quattuordecim

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Desde que Horn decidió abandonar la habitación, mi mente no dejó ni un segundo de maquinar la información que la vampiresa me había dicho.
Podía comprender por completo su sentir y es que cuando amabas profundamente a alguien eras capaz de soportar infinidad de situaciones.
Pero, me quedaba más claro ahora la forma en la que Crowley reaccionaba hacia mí y que por supuesto no era la única que se daba cuenta, disipando un poco mis dudas sobre realmente que es lo que pensaba.
Tenía muchísimas preguntas y estaba claro que sólo él noble podría responderlas. Crowley Eusford era toda una caja de sorpresas.
Era obvio que no conocía absolutamente nada de él.

Deseaba saber de él, pero deseaba aún más que él me lo contará.
De pronto, la coraza que llevaba desde que llegué a aquel lugar en cuanto mis emociones empezaron a salir a flote, se vio cuarteada.
Aquellas palabras que salieron de Horn se notaban hasta un poco desesperadas, era obvio que se notaban mis ganas de salir corriendo y quería evitarlo con tal de no causarle un disgusto a su amo.
Me parecía hasta un poco masoquista el acto pero que denotaba una increíble fuerza de voluntad.
En comparación a Chess los sentimientos de Horn eran sinceros, mientras que los de la otra eran egoístas por completo.

Sin querer pensar mucho más y comerme el cerebro, decidí salir a la ciudad subterránea sin un destino fijo con la única intencion de entretener mi cabeza.
El sonido de mis tripas chillando hizo que tocará mi estómago con vergüenza al no haber ingerido alimento alguno pensando mejor en regresar pero justo antes de que pudiera hacerlo, una respiración agitada sono en un callejón desolado.
Frunci el ceño y camine hacia dónde provenía el sonido topandome con una cabellera rubia bastante familiar.
Mika.

Tomaba su cuello casi como si quisiera asfixiarse mientras soltaba bocanadas de aire de forma profunda sin dejar de apretar su cuello fuertemente.
Su mirada choco con la mía notándose terriblemente desesperado y fuera de sí.
Comenzó a caminar dando trompicones y tropezandose con sus propios pies ocasionando que lo llamara con voz temblorosa al no reconocer su actuar.
Gemi de dolor una vez tomó mi cuello estrellandome contra la pared en menos de un segundo.
Sin darme tiempo a reaccionar y sin querer hacerle daño, espere a que hiciera otro movimiento mirándolo notablemente confundida.

Mika trago saliva sonoramente y abrió la boca como si estuviera a punto de soltar una mordida, revelando sus filosos colmillos los cuales se dirigían a mi cuello expuesto.
Apreté sus muñecas con fuerza asustandome por lo que pretendía hacer.
Estaba sufriendo.

-¡Mika! - grite cerrando los ojos sintiendo cómo sus manos abandonaban mi cuello.
Este se alejo rápidamente de mi, casi como si hubiera sufrido un choque eléctrico, mirándome asustado y sumamente arrepentido.

-Nana - susurro con voz temblorosa dando un paso hacia mí el cual detuvo al ver mi expresión aún asustada.
Este negó con dolor y marchó rápidamente fuera de ahí dejándome con un dolor inmenso en el pecho.

-Impresionante - la voz de Ferid apareció en el lugar junto con sus ridículos aplausos, mofandose de la situación que de seguro disfruto - Se detuvo justo antes de hacerlo, que fuerza de voluntad.

Toque mi cuello, apretando mis dientes al sentir como mi sentir era suplido por puro coraje hacia el noble de cabello platinado.

-Vete al demonio - sisee - Todo es tu maldita culpa - grite en su rostro viendo como sonreía inocentemente.
-Tan agresiva como siempre, en algún momento tendrá que hacerlo "Kami no shi".
-Callate - empuje su hombro pasando de él sin querer escucharlo más.
-Nana - me detuve al ser una de las pocas veces que decía mi nombre - Me supongo que Crowley ya te dijo y sino me adelanto - mire sobre mi hombro frunciendo el ceño - Me encantaría que nos acompañaras mañana, tal vez te lleves una sorpresa.

CATARSISWhere stories live. Discover now