Segundo sueño

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Recomendación musical para este capítulo: Ayumi Hamasaki - Free & Easy


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Segundo sueño

Pasadas las nueve de la noche Shaka y Mu descendían el camino de las doce casas. El santo de Virgo llevaba a Kiki que dormía sin preocupaciones; Shaka no veía la hora de estar igual pero en su propia cama. Cuando iban por el templo de Escorpio Milo y Aioria los invitaron a quedarse un rato. Mu rechazó la invitación -había tenido suficientes emociones ese día- y le dijo a su chaperón que se quedara si era lo que deseaba. Tras pensarlo unos segundos Shaka decidió unirse al par que jugaba damas chinas. El caballero de Aries siguió la marcha hasta su templo con Kiki en la espalda.

—Los festejos por el cumpleaños del Patriarca terminaron a la tarde —dijo Aioria—, ¿te dejaron estar en la cena privada?

—Ah, sí —respondió Shaka.

—¿Eh? Solamente los más cercanos al Patriarca y los que él autorice pueden ir.

—Sí. ¿Qué hiciste? —le preguntó Milo— ¿Estás saliendo con Mu o qué?

—No.

—Bueno, Shaka también es padre de Kiki, así que tiene sentido —dijo el santo de Leo.

—No es mi hijo. Solamente le ayudo a Mu con la crianza.

—Me suena a familia.

—A mí también.

—Ni sé para qué me molesto en explicarles, total siempre hacen lo mismo.

Se dejó caer de espaldas sobre los almohadones y suspiró. Luego giró hacia la derecha, acomodó la cabeza, listo para quedarse dormido. Los otros dos se miraron cómplices.

—Escuché por ahí que hay una parejita dorada —dijo Milo en tono pícaro.

—Los felicito a vos y Camus.

—¡No se trata de nosotros!

—Milo me contó hace un rato que Mu y Saga están saliendo. ¿Es verdad?

—Ah... —Volvió a girar para quedar boca arriba y se tapó los ojos con el antebrazo— No son pareja todavía... No estoy seguro de que pueda decirles todo.

—¿Entonces es una verdad a medias? —Milo volvió a preguntar más interesado.

—Algo así.

—Pensé que a Mu nunca le iba a gustar nadie —comentó Aioria—. ¿Se acuerdan la semana que pasamos castigados en el pueblo? Hace tres años.

—¡¿Cómo olvidarlo?! —Milo rio— Era un castigo, pero la pase muy bien acompañado todos los días por una o más chicas.

—¿Tan bajo ibas a caer para darle celos a Camus? —le preguntó Shaka.

—¡Nunca haría algo así! Pero como caballero de Athena que soy, es mi deber complacer a las damas que requieran mis servicios.

Aioria le tiró un almohadón por la cabeza.

—¡Ey!

—¿Me vas a dejar terminar de hablar?

—Bueh... ¿Qué decías de Mu?

—Él también tenía muchas chicas atrás suyo, pero no le importaba. Algunas hasta lo abrazaban o agarraban de la mano y él no hacía nada.

—Tal vez no le gusten las mujeres.

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