida ya no iba a existir?

Ya no temas más, todo acabó.

♥︎
esto ya casi termina:(