🍀Parte 1🍀

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Golpes y más golpes, los gritos de aquel chico inundaban la casa por completo acompañado del sonido del cinturón impactar con su piel. Se cubría con las manos en un intento de proteger su rostro, como si con eso fuera suficiente para no sentir su piel arder de tantos golpes en sus pobres brazos.

- ¡ Basta ! ¡ Por favor detente padre ! - gritaba como podía intentando dar lastima y de que su padre lo dejara en paz

- ¡ como te atreves a llamarme padre ! ¡ Niño insolente ! - le dió el último golpe con el cinturón para luego darle una patada fuerte haciendo que cayera al suelo casi inconsciente - no vuelvas a intentar hablar conmigo o las cosas serán peor - fue lo último que dijo antes de darle otra patada en el estómago e irse dando un portazo

Lleno de sangre que salía de su nariz se levantó como pudo, su cuerpo temblaba. A duras penas subió las escaleras y se dirigió al baño que quedaba en su habitación, una vez se vio en el espejo, lleno de golpes, de sangre y de dolor. Sus brazos y piernas tenía las repetidas marcas de aquel cinturón de cuero, le ardía mucho la piel, una que otra se convirtió en una herida con sangre de tantas veces que el cinturón impacto en aquella zona. Tomó una toallita y limpio la sangre que salía de su nariz para luego dirigirse a su cama y empezar a dormir.

Siempre se preguntó el porqué nació, el porqué le tocó esta vida y de porque su madre murió. Era algo realmente doloroso crecer sin ninguna figura materna, sin ningún afecto de cariño, sin ninguna expresión de felicidad.

(...)

Despertó cansado y adolorido, miró la hora en el reloj de pared que adornaba su habitación y vio que eran casi las siete de la mañana, debía apresurarse para no llegar tarde de nuevo a su instituto. Se dió una ducha de agua tibia mientras veía aquellas marcas que le dejo aquel hombre. Ya tenía hasta vergüenza de llamarlo padre.

Al salir de la ducha se vistió para luego meter algunos libros en su desastrosa mochila. Pego la oreja en la puerta verificando de no escuchar ningún ruido, aquel hombre cruel siempre le decía que si bajaba cuando el esté, sería golpeado sin piedad, así que para evitar problemas se fue por la ventana, tenía miedo de que su presencia aún habitara la casa.

Caminó a paso lento, no tenía ganas de nada, hasta que una adorable risita llamó su atención. Estaba frente a las rejas de una gran y bella casa. Miró hacía una ventana donde una niña le arreglaban el cabello. A pesar de la distancia podía verla un poco bien, la niña quien con una sonrisa miró hacia la ventana conectaron miradas y una vez más Nicolás quedó hipnotizado por completo.

Se dispuso a continuar su camino, pero pretendía volver a ver aquella sonrisa de nuevo.

(...)

Caminaba de vuelta a su casa, solo tenía un pensamiento en su cabeza, Descansar, pasó una vez más dónde la vio, esta vez frente a el, la pudo ver mejor y el tiempo parecía que se detuvo. Pelo castaño rizado, ojos color miel, estatura baja.

- mmm hola - hablo con su dulce voz la chica frente a el haciendo que su corazón se detenga, era realmente hermosa, decía en su interior

-ho-hola - habló un poco apenado

- ¿ eres de por aquí ? - pregunta y el solo niega con la cabeza

- vivo un poco más para allá - señala recto

- pues me llamo Lucía - dice y le extiende la mano - ¿ y tú ?

- ni-Nicolás - le responde tomando su mano

- pues un gusto Nicolás, pareces ser un chico muy simpático - el corazón de Nicolás cada vez se aceleraba más, estaba nervioso, nunca había interactuando con una chica

Se siente una voz provenir del interior de la casa, Nicolás se dió cuenta que ella aún llevaba su uniforme de la escuela al igual que el.

- bueno, debo irme, espero volverte a ver - dice y se va para entrar una vez a su casa

Nicolás sacude la cabeza y sigue su camino a su infierno, pero en su mente aún seguia aquel rostro angelical de aquella niña tan hermosa.

Ya había llegado y estaba parado frente a su puerta dudando de si entrar o no, tenía miedo. Abrió la puerta y bajo la cabeza para evitar mirar a su padre, no quería recibir otra paliza como la de ayer, aún le dolían las marcas que le había dejado. Cerro la puerta tras de él y se tenso al oír la voz de aquel hombre.

- pensé que al fin te habías muerto, pero veo que la escoria sigue viva, que desgracia - decía aquel hombre parado frente al espejo de cuerpo completo mirándose mientras enderezaba su corbata - ¿ sabes qué hora es ?

- n-no - responde con miedo mientras mantenía su cabeza abajo, solo podía mirar sus zapatos italianos

- pues llegas veinte minutos tarde ¿ que mierda hacías ? - Nicolás solo se quedó callado - bueno que más da, Necesito que hoy te quedes en tu cuarto, tengo una cita y de seguro traigo a la putita a casa a pasar más rato, no quiero verte abajo o me las pagarás muy caro

Nicolás solo asintió y caminó hasta las escaleras para empezar a subirlas, pero la voz de su padre lo detuvo.

- y por llegar tarde te quedas sin comer hoy - dice con una sonrisa tomando las llaves para dirigirse a la puerta

Nicolás solo asintió con la cabeza y sube las escaleras sin ánimo para llegar a su habitación y encerrarse ahí por horas. Tiró su mochila al suelo y se tiró sobre su cama para que los ojos comenzarán a cristalizarse de tanto dolor acumulado.

(...)

Terminó de dibujar al fin, aquella chica no se iba de su mente, incluso la dibujó, el dibujo estaba realmente lindo.
Sintió la puerta de la entrada cerrarse de repente y luego se escucharon risas, Nicolás se levanta del suelo y abre un poquito la puerta para mirar. Cómo suponía era su padre y una mujer de pelo rubio, estaban borrachos a más no poder. Cerró la puerta rápido, no quería buscarse problemas con su padre, tomó el dibujo de Lucia y se acostó en su cama y coloco aquel dibujo a su lado, se sentía tan solo que necesitaba al menos la compañía de un trozo de papel.

FELICIDAD PROHIBIDA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora