Capítulo 9.

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Luego de aquella fiesta habían pasado 2 días, México notaba con tristeza que, aunque Perú parecía más tranquilo y recuperado, seguía mostrándose menos sonriente que antes. Todos estaban en el comedor de la cafetería, comiendo mientras hablaban de algún tema entre los latinos.

—Uhm, tengo algo que avisarles.

Todos miraron al brasileño, que se había levantado. Argentina se removía suavemente en su asiento, con un ligero tono rojizo en las mejillas.

—Ustedes saben que Argentina y yo nos conocemos hace mucho, hemos pasado por muchas cosas desde que éramos niños. —Continuaba Brasil. — Y me alegra poder decirles que él y yo somos pareja.

— ¡Es tu pololo! ¡Yo sabía! —El chileno miró hacia Bolivia, extendiendo su mano. — Págame.

Bolivia rodó los ojos, sacando el dinero que habían prometido. Argentina se coloreó completamente de rojo y los miró con cierta molestia.

— ¡Hicieron una apuesta! ¿Me están jodiendo?

—Era tan obvio que todos sabíamos que en algún momento se lo dirían, pero no sabíamos que iban a tardar años! —Exclamó R.Dominicana entre risas.

México miró por un momento a Perú, ¿era tan malo esperar años para confesarte? Quizá lo era, últimamente sentía que ya no podía seguir reprimiendo sus sentimientos hacia el peruano.Pero México se repetía una y otra vez que podía ser rechazado, había intentado olvidar sus sentimientos también. Incluso había tratado de acercarse a Usa en un intento de reprimir sus sentimientos.

Pero siempre era lo mismo.

Solo era necesario mirar a Perú un segundo para saber que era un sentimiento que no iba a poder olvidar.

— ¿Entonces por eso estaban tan pegados bailando? —Preguntó Panamá con una sonrisa juguetona.

Ambos countrys se sonrojaron, pensaron que no habían sido tan obvios.

La campana sonó y agradecieron no tener que responder a eso, solo volvieron todos al salón. Justo cuando entraban, México fue empujado de una forma brusca contra la puerta.

—Mex, ¿estás bien? —Se apresuró a acercarse el peruano.

Colombia miró alrededor buscando al responsable, pero no encontró a nadie, todos seguían caminando hacia sus salones. Solo pudo ver cómo alguien de ushanka entraba rápidamente a su salón.

.

.

—Pasa, creo que hay algo de comer.

—Gracias, puré.

México había acompañado al peruano a su hogar, iba a volver a su casa cuando le llegó un mensaje de su madre avisando que había salido junto a Tahuantinsuyo.

—Ctm...

México rió al escucharlo, acercándose a la cocina.

— ¿Qué pasa? —Preguntó el tricolor al verlo mirando con cierta molestia los alrededores de la cocina.

—No hay nada listo... Uhm... Espérame en la sala, voy a preparar algo.

El peruano se lavó las manos y comenzó a sacar algunos ingredientes, era su oportunidad de hacer un platillo para el mexicano. Sacó algunas especias, papas y otros ingredientes para ensalada, agradecