Capitulo 13...Corazon latiendo

10 0 0
                                    

El tan esperado día había llegado.

Era sábado las 2 de la tarde. Ya mi madre me había dado permiso para ir a la fiesta así que no había problema ya que ella me llevaría. También tenía lo que me iba a poner no debía preocuparme por nada… Solo de pensar ver a Rosse y a Justin muy juntos en la fiesta me ponía los pelos de punta. Mariana me había llamado para darme ánimos, yo agradecí sus palabras de apoyo. El único con el que podía contar en esa fiesta era con Christian que de seguro estaría conmigo ya que me había mencionado que estaba muy emocionado por mi presencia en ella. Me encontraba frente a mi computador viendo fotos y estados en Facebook hasta que Justin después de una semana sin hablarme me escribió.

- Hola 
- Hola – Le respondí de la misma manera seca.
- Lo siento mucho – Se disculpó, mis ojos se abrieron como platos. ¿Por qué se disculpaba? Debe ser por su falta de consideración hacia mí.
- ¿Por qué te disculpas?
- Por ser un odioso contigo ____. Te he dejado sola en la escuela cuando era eso lo menos que quería… Solo pensé en mí no en ti – Admitió.
- No deberías preocuparte, estoy acostumbrada a que me ignoren cosa que tú hiciste.
- De verdad lo siento ya no lo volveré a hacer, te recompensare en la fiesta bailando una pieza contigo – Me aviso mandándome una carita ruborizada.
- Justin yo no bailo – Confesé. Pero supiera o no me encantaría bailar con él.
- Todo depende de quién te lleve a bailar, correré el riesgo.
- Bueno… Cambiando el tema ¿Me ignoraras hoy verdad? – Pregunte cautelosa.
- ¿Por qué dices eso?
- Rosse cuando esta con otras personas acostumbra a ignorarme.
- Yo nunca haría algo como eso – Eso que me dijo me llego al corazón.
- Confió en ti
- Lo sé. Ya me tengo que ir te veré en la noche te quiero – me escribió.
- También te quiero – Le escribí.

Y fue cuando se desconectó. No sé qué nos pasaba… Cuando hablaba con él se me olvidaba hasta el mínimo problema que teníamos pero no venía al caso.

Llegaron las 6 de la tarde y me metí a bañar a hacer mi aseo, ese tipo de cosas. Salí y entre a mi habitación, ¡Manos a la obra! Pensé. Tenía que tratar de lucir hermosa esta noche pero ¿Cómo rayos iba yo a lograr eso? Definitivamente estaba luchando contra mi suerte. Me puse frente a la peinadora en toalla y me solté el cabello. Comencé a hacerle rizos a mi pelo. Cuando termine me maquille, solo lo básico. Algo de base, color en las mejillas, sombra de ojos y un brillo labial. Sencillo, no quería parecer una payasa. Me puse el vestido, era sin una manga ajustado al cuerpo más arriba de las rodillas de color negro, me coloque unos tacones pero no tan altos del mismo color con un detalle plateado. Finalice con los accesorios, estuve lista y presentable. Me mire en el espejo, definitivamente lo que reflejaba no era yo. Parecía otra persona… Una ____ fuerte, admirable, con una tremenda actitud, conquistadora de varios chicos. Pero ni a Admirable llegaba y era una completa lastima por mi autoestima bajo. Era una completa estúpida por dejar que las personas me bajaran la autoestima pero estaba acostumbrada ser menos que los demás. Solo que al verme en el espejo quería darme cuenta de mi propio valor pero no veía nada, solo una máscara mostrando lo perfecto que me sentía conmigo misma… Cuando en realidad no era así.

- ¿Estás lista? – Entro mi madre a mi habitación en medio de mi encuentro con el espejo. Ella solo pudo mirarme de arriba abajo boquiabierta. Entendía la expresión ya que su Hija nunca se vestía así –. Estas preciosa – Dijo orgullosamente sin quitarme la mirada de encima. Me sentí alagada ya que ella no era de decirme cumplidos.
- Gracias Mamá – Le agradecí tomando un pequeño bolso de lado donde metería todo lo necesario – ¿Qué hora es? – Pregunte sin ser consciente de cuanto me había tardado.
- Son las nueve – Dijo mirando su reloj de muñeca.
- ¿Qué? – Casi grite – Se me hace tarde – Avise saliendo de mi cuarto – Vámonos – Le dije con impaciencia.
- Deja llamo al taxi – Intervino mi golpeteo de pies contra el suelo pasando por mi lado agarrando el teléfono.

