undecim

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—Se corto las palmas de las manos — moví mis parpados aun sin abrir los ojos escuchando las voces de Horn y Chess cerca de donde estaba — Acomodamos todo el cuarto, pero cuando llegamos estaba hecho un completo desastre — una mano apareció acariciando mi cabeza lentamente y de forma parsimoniosa.

—Enserio Crowley-sama, — suspiro la voz de la rubia — aun no entiendo sus razones.

—Ustedes no tienen porque entender nada — me removí ante su voz acurrucándome un poco mas.

—Crowley... — murmure débilmente suspirando al sentir la yema de sus dedos pasando por mi mejilla.

—Gracias por todo, Horn, Chess — el sonido de la puerta cerrándose hizo que abriera los ojos lentamente encontrándome con el dueño de aquellas caricias mirándonos fijamente dejando que el silencio del lugar nos embargara frunciendo un poco el ceño al ver como sus ojos revelaban un brillo doloroso. ¿Qué había visto en mi para reflejar aquella tormentosa expresión?

—Lamento mucho haberte hecho esperar — sonrió tristemente tomándome entre sus brazos ocasionando que abriera los ojos ante su disculpa sin saber realmente a que se refería petrificándome ante la calidez que comenzó a emanar de él sintiendo como mi corazón palpitaba fuertemente contra mi pecho.

—Mika — solté rompiendo un poco con el momento al recordar a mi amigo de la infancia — ¿Dónde esta? — Crowley aflojo su agarre separándose de mi un tanto decepcionado. Se puso de pie rascándose la nuca notándose molesto ante mi repentina pregunta.

—En el castillo de Ferid-kun — contestó de manera cortante. Me pare colocándome prendas parecidas a las anteriores a las que había portado viendo como Crowley tomaba asiento en la cama quedando de espaldas a mi.

Sin mas, salí de ahí cerrando la puerta detrás de mí sin moverme mas al percibir cierta opresión en mi pecho como si hubiera hecho algo malo. Sacudí mi cabeza ignorando aquella sensación caminando en dirección al castillo vecino.

—¡Nana! — sonreí al ver a Mika vestido completamente de blanco correr hacia mi. Sus brazos no tardaron en envolver mi cuerpo una vez que estuvo cerca de mi sintiéndome extasiada al tenerlo de vuelta después de tantos años. Hundí mi cara en su cuello abrazándolo igual de fuerte que él — Me alegro de que estés bien — suspiro separándose lentamente de mí para tomarme de los hombros y observar detenidamente mi rostro con infinito cariño y lagrimas en sus ojos azules.

—Mika — sonreí limpiando sus lagrimas recordando aquello como un deja vù.

—Lamento mucho tener que admitir que Crowley-sama se intereso en ti — soltó un tanto incomodo despegando su mirada de la mía notándose apenado.

—No es que me preocupe mucho — suspire desinteresada con el comentario.

—Debería Nana — se rio tapándose la boca al verme tan relajada — Crowley-sama es bien conocido entre los nobles por ser uno de los que mas repudio le tiene a los humanos. Incluso mas que Ferid — abrí los ojos realmente sorprendida por lo que acababa de decir quedando aun mas confundida — Sigo sin poder creer que sigas viva estando bajo su custodia.

—¿Asi que...? — pregunte incitando a que siguiera hablando.

—Ve algo en ti que en nadie ve — sonrió ladeando su cabeza en un gesto aniñado.

—No entiendo — murmure viendo hacia el suelo pensando en todas las atenciones que el noble había tenido conmigo desde el momento en el que llegue.

—Siempre ha visto a la humanidad como simple ganado. Su aspecto engaña a cualquiera, lo se...— asentí dándole la razón, recordando la primera vez que lo vi — ...sin embargo te pido que sigas actuando con cautela, él no deja de ser un vampiro — lo mire dejando caer mi cabeza en su pecho.

CATARSISWhere stories live. Discover now