quindecim

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Mire a mi alrededor tratando de orientarme y saber que dirección tomar una vez que abandone el camino de la carretera. Corrí al ver unos jinetes del apocalipsis a la lejanía para después desaparecer en chorros de sangre indicando que alguien los había matado en cuestión de segundos. Seguí mi camino e ignore aquello esperando no toparme con ningún vampiro.

Llegué a lo que parecía ser un estacionamiento enorme y un edificio de un tamaño considerable ocupando casi todo el terreno del estacionamiento.

–Demonios – maldije, escondiendome detrás de unos camiones viejos y sucios al ver a un montón de soldados rondar por los alrededores a unos metros de donde yo me encontraba. No quería que me vieran ellos, sospecharian de inmediato. Tenía que encontrar a Guren.
Camine sigilosamente por toda la orilla hasta llegar a lo que parecía ser el centro del lugar justo a unos metros por delante de la entrada del lugar. Me asome viendo camionetas estacionadas del ejército.
No había rastro ni de Yu, ni de Guren o los demás. Los rasguños y cortadas que me habían hecho Horn y Chess, lograban el aspecto deplorable de haber estado en un lugar horrible. Tenía que verme como si de verdad hubiera pasado un martirio para huir de ahí. Dolían, pero no era algo que no haya aguantado antes.

Me recargue sobre una camioneta, segura de que ahí no me verían hasta esperar algún movimiento que me indicará la presencia de alguien.
Minutos después esperando, una explosión hizo que me sobresaltada, obligándome a echar un vistazo notando la figura de Yu y los demás del escuadrón, saliendo disparados del establecimiento seguido de Guren y Mito. Yu se posó sobre un carro de lujo el cual terminó partido por la mitad bajo la espada de Guren sin ningún esfuerzo.

¿Que demonios estaba ocurriendo?
Todos los presentes estaban atentos a la pelea frente a ellos llegando incluso a distinguir a Aihara y Kusunoki de espaldas a mi. Se veía bastante sería, pero juzgando por la sonrisa de Yu, quería pensar que se trataba de un enfrentamiento meramente amistoso.
La emoción de verlos me embargó queriendo correr a abrazarlos viendo que Shinya aparecia en el lugar.
Me arme de valor al ver que la situación no tardaba en acabarse, conociendo las estrategias de Guren. Estaba derribandolos uno a uno.

Salí de mi escondite, rengueando ante la profunda cortada que tenía en el muslo siendo la más molesta y grave de todas las que tenía.
Los sonidos de sorpresa por parte de los soldados que comenzaban a verme, no tardaron en aparecer, ignorandolos al notar la voz de Guren cada vez más cerca de mí campo de audición.

Me encontraba de espaldas a Guren y mi escuadrón, por lo que mi presencia aún no era percibida, exceptuando a Mito quien al verme, abrió los ojos a tope mientras seguia caminando hacia ellos incapaz de decir o hacer algo. Shigure y Sayuri no tardaron en notarme, quedando igual de estupefactas.
Un grupo de cinco se acercó hacia ellos viendo como un chico de coleta y cabello castaño se dirigía a Guren, pasando de mí sin siquiera voltear a verme.

–Me opongo a llevar novatos al campo de batalla. Si infringen las normas militares y no saben trabajar en equipo, no serán más que un estorbo – opino bruscamente viendo aquello como la oportunidad de hacer notar mi presencia.

–No si yo me ocupo de ellos – hablé.

Guren volteo casi en cámara lenta al igual que Shinya y los demás mirándome como si me tratara de un fantasma.

–¡Nana! – grito Yu siendo el primero en reaccionar, saltando a abrazarme fuertemente ignorando mis heridas – Estas viva – murmuró como un niño pequeño soltandose para ver mi rostro asegurándose de que si era yo.

–Estoy viva – afirme con una sincera sonrisa.

Mitsuba, Kimizuki, Shinoa y Yoichi me recibieron con enormes sonrisas y palabras de alivio haciéndome sentir como en casa.
Guren y Shinya seguían viéndome casi como si no me reconocieran.

CATARSISWhere stories live. Discover now