Capítulo 5

5 0 0
                                    

La nieve estaba empezando a caer más fuerte que en los últimos años. Mi abuelo dijo que en una ocasión, hubo una nevada tan fuerte, que la nieve casi le llegaba a la cintura. En ese momento todavía no había empezado a acumularse siquiera. La bolera estaba a 15 minutos en coche desde la casa de mis abuelos. Para cuando llegamos, la nevada estaba empezando a coger fuerza y se estaba empezando a acumular en la cuneta. Por suerte, según nos había dicho el abuelo, solo iba a durar un par de días y para navidad la nieve se habría derretido casi por completo. Entramos en el edificio de la bolera y al instante me sentí a gusto. La calefacción estaba puesta y hacía calor dentro. Nos quitamos los anoraks y los de recepción los colgaron en los percheros. No había mucha gente dentro, pues los que jugaban hoy eran personas que rondaban los 80 años. 

La televisión que venía a emitirla era una pequeña cadena de televisión que emitía solo en la zona de Jersey. El abuelo fue a saludar a sus amigos y compañeros de equipo. No los conocía, pues el abuelo solía ir solo a las partidas de bolos y siempre conducía él. La abuela se sentó en la mesa detrás de la pista en la que iba a jugar el equipo del abuelo. Se fue a los vestuarios a cambiarse. El equipo al que se enfrentaba el abuelo era una unidad de la fuerza aérea, todos ya jubilados por lo que me había contado Eddy; uno de los compañeros de equipo del abuelo. El abuelo salió diez minutos después, ya vestido para la ocasión. Llevaba unos shorts y un polo con el nombre de su equipo, los Perros del Este, nombre que llevaban desde que habían participado en una convención de motos antiguas, pues mi abuelo poseía también una Indian del 49, que actualmente no arrancaba. Mi abuelo llevaba tres meses arreglándola y buscándole piezas originales de recambio, pues todas las piezas eran de ese mismo modelo. Llegó el camarero con las bebidas que habíamos pedido, y media hora después, empezó la final.

Cuatro horas después, íbamos de vuelta a casa. El equipo del abuelo había perdido, pero habían estado muy igualados. Sólo habían perdido por 13 puntos. El otro equipo nos invitó al equipo del abuelo y a nosotros a tomar algo con ellos, y tras varias historias de las batallas que habían luchado cuando eran jóvenes, y la emocionante historia de mi abuelo y su equipo, nos despedimos y pusimos rumbo a casa. Los amigos del abuelo cogieron el autobús y volvieron a casa y nosotros nos metimos en el coche.

Ya eran casi las nueve de la noche cuando salimos, así que el abuelo nos dijo:

-¿Queréis comer algo por aquí o vamos a casa?- preguntó el abuelo.

-Mejor comamos algo por aquí- dije yo, con lo que todos se quedaron sorprendidos, pues hacía mucho tiempo de la última vez que había querido comer algo que no fuera en casa.

-Pues nos vamos al KFC que está muy cerca de aquí.

Aparcamos a solo unos pasos del KFC y entramos. Todos pedimos un mega box de cinco productos y nos pusimos a comer.

Mientras comíamos, estuvimos hablando de lo que queríamos para navidades. Josh le había dicho a sus padres que quería un equipo de streamer y un PC gaming, pues quería empezar un canal en twitch subiendo juegos que eran muy potentes para su ordenador actual. Sally les había pedido un estuche de maquillaje y un bolso. Yo, por mi parte, les había pedido a mis abuelos un ordenador algo más potente que el mío, pues quería; al igual que Josh; ser streamer, pero yo lo haría en YouTube. Después les preguntamos a mis abuelos que como se habían conocido.

-Es una historia muy larga chicos.- nos dijo la abuela

-Tenemos tiempo todavía. Por favor, cuéntanosla Serena.- dijo Sally.

-Otro día.

Seguimos cenando en silencio, mientras en la tele ponían las noticias. Estaban hablando del accidente en el túnel Lincoln. Me quedé helado al ver la cifra de muertos. El titular decía "Más de cuarenta muertos en el accidente del túnel Lincoln. La cifra exacta aún no ha sido dada por las autoridades". Mis abuelos vieron lo que estaba viendo y le dijeron a la del mostrador si podía cambiar la tele. Al ver eso al principio empecé a sentirme mal, pero luego empecé a sentirme mejor. La muerte de mis padres me había afectado demasiado. Tenía que afrontarlo y estaba dispuesto a empezar a superarlo. 

No había sido culpa mía, sino del camionero, que iba borracho y hasta arriba de drogas. Además, no solo habían muerto mis padres, también había muerto otra mujer, y yo tenía a su perro. Puso una cadena en la que estaban echando una película. Después de comer volvimos al coche, fuimos por West End Avenue y entramos en Broadway. Estábamos a la altura de la Columbia University cuando escuchamos una especie de explosión. Mi abuelo frenó en seco y todos los demás coches hicieron lo mismo. 

-¿Qué diablos ha sido eso?-dijo mi abuelo en voz alta.

Lo siguiente ocurrió muy rápido. Un par de segundos después de la explosión la carretera se abombó hacia arriba, agrietando el asfalto y acto seguido se derrumbaba, dirigiéndose hacia nosotros. Todos los coches que estaban en la zona empezaron a dar marcha atrás. El abuelo dio marcha atrás y empezó a acelerar todo lo rápido que el sedán podía. Un Hummer que estaba delante de nosotros empezó a dar marcha atrás, pero el derrumbe lo alcanzó y cayó al agujero; que cada vez era más grande. Algunos coches empezaron a caer por el cráter que cada vez era más grande. Un autobús que estaba dando marcha atrás también se precipitó. Los coches que estaban aparcados se precipitaban al vacío uno tras otro. Alcanzó un pequeño camión de combustible y estalló a precipitarse. El derrumbe paró de golpe y frenamos. El abuelo estaba respirando agotado. La abuela estaba muy asustada por lo que acababa de pasar. Josh estaba blanco y Sally estaba llorando. Yo estaba en shock. Acababa de ver como moría mucha gente y nosotros estuvimos a punto de morir también. 

El abuelo se bajó del coche y se asomó. Estábamos a la altura de la W 113 Street. El derrumbe llegaba súper lejos, se había derrumbado todo el tonel del metro hasta esa calle y hasta que salía del suelo para subir a la altura de la calle. Nadie entendía lo que acababa de pensar. Yo en un primer momento pensé que se trataba de un atentado como el del 11-S. Pero era solo el comienzo de algo que acabaría con toda la ciudad, solo que nadie lo sabía todavía. Eran las 22:35 de la noche.

Nothing EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora