🍀Parte 25🍀

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Solo pocas semanas pasaron hasta que su vida...cayó en pedazos.

- Te has portado bien en estos días - Nicolás mas débil que nunca lo mira asqueandose de su sonrisa

Se mantenía tirado en el suelo sin poder moverse, su padre le había encerrado por todo el fin de semana sin comer nada. El pelinegro estaba lleno de golpes por todas partes, ya no importaba si eran visibles a la vista de otros.

- ¿ el perro quiere comer algo ? - pregunta burlonamente posando su pie sobre la cabeza de su hijo - ¿ quieres comer o no Nicolás ? Si no me dices te volveré a encerrar hasta mañana sin comer hasta que llegues a morirte - le quita el pie de la cara y Nicolás solo siente las lágrimas caer

- s-si quiero, por favor - suplicaba, era demaciado el ardor en su estómago, sentía como lo quemaban por dentro, no tenía nada y le dolía de estar tan vacío - po-por favor - su voz se escuchaba mas débil de lo normal

Su padre salio de la habitación y al poco rato volvio con un plato con sopa tibia, colocó este en el suelo y Nicolás se comenzó a arrastrar para llegar al plato pero antes de que lo hiciera, su padre gira el plato con la sopa y esta se derrama en el suelo. No dudaron en inundar la habitación con las sonoras carcajadas de aquel hombre al ver como Nicolás se disponía a pasarle la lengua al suelo como un perro.

- esto es mejor que el fútbol - afirma con una sonrisa - ver a un inútil como tú humillarse por comida - sigue riendo

Nicolás seguia pasando la lengua al piso para así digerir hasta la última gota de sopa, necesitaba que algo cayera en su estómago, no importaba si era poco.

- mira, por haberme hecho reir te dejo libre, ve a ver a tu noviecita - rie al ver como Nicolás se intentaba levantar - yo me voy, tengo un compromiso

Antes de irse le da una patada en la cara a Nicolás y se va con una sonrisa de oreja a oreja. Nicolás se sienta en el suelo y esboza una sonrisa bajo su cabello.

- Te arruinaste...padre - sonrie más aún

(...)

Agradecía que hacía frío, así podía taparse los golpes tan sobresaltados que le había hecho su padre. Caminó hasta la puerta de la casa de su Lucia y como siempre toca dos veces.

La abuela abre la puerta y en una de sus manos sostiene un pañuelo blanco el cual se limpia una de las lágrimas que le caía por su rostro de tan solo emociones de tristeza.

- ¿ sucedió algo ? - pregunta asustado

- No, es solo que, estoy un poco triste, solo eso, puedes pasar - se hecha aún lado para darle paso al pelinegro - Lucía...- respira hondo - está en su habitación esperándote

Nicolás no pierde el tiempo y va corriendo hasta la habitación de su angel, toca la puerta antes de entrar. Sus ojos se oscurecen mas que antes ¿Esa era su pequeña ?

Lucia se hallaba en cama, con la piel pálida y respiraba agitado, como si le costara respirar y se dió cuenta que había perdido un poco de peso. Se acercó a la cama y se sentó en el borde de esta mirando el rostro de Lucia, la cual abrió los ojos, estos estaban rojos y cristalizados y las lágrimas comenzaron a caer en cuanto ambas miradas conectaron.

- Lucia...- dijo ya sintiendo el nudo en la garganta de verla así

- Nicolás al fin vienes - dedica una sonrisa débil - te extrañe mucho sabes, siempre...- respira hondo - desapareces por dias y no se sabe nada de ti

- Perdón, tuve algunos problemas...

- no importa, al menos ya estas conmigo - Alza la mano y acaricia el rostro de Nicolás

FELICIDAD PROHIBIDA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora