El camino fue bastante silencioso, Perú miraba por la ventanilla del auto, completamente sumido en sus pensamientos. México le dirigía miradas rápidas, miradas llenas de arrepentimiento y angustia. El auto avanzó durante algunos minutos hasta que finalmente se estacionó delante de la casa del peruano.
—Ya llegamos. —Anunció Australia.
México asintió, volviendo a mirar a Perú.
—Puré, ¿bajamos? —preguntó en un susurro, tratando de ser suave. Sabía que el peruano no estaba nada bien en esos momentos.
Perú asintió, abriendo la puerta del auto para bajar. México bajó después, acercándose a la ventanilla del conductor, dónde Australia estaba sentado, tomando el volante.
—Gracias por traernos, por favor dile a Usa de mi parte que lamento lo de su baño, ya hablaré después con él en la escuela.
—No te preocupes, Mex. Si necesitan algo por favor llamen, vendré enseguida ¿sí?
México asintió agradecido y dejó que Australia se fuera, despidiéndolo con un movimiento de mano. Una vez que ambos se quedaron solos miró al peruano, notando que se había sentado en el pequeño escalón delante de su puerta.
—Hace algo de frío, ¿no quieres pasar?
Perú negó, entonces México se acercó a él y se sentó a su lado. Ambos se mantuvieron en silencio, México no sabía que debería de decir o hacer.
—Tu labio...
México lo miró, encontrándose con un par de ojos que luchaban por querer ser expresivos de nuevo. El tricolor pasó su dedo pulgar por sus propios labios, encontrándose un rastro de sangre, probablemente a causa de la pelea. Sonrío para relajarlo y limpio la sangre que había quedado en el dedo en su pantalón.
—Solo fue poquita sangre, no es nada.
—Te... Te golpeó fuerte.
México sonrío de nuevo, estirándose un poco para hacerle ver qué estaba bien, aunque en realidad su cuerpo comenzaba a darle cuenta de los golpes por parte del ruso, así que vaya que le había dolido ese movimiento.
—Mira, estoy como nuevo. Debería de preocuparse él, mañana por la mañana le va a doler el golpe que le di con el lavabo de Usa.
Perú se rió un poco, algo que al mexicano lo alivió por esos segundos.
—Oye, ¿no sé preocupara tu madre porque no entras?
Perú negó, mirando hacia sus pies.
—No está en casa. Me dijo que iba a salir.
—Qué curioso, la mía también iba a salir. Creo que tú mamá y la mía se volvieron muy amigas. —Dijo el mexicano con una risita nasal.
Ambos sonreían, a ambas mujeres les hacía bien tener una amiga con quién salir y pasarla bien, que mejor que fueran las madres de esos dos jóvenes.
— ¿Quieres pasar?
México miró al peruano, que ahora se había levantado y lo miraba. El tricolor asintió, levantándose también para después ambos entrar a la casa del peruano.
México le había preguntado a Perú si tenía hambre, estaba dispuesto a hacerle de comer si así subía su ánimo, pero Perú se negó. Ambos pasaron a la sala, dónde miraron algunas películas que se programaban en ese momento, México había decidido quedarse hasta que al menos la madre de Perú volviera, pero de pronto sintió que el mencionado había recargado su cabeza sobre su hombro.
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No quiero ser tu amigo. [MexPer]
RomanceMéxico y Perú son amigos desde niños, su amistad los hace inseparables pero, ¿es solo eso? Ambos comienzan a desarrollar sentimientos el uno al otro, pero el destino no piensa dejarles todo fácil y se acerca el fin de la escuela. ¿Es que acaso podr...