Viernes por fin. Me levante de mala gana, me arregle para la Escuela tome mi bolso y Salí disparada, al llegar me encontré con mariana.
- Hola ____ - Saludo ella dándome un beso en la mejilla - ¿Cómo estás? – Me senté a su lado quedando de piedra, acordándome del rompimiento de Justin y Alexandra, del beso de él y Rosse, dándome cuenta que todas las piezas, encajan. Sentía que me destruía, asique me abrace.
- Bien – Sonreí, pero salió como una fea mueca.
- No te preguntare que te pasa – Sonrió – No quiero hacer que me cuentes, recordar hace que el corazón duela, te entiendo – Agradecí eso mentalmente, ya que si hablaba probablemente soltaría la sopa y lloraría como una idiota, lo que soy - ¿Pediste permiso para ir hoy a mi casa?
- Lo siento se me ha olvidado – Dije preocupada por mi descuido - ¿Le envió un Mensaje a mi mama?
- Claro – dijo asintiendo – Me alegraría mucho que fueras a mi casa para conocernos más – Me guiño el ojo – Tu sabes ahora que somos amigas.
- Me alegra saber que cuento contigo – dije melancólicamente, abrazándola instintivamente.
- Claro que si - Me acaricio el cabello.Me di cuenta que Mariana era todo lo que yo buscaba en Rosse, una chica comprensiva, amable, dulce, que me entendiera, que me aconsejara, poder contarnos cosas. En cambio en Rosse era una chica no comprensiva, dura, odiosa, no me entiende a menos que le hable de chicos casi nunca le hable de eso pero en eso si sabía dar consejos y yo no le contaba nada, no sé cómo aguante tanto tiempo no tener a nadie, sola y vacía.
- ____ Vamos que ya tocaron el timbre de entrada – Anuncio Mariana levantándose, esperando que yo diera señales de vida. Parpadee varias veces volviendo en sí.
- Claro.Cuando me di cuenta, había demasiada gente en el colegio. ¿Cuándo tiempo había estado pensando? Tengo que dejar de ser así y tener los pies en la tierra. Nos fuimos a nuestra fila para cantar el respetivo Himno. Me cruce de brazos. Fue cuando me tocaron el hombro.
- Hey – dijo él.
- ¿Qué? – Dije serena.
- ¿Por qué no me dijiste que Rosse iba a la fiesta? – Frunció el ceño.
- Justin nunca me preguntaste – Mire hacia otro lado.
- Me tenías que haber dicho – Me reprocho.
- Justin se me paso ¿Ya? Ni siquiera me saludas – Apunte.
- Hola – Dijo en tono hipócrita.
- Acéptalo – Dije resignada - Solo me buscas por Rosse o por conveniencia – Dicho esto me fui indignada con mariana.No era mentira lo que decía y yo sé que él sabía que era cierto.
- Miren quien llego – Dijo Rosalie con emoción.
- ¡Mujer no te pierdas! – Exclamo Daniela.
- Es verdad, andas como en las nubes últimamente – Noto Gabriela.
- Ya déjenla – dijo mariana en mi defensa ya que yo estaba con ojos como platos ¿Hacia tanta falta en el grupo?
- Nos hace falta, recuerda que eres parte de nosotras – Recordó Brenda. Era como si hubiese leído mis pensamientos, respondiendo mi pregunta. Eso me hizo chillar, abrazándolas a todas dándoles gracias por todo que eran las mejores.
- No nos pongamos sentimentales – Señalo Rosalie – Please – Todas reímos.Al llegar al salón clases de Historia, fue aburridísimo. Ya en el recreo alguien me abrazo por la cintura estaba preparada para propinarle un buen codazo en las costillas al causante pero cuando me hablo al oído, reconocí su voz y ese gesto hizo que mi piel se erizara.
- Por favor no te enojes – Dijo Justin con voz aterciopelada. Muchas palabrotas pasaron por mi mente, este chico sí que era mi perdición. Si no me hubiera tenido de la cintura ya hubiese caído a sus pies.
- Este… - Dije confundida, volteándome. Gran error. Voltee quedando muy cerca de él.
- ¿Qué? – Sonrió gracioso. Idiota. - ¿Tengo monos en la cara? – Aguanto una risita.
- ¿Por qué no te vas con Rosse? – Dije sin pensarlo. Y ahí fue cuando me di cuenta que la embarre, delate mis celos yo misma.
- Celosa la niña – Se carcajeo Justin, yo intente separarme de él pero Falle, Ya que me agarro bien fuerte de la cintura.
- Primero – Musite muy cerca de su boca. Estaba segura que habían muchos ojos curiosos viéndonos – No estoy celosa – Dije poco audible – Segundo - El me puso más cerca, sentí unas cosquillas en la panza - ¡Suéltame ya Justin bieber! – Lo empuje con toda la fuerza posible, hasta que al fin me logre zafar.Fui a la carrera al baño de Chicas que por suerte estaba vacío. Me mire en el espejo y estaba toda roja y acalorada, automáticamente me eche agua congelada en la cara. Estaba cayendo en sus redes como una estúpida pero era muy Inocente para darme cuenta ¿Seria yo otra más? ¿Beso a Rosse por puro lujo? Nunca pensé que sería así conmigo…Yo que era tan nada y ella tan todo. Definitivamente debía hablarlo con el pero no ahora ya que tenía hasta el apellido atravesado.
Salí del baño mirando a todos lados buscando mi objetivo, Mariana. Pero para encontrarla tenía que buscarla por donde estaba Justin asique no, me quede quieta un instante pensando que sería lo que haría.
- Hola – Saludaron de repente, yo salte llevándome instintivamente una mano al corazón.
- ¡Ay!– exclame.
- Perdóname por asustarte _____ - Dijo Christian poniéndose enfrente mío.
- No te preocupes Chris – Dije tratando de calmarme.
- ¿Tienes algo? – Noto. Ahí fue cuando se me ocurrió una idea.
- No nada – Cambie el tema rápidamente - ¿Me acompañas a buscar a Mariana? – Pregunte con una esperanza de que me dijera que si nada normal.
- Si, vamos – Sonrió. Era tan fácil hacerlo sonreír. Lo bueno de Christian era que no era tan pesado como Justin, era más comprensible con mis sentimientos bueno… eso digo yo.El me tomo del brazo, era tan tierno él. Caminamos por donde estaba Justin con Ryan y otros dos pero él no se fijó en mí, eso fue lo que vi. Llegamos donde mariana.
- Hola Chris, ____ - Sonrió ella.
- Hola – La saludo Chris - ¿Puedo sentarme con ustedes? – Dijo mirando a Mariana y a nuestro grupo y luego su mirada se posó en mí, yo solo sonreí.
- Claro – Dijo Gabriela.
- Gracias – Musito él. Nos sentamos en círculo, a mi izquierda tenia a Chris y a la derecha Mariana - ¿____ Has hablado con Rosse sobre mí? – Se me había olvidado por completo decirle, pero creo que ya no hacía falta.
- Chris no te sientas mal… Pero creo que Rosse ya tiene pareja – Dije mordiéndome el labio sintiéndome fatal por la noticia que le estaba dando.
- ¿Quién es? – Dijo alterado.
- Pronto te enteraras – Le dije agachando la cabeza.
- Bueno – Dijo fingiendo desinterés -¿Te invitaron a la fiesta de Isabel? – Pregunto de repente.
- Sí.
- ¿Iras? – Pregunto con una pizca de esperanza.
- Claro – Susurre, acordándome lo que podía pasar en esa fiesta.Fue cuando tocaron el timbre, subimos a la siguiente clase, el día paso normal. No le hable a Justin y creo que era mejor ya que tenía sentimientos encontrados. Le había enviado un mensaje a mi mamá para que me dejara ir y me respondió que sí, pero que le diera la dirección y todo es que necesitaría se la pase por mensaje. El día termino y fui calladamente en el transporte de Mariana, no sabía que ella y Gabriela se iban Juntas habían mencionado que era porque vivían cerca y creo que era por eso. Me dedique a ver por la ventana perdiéndome en mi mar de pensamientos. Estaban dando una canción en la radio de una banda de rock me imagine ya que la cantante principal gritaba mucho, el conductor le bajo un poco de volumen y quedo como música de fondo, trate de desenredar la letra mi vago intento de pensar en otra cosa y fue cuando entendí lo que decía: Siempre fuiste lo que menos espere y todo lo que sabes hacer es Ilusionarme, Ilusionarme, Ilusionarme hasta morir. Y acababa en un fondo de guitarra y batería, definitivamente este no era mi día ¿Acaso todo estaba contra mí? Llegamos a la casa de Mariana y nos recibió un chico alto, con lentes, pelo corto y sin camisa, aparentaba 17.
- Hola Ale – Lo saludo ella, yo pase detrás de ella. El chico se me quedo mirando – Ella es ___ es nueva en la escuela – Me sentí como en el primer día.
- Hola – Dijo él con voz ronca. Me extendió su mano – Soy Alejandro el hermano de Mariana – Dijo dedicándome una sonrisa.
- Un gusto – Estrechamos nuestras manos y luego las soltamos.
- ¿No te da pena estar sin camisa? – Dijo mariana revoloteando los ojos.
- Estaba durmiendo que esperabas – Contesto bostezando abriendo mucho la boca, yo me reí. El me miro sonriéndome yo obvio me sonroje.
- Ven te presentare a mi familia – Dijo Mariana tomándome de la mano para guiarme. Yo tenía mucha vergüenza ya que no conocía a nadie salvo a ella.