CATARSIS

septendecim

La mirada de Crowley viajo detrás de mi, transformándose en una sonrisa maliciosa cargada de enfermiza diversión.

-También viniste Coronel.

-¡Vine a matarte vampiro! - sin darme tiempo a reaccionar con agilidad, voltee detrás de mi esquivando por poco el sablazo que aquellos dos se soltaron.

-¡Guren! - grite molesta al ver que ignoro por completo el plan.
Ni siquiera había pedido mucho, solo unos minutos.

-¡Callate! - grito de vuelta mientras sacaba unos papeles explosivos ordenandome con la mirada que me alejara, estando lo suficientemente enojada como para desobedecerlo, me negué por completo arriesgandome de una forma absurda e infantil.

Crowley al ver que no hacía caso, me empujó del pecho lejos de la explosión que pudo haberme partido en cachitos, impactando estos contra su espada formando de inmediato una cortina de humo a nuestro alrededor. Cerré los ojos esperando el impacto del suelo el cual se convirtieron en unos delgados brazos sosteniendome con delicadeza.

-Hola Nana - mire el rostro de Horn cerca de mí siendo recibida por una linda sonrisa.

-Horn... - un fuerte impacto sono en toda la habitación viendo como Guren y Shinya volaban por los cielos para estrellarse contra la pared en medio del terrible humo que aún no se disipaba - ¡Deten...! - Horn de inmediato tapó mi boca para tomarme en brazos esta vez con solo una mano.

-Llevatela - abrí los ojos ante la orden de Crowley poniéndome en segundos furiosa al sentir como Horn salía de aquel lugar en un pestañeo quedándome con la imagen de Guren escupiendo sangre y Shinya tosiendo de dolor.

-¡Sueltame! - grite consiguiendo de un brusco movimiento que la rubia me soltara con una mirada estupefacta ante mi reacción -¡¿Que estas haciendo Horn!? ¡Dejame volver! - gruñi lo último lista para dirigirme a la puerta consiguiendo que la vampiro detrás de mí diera un latigazo en dirección a mi mano como si me tratara de una niña pequeña siendo reprendida por tocar algo indebido.

-Lamento decirte que eso no pasará. Por otro lado tu cara...

Abrí los ojos olvidandome por completo del aspecto de mi rostro. Molestandome ante la insignificante preocupación.

-Déjame curarte - Horn hizo el ademán de acercarse provocando que está ves yo diera un latigazo en el suelo para así poner distancia entre las dos.

-No te me acerques - escupi demasiado alterada y con las emociones a flor de piel. El miedo predominaba de solo imaginarme la situación en la que Guren y Shinya se encontraban frente a Crowley.
De un golpe había logrado lastimarlos gravemente aterrandome con aquella vista y más aún al saber que ni Crowley ni Guren se detendrian. Los dos estaban firmes en su posición.

-Una vez fuera, pelearemos como si no tuviéramos ninguna relación, de esta forma, la gente no tendrá sospechas sobre ti - informó haciendo que la viera con el ceño fruncido en desacuerdo.

-No habrá razón para que los débiles de tu equipo digan algo - apareció en aquella habitación Chess mirándome con desinterés en su rostro.

-Si atacas a Crowley con todas tus fuerzas, el hará lo imposible para no lastimarte, así que no te preocupes.

En un parpadeo, Horn tomó mis brazos por la espalda y una vez fuera de aquella habitación, solté una patada a Chess y otra a Horn para alejarme de ellas con dirección a los dos hombres heridos quedando frente a frente a los tres nobles.

-Mira quién volvió - susurro Guren mientras se ponía de pie junto con Shinya.

Sin esperar más, corrí hacia Crowley con el coraje a tope ante lo bruto que se estaba comportando con mis compañeros. Enrosque mi látigo en su espada con la intención de quitársela de un jalón, ocasionando lo contrario quedando pegada a su pecho y viendo una sonrisa coqueta en sus labios al tenerme demasiado cerca.