Capítulo censurado.
Capítulo 1
Mu sabía que no iba a disfrutar la cena junto a su maestro como de costumbre. Aquel veintisiete de marzo estaba soleado, no había ni una nube, aunque para él una tormenta amenazaba con llevarse lo que conocía como vida. Era su cumpleaños número dieciocho* y el festejo -si se lo puede llamar así- comenzó con el anuncio oficial frente a todo el Santuario: Mu se convirtió en el herrero principal del ejército de Athena. Desde ese momento él sería el encargado de formar a nuevos alquimistas, fabricar armaduras y, lo más importante, conseguir el polvo de estrellas tan preciado en la labor.
Había crecido con la determinación de aceptar sus deberes y entrenó como guardián de la primera casa y reparador de armaduras. El día que le presentaron a su primer discípulo -un bebé huérfano en la frontera entre el Tíbet y la India- fue el más feliz de toda su corta existencia. Sin embargo, a medida que se acercaba a la adolescencia la emoción comenzó a desaparecer. En su cumpleaños número diecisiete* Shion le recordó que esos serían los últimos doce meses como el sucesor para convertirse en el maestro. Al principio no fue un problema, pero chocó contra su propio destino cuando el Patriarca le hizo la pregunta que más temía:
—¿Ya encontraste a un ser amado?
Mu nunca había gustado de nadie más allá de la amistad o la admiración. Por mucho tiempo ignoró, al punto de olvidar, ese detalle tan importante para conseguir el polvo estelar. Creyó que su maestro sería inmortal o que los frascos que él había llenado alcanzarían hasta que le sucediera otra generación y jamás debería preocuparse. Pero el tiempo pasaba, los frascos se vaciaban mientras que Mu seguía sin encontrar a la persona adecuada -aunque tampoco se esforzaba en hallarla.
El período antes de la siguiente llegada de Aries fue una tortura. Cada encuentro con Shion se arruinaba por esa pregunta. La mayoría de las veces escapaba del Santuario para esconderse en Jamir por días hasta que el Patriarca mandaba a alguno de sus compañeros -por lo general el santo de Tauro o de Virgo- a buscarlo. Incluso sentía lástima al ver a Kiki imitar sus movimientos con un martillo de juguete en la fragua; algún día él también pasaría por lo mismo. Y no importaron la insistencia de su maestro ni los ánimos de Dohko: llegó a su cumpleaños dieciocho* sin un ser amado.
La ceremonia fue emocionante e incómoda para Mu, quien odiaba ser el centro de atención. Todo el ejército de Athena estuvo presente, desde sus compañeros de oro hasta los aprendices recién incorporados. Cada facción le hizo entrega de una medalla y un estandarte, símbolos de confianza absoluta, puesto que él, junto a la diosa, les brindaría protección en las batallas. Por parte de los santos dorados fueron Aioros y Shaka quienes le entregaron la ofrenda.
—¿Por qué tenés esa cara? —preguntó con disimulo el caballero de Virgo.
—Son... nervios nada más —respondió con una sonrisa forzada que solo alimentaba su mueca enfermiza.
Shaka no cambió su expresión, ni siquiera la postura, pero Mu supo que no lo había convencido. El hombre más cercano a los dioses siempre había sido bastante perceptivo cuando se trataba de él, era casi imposible esconderle nada -lo mismo se daba a la inversa. Al menos le tranquilizaba estar frente a todo el Santuario, así que Shaka no iba a hacer una de sus escenas de interrogatorio.
Muy por el contrario, el tono y lo que dijo el santo de Virgo le preocupó:
—Más tarde me gustaría hablar de algo con vos... Es... algo serio.
—E-está bien.
Luego llegó el momento más emblemático: la bendición de la diosa. El público miraba con ojos centelleantes cómo la pequeña dejaba el trono para acercarse al herrero. Tomó aire y saludó a su ejército. Empezó un discurso, pero se detuvo enseguida para preguntar si se escuchaba; el Patriarca le dijo que llevara la voz a la cabeza y acompañó la idea con un movimiento de mano que la diosa imitó. Así hizo llegar las palabras a cada integrante de las filas.
ESTÁS LEYENDO
Corazón de Herrero
FanfictionEn su cumpleaños, Mu de Aries fue nombrado el herrero maestro del Santuario. Desde entonces su deber sería formar nuevos alquimistas, fabricar armaduras y conseguir el polvo de estrellas, el material más preciado en la reparación. Sin embargo, al ne...