Ismael

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Marta llamó a la puerta. Pedro abrió, y esta entró rápidamente a la vivienda. Había acudido a la casa de Pedro e Ismael en cuanto había recibido la terrible noticia.

- No puedo creer que Leonardo también esté muerto- dijo Pedro mientras acompañaba a Marta hasta el salón. Allí se encontraba Ismael, sentado en el sofá. Pedro se sentó junto a él, y ambos se cogieron de la mano. Después indicó a Marta que se sentara en el sillón que se encontraba enfrente de ellos. Esta tomó asiento, mirando celosa como Pedro e Ismael se agarraban la mano.

-¿Creéis que estamos en peligro?- Preguntó Ismael- Dos de nuestros amigos han muerto.

- No tiene por qué- señaló Marta- quizá iban a por ellos por algún motivo. Eran pareja, quizá tenían algún enemigo.

- Todo esto es muy raro- indicó Pedro.

- ¿Y Diego por qué no ha venido?- preguntó Marta.

- Tenía que trabajar, vendrá más tarde- respondió Ismael.

-¿Cómo a podido pasar esto?- Preguntó Pedro- Hace dos días estábamos todos cenando juntos, y ahora Leonardo y Carlos están muertos.

- Espero que atrapen pronto a ese cabrón y que se pudra en la cárcel- dijo Ismael levantándose del sofá.-¿Queréis beber algo?

-¡No gracias!- respondieron Marta y Pedro al unísono.

- Pues yo sí- indicó Ismael dirigiéndose al mueble bar y sacando una botella de whisky- necesito algo fuerte.

En ese momento el teléfono móvil de Pedro comenzó a sonar. Este se levantó del sofá y caminó hacia la mesa del salón. Cogió el teléfono móvil , que se encontraba sobre ella y descolgó.

-¿Diga?- preguntó- Claro... claro, enseguida voy. Tras permanecer unos segundos escuchando al interlocutor colgó el teléfono.

-¿Qué sucede?- preguntó Ismael extrañado.

- Me necesitan en el trabajo- respondió Pedro mientras caminaba al perchero que se encontraba junto a la puerta y cogía su cazadora- Tengo que marcharme.

-¡Pero si son las nueve de la noche!- exclamó Ismael.

-Volveré para la cena- Prometió Pedro acercándose a Ismael y besándole en los labios.

Marta apartó la mirada. Todavía le dolía ver como su exnovio Pedro se besaba con su nuevo chico.

Después Pedro se despidió de Marta dándole dos besos en las mejillas y salió por la puerta, móvil en mano.

-Bueno, pues yo voy a servirme mi copa- dijo Ismael abriendo la botella de whisky y llenando un enorme vaso hasta la mitad - ¿Estas segura de que no quieres una?

- No, muchas gracias-respondio Marta- Lo que necesito es ir al baño. Enseguida vuelvo.

-Aqui te espero- dijo Ismael mientras Marta abandonaba el salón camino al cuarto de baño. Después se lanzó sobre el sofá con la copa en la mano y le dió un gran sorbo. Cuando el vaso estuvo vacío, volvió a llenarlo y se bebió el contenido de un trago. Se disponía a llenar el vaso de nuevo cuando el grito de terror de Marta, que provenía del cuarto de baño, hizo que la botella de whisky se resbalara de su mano y acabará hecha añicos en el suelo. Dejó el vaso sobre la mesa del salón y corrió hasta el baño. Marta no estaba allí. Ismael empezó a asustarse. Con dos de sus amigos muertos y un asesino suelto no hacía falta sumar dos y dos para saber lo que estaba ocurriendo, y no creía que Marta le estuviera gastando una broma. No se tomaría un asunto tan serio a la ligera. Alargó la mano hasta el paragüero que se encontraba en mitad del pasillo y tomó un paraguas en sus manos. Siempre le había parecido estúpido cuando en una película de terror las víctimas cogían lo primero que tenían a mano para defenderse, ya fuera un pequeño abrecartas o un simple florero, pero en una situación de peligro uno es capaz de defenderse con uñas y dientes. Si te dan la oportunidad, claro. Ismael sintió un golpe seco en la espalda. Después otro y acontinuación otro más. Después noto la espalda húmeda. Al principio no le dolía, pero después el dolor empezó a volverse más intenso. Confundido, se giró para intentar comprender lo que acababa de pasar. Allí, de pie frente a él estaba su atacante con un cuchillo en la mano. Para su sorpresa era alguien que conocía muy bien. Marta sostenía en su mano un enorme cuchillo cubierto de sangre y miraba a Ismael con cara de rabia.

- ¿Pero¿qué...?- preguntó Ismael confundido.

-Me quitaste a Pedro- dijo Marta llena de odio- me quitaste lo que más quería. Espero que te pudras en el infierno

Los ojos de Ismael reflejaban el terror que sentía al mirar el rostro desencajado de Marta. La sangre manaba de las heridas de su espalda, empapando su Jersey y formando un enorme charco a sus pies.

-Eres... una...zorra...- balbuceó Ismael que se sentía cada vez más débil debido a la pérdida de sangre.¿Cómo...has...podido...?

Pero no pudo terminar la frase. Marta hundió el cuchillo en el estómago de su amigo con todas sus fuerzas, acabando con su vida. El cuerpo de este cayó al suelo totalmente inmóvil.

-¡No, tú eres la zorra!- exclamó Marta escupiendo sobre el cadáver de Ismael.

Continuará...

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