Me fui en el taxi sola. La fiesta era en un salón grande me imagino. No quedaba tan lejos como pensaba, al llegar la entrada estaba rodeada delicadamente con plantas verdes iluminadas por luz tenue. Me baje del taxi, atrás se estaciono otro auto y cuando vi bajar a ese alguien era Christian. Lo único que pude ver en su mirada era que tenía los ojos a punto de salirse y que casi me hace un escáner con la mirada. Se acercó a mí con paso poco firme.

- Hola – Tartamudeo él.
- Hola – Le sonreí. No me había fijado pero el vestía con un chaleco negro abotonado por delante y una camisa color gris de fondo junto con un pantalón de vestir y zapatos de marca. Yo también estaba atónita por su vestimenta se veía realmente bien pero trate de ocultarle mi aversión con su ropa.
- ____ Sin palabras te ves espectacularmente preciosa – Exclamo sin aliento. Yo me sonroje levemente. ¿No les pasa que cuando una persona les dice que eres linda, pero piensas que te mienten para solo hacerte sentir mejor? Bueno así me sentía yo.
- Gracias Chris tu tampoco te ves nada mal – Le guiñe un ojo. Él se sonrojo y se veía adorable.
- ¿Quieres que te acompañe esta noche? – Me pregunto ofreciéndome su brazo izquierdo. Dude un poco.
- Claro – Acepte fielmente. Aferrándome al solo somos amigos y al solo te está acompañando. Tome su brazo y nos dirigimos al lujoso salón.

Cuando entramos quede estupefacta. Todo estaba decorado delicadamente de telarañas y toda esa manía de Halloween. Había calabazas sonriendo y mesas de una combinación de Naranja y negro con un centro de mesa poco excéntrico. La luz era oscura pero si podíamos vernos unos a otros, Había una gran pista de baile y una mesa llena de cosas suculentas. No estaba tan lleno, alrededor de unas 70 personas la mayoría adultas. Varios chicos de una mesa se me quedaron mirando muy fijamente sin disimulación alguna, me estremecí ¿Tan fea estaba? Christian me guio a esa misma mesa donde estaban aquellos chicos. Trágame tierra pensé. Christian me ubico a su lado y a mi otro lado tenia a uno de los chicos que me miraba. No veía a Justin por ningún lado, ni a Rosse. El chico que tenía a lado se removió en el asiento llamando mi atención.
- Hola – me saludo aquel chico. Tenía el cabello grasoso me imagino que por el gel tenía los ojos celestes. Fue lo único que me gusto.
- Hola – Intente sonar amable.
- Me llamo Sergio ¿y tú? – Se veía simpático.
- ____ - Dije y eso fue todo lo que hablamos. Sus amigos rieron por no saber sacarme el tema en realidad yo no quería hablar, el nudo en mi estómago no ayudaba.

Fue cuando llego Rosse. Divina por supuesto y haciéndome sentir inferior como de costumbre. Su vestido era anaranjado con unos tacones en punta fina y su cabello negro le llegaba un poco más debajo de la cintura, por supuesto liso y un maquillaje perfecto. Llego hasta donde estaba.

- ____ - Exclamo ella sin ningún tono alegre en su voz - ¿Cómo estás? – Sabia que no tenía ningún interés en cómo me encontraba. Se dio cuenta que todos los chicos me miraban hasta yo sentí sus miradas en mi espalda.
- Bien – Respondí a su pregunta. Se acercó a mi lado para decirme algo al oído.
- Todos te miran – Sonó envidiosa – Que envidia – Lo sabía. Me di cuenta que Christian estaba muy entretenido hablando con otra chica así que no quise arrastrarlo con el mundo de Rosse.
- No me importa en lo absoluto – Me levante a buscar algo de beber, con Rosse pegada a mis talones hablándome de cualquier tontería. Me di cuenta que estaba eufórica con mi inexplicable popularidad con los chicos. Ni yo sabía de dónde había salido. 
- No somos novios aun – Puse más atención a sus palabras mientras fingía distraerme jugando con un adorno – Digo Justin y yo, es algo mas como amigos especiales – Aclaro.
- Eso no está bien – Se veía muy feo eso de amigos con derechos, no era apropiado. Ella me miro inescrutable. 
- No te preocupes – Cambio el tema – Por cierto te ves muy bien – Pareció sincera.
- Gracias – Murmure bajando la mirada desviándola hasta la entrada viendo como entraba gente.


Y fue cuando el llego, lo único que sentí fue mi corazón latir a millón por hora… tanto que me llegaron a doler las costillas.

Dime si esto es un juego, para desaparecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora