La reunión

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Allí estaban todos: Pedro y su novio Ismael, Leonardo, Marta y Diego.

-¿Pero entonces ha sido asesinado?Preguntó Pedro mientras lloraba ¿Como ha podido ocurrir una cosa así?

Ismael le agarró la mano.

-¿Quién querría hacer daño a Carlos? No tenía ningún enemigo- preguntó Leonardo- Me siento culpable. Recibí una llamada suya y no respondí al teléfono. Estaba enfadado porque llegaba tarde a nuestra cita.

Leonardo tenía el rostro muy pálido y los ojos rojos de tanto llorar. Su cabello rubio estaba despeinado, ya que no había tenido  ganas de arreglarse para la reunión con sus amigos después de aquella horrible tragedia. Se secó las lágrimas, se sonó la nariz y se colocó las gafas que se le habían caído al limpiarse.

Pedro e Ismael se abrazaron mientras ambos rompían a llorar. Hacían una bonita pareja. Los dos eran altos, morenos, guapos, atléticos y se llevaban estupendamente. Marta los miró con rencor. Pedro fue su novio en el pasado, hasta que acepto su homosexualidad y la dejó por Ismael. Ella todavía no lo había superado, pero intentaba llevarse bien con ambos para conservar su amistad.

- No lo puedo creer- dijo Leonardo. Sus ojos azules estaban enrojecidos e hinchados  debido a las lágrimas. Aún no se había hecho a la idea de no ver a Carlos nunca más.

- No saben quién a sido. Ni en el hacha ni en el coche había ninguna huella dactilar- hijo Marta mientras se retiraba el cabello pelirrojo de la cara. Tenía una preciosa y abundante melena rizada que le costaba bastante dominar. Las pequeñas pecas que tenía en sus mejillas la daban un aspecto juvenil, lo que le hacía aparentar menos años de los que tenía.

- Parece una película de terror- dijo Diego mientras se peinaba con la mano su cabello castaño y rizado. Diego era el cerebrito del grupo. Solía llevar gafas, pero desde hacía unos meses había decidido ponerse lentillas. Estaba harto de tener ese aspecto de friki, que le había costado tantas burlas en su etapa de instituto, y había decidido cambiarse de look. Ahora, después de quitarse las gafas y cambiar su manera de vestir y de peinarse, había adquirido un aspecto moderno y desenfadado.

- Pero no es una película de terror- respondió Ismael muy enfadado dejando de abrazar a Pedro- no es una de esas estúpidas películas de terror que tanto te gustan. Esto es la vida real, y nuestro amigo está muerto.

Diego agachó la cabeza avergonzado.

- Sabes que estamos aquí para lo que necesites- dijo Marta agarrando con cariño la mano de Leonardo.

- Gracias chicos, pero ahora lo que necesito es estar solo- pidió Leonardo mientras le devolvía el cariñoso apretón de manos a Marta.

- Claro, lo entendemos- señalo Pedro.

- Os agradezco mucho que hayáis venido- indicó Leonardo mientras las lágrimas volvían a caer por sus mejillas.

-¡Espero que encuentren al cabrón que le ha hecho esto a Carlos!- exclamó Ismael enfadado.

- Eso espero yo también- respondió Leonardo.

- Nos vamos, pero si necesitas algo no dudes en llamarnos- señaló Marta dándole un beso de despedida.

Acto seguido, todos se despidieron de Leonardo y abandonaron su casa muy apenados.

Leonardo se quedó allí parado, de pie, en aquella casa tan vacía sin Carlos. No sabía si sería capaz de acostumbrarse a su ausencia.

No sabía si sería capaz...

                    
                         Continuará....

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