Parte 21

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No sé quién de los cuatro era el más nervioso, sentían que sus piernas les iban a fallar, que la voz no les salía, solo eran un manojo de temblores. Lucia y Nicolás se mantenían sentados en la sala de espera mientras el doctor traía los resultados de la pruebas, Emilia, la abuela de Lucia solo se dedicaba a rezar para que todo saliera positivo y salvar a su nieta, pero Lia estaba aterrorizada de cuál sería el resultado de las pruebas, todos nerviosos y más al ver al hombre vestido con aquella bata blanca y con unos papeles en la mano.

— Bueno, están aquí — dice mostrando los papeles, los dos niños se levantan y se paran justo con las otras dos — bueno — dice colocandose los lentes

Nicolás solo se fija en Lia la cual no paraba de morder sus uñas y no le agradaba eso.

— ¡ Felicidades Lia ! eres compatible con Lucia — dice el doctor provocando una sonrisa a todos

— ¡¿¡¿ Que ?!?! — su reacción borro inmediatamente la felicidad de los presentes, no se veía feliz — eso no puede ser, ¿ yo compatible con ella ?

— pues si, los resultados no están equivocados, eres compatible, ya su nieta tiene una donan....

— ¡ No ! — Grita más que nerviosa — yo no he aceptado ser una donante....

— Lia...— el tono de decepción ligado con tristeza sale de lo más profundo de la garganta de Lucia quien la mira sin poder creer su reacción

— Yo lo siento pero no, no voy a someterme a nada de cirugías — Dice retrocediendo

— ¡ Lia no nos puedes hacer esto ! eres la esperanza para mí nieta — dice la abuela intentando convencerla

— No, me voy, yo no quiero — Se da media vuelta para irse corriendo

— ¡¡¡ LIA !!! — Nicolás la toma de la muñeca en un agarre fuerte provocando quejidos de parte de ella

— ¡¡ Suéltame niñato !! — forcejea

— No puedes hacer esto, ¡ no seas tan egoísta ! ¡¿ es que no decías que ella era especial para ti y que la querías ?!

— si pero...no a este límite, ¡ así que suéltame ! — intenta que el suelte su muñeca pero Nicolás solo ejercía más fuerza

— ¡¿ No sabes lo difícil que fue encontrar un donante ?! ¡¡ No es para que hagas está estupidez !! Lia piensa en ella, piensa en que gracias a ti puede seguir con una vida normal como todos, sin tener que preocuparse por cuánto le queda de vida — mientras hablaba seguía apretando el agarre como podía, todos en aquel hospital se dedicaban a observar en silencio

Lia se queda callada, no dice nada, solo lo mira sin entender, pero reacciona levantando la mano y abofetear la cara de Nicolás el cual gracias al golpe gira la cara pero aún así no la suelta.

— Nicolás déjala ir...— habla débilmente la abuela ya sin poder seguir pensando en positivo de que ella cambiará de opinión, porque sigue sin cambiar su postura de no querer ayudar — no podemos obligarla a esto, simplemente déjala irse

Nicolás aun con la cara girada la suelta lentamente y ella se aleja con brusquedad de el para irse lo más rápido posible de allí. Lucia solo derramaba lágrimas mirando como su única esperanza se iba sin siquiera dudarlo. Nicolás se gira y camina como bestia enfurecida hacia el doctor desconcertando a la abuela y a la propia Lucia.

— ¡ Quiero que me haga una prueba ahora ! — dice con la voz firme

— Mira yo de verdad lo siento, pero no puedo hacer eso sin la autorización de algún tutor legal tuyo

— Pero si en unos meses ya soy mayor de edad, que tiene que ver — dice ya al límite de la desesperación — ¡¡¡ SE TRATA DE LUCÍA JODER !!! ¡¡¡ AL MENOS QUIERO SABER SI SOY COMPATIBLE !!! — grita — solo es una maldita prueba para saber si soy o no compatible, usted decida, ¿ O me lo hace por las buenas, o me lo hago por las malas ?

El hombre frente a el mantiene silencio, sus ojos pasan por los de Lucia que de sus ojos no dejaban de salir las cristalinas lágrimas, aunque  parecía un poco feliz de que Nicolás quiera hacer hasta lo imposible por ella.

— Está bien, la haremos ahora mismo, pasa

Nicolás no dice nada, solo entra...

(…)

Después de acompañar a Lucia y a su abuela a la puerta de su casa se fue a la suya, su padre no tardaría en llegar, así que tuvo que apresurarse, lo único que deseaba es relajarse, este día no fue el mejor para el.

En cuanto abrió la puerta fue recibido con un golpe en la cara que lo dejó en el suelo.

— Pero miren quien llegó — la voz de su padre lo alarmaron por completo — maldito perro pulgoso, ¿ a dónde fuiste ? — lo toma del cabello y lo arrastra hasta tirarlo contra la pared — no quiero pensar que te estás haciendo el chulito conmigo y me estás desobedeciendo

— ¿ No te basta ya con joderme la vida ? — habla Nicolás mientras se levanta — no se cómo puedes dormir tranquilo después de torturar a tu propio hijo, ¡¡ el que un día querías !! Pero los dos sabemos que eres un débil que solo desahoga el dolor y la soledad de que mi madre falleció pegándome sin control — Ya estoy cansado de que me humilles y que me golpees

— ¿ Aha si ? — dice con una sonrisa burlona — pues te vas hartar

Es lo último que oye Nicolás para comenzar a recibir golpe tras golpe. Su abdomen, su espalda y muslos quedaron cubiertos de molestos y dolorosos moretones de un color morado oscuro, eran muy llamativos, resaltaban sobre la piel clara de Nicolás. Claramente su padre lo golpeó en lugares donde nadie los pueda ver. Nicolás estaba casi inconsciente, solo sentía como su cabello era jalado para arrastrarlo por toda la casa hasta llegar a su cuarto y dejarlo caer al suelo como si fuera un muñeco de trapo.

— entiende que me das asco, odio verte y siempre me arrepentiré de tener un hijo como tú, solo eres un niño al que puedo comparar con un perro, suicidate de una puta vez — al decir lo último se va dando un portazo...

Nicolás no tenía fuerzas para levantarse, su vista era borrosa y su cuerpo no respondía, con solo un pequeño movimiento y gritaría de dolor por todos los golpes que tenía. Se quedó en el suelo al menos por bastante tiempo, solo oyó sentir como la puerta se abría de nuevo, pensando que era su padre cierra lo ojos por completo esperando la siguiente ronda de patadas, pero jamás llegó.

Sintió como era agarrado de los brazos y arrastrado a qué se logró poner sobre la cama. Nicolás mantenía los ojos cerrados sintiendo como su camisa era despojada con cuidado, una manos hicieron que su cuerpo se pusiera de lado, no sintió más nada solo por unos segundos que aquellas manos pasaron por los moretones arrancándole quejidos.

No entendía nada, solo se mantenía con los ojos cerrados mientras las desconocidas manos acariciaban su cabello, hacia mucho que nadie le hacía eso, se sentía raro, pero a la vez bien.

— ¿ Mamá ? — quería que fuera ella, el se quería ir con ella

— No te preocupes, ese maldito se irá a la cárcel dentro de poco — esa voz, ya sabía quién era

FELICIDAD PROHIBIDA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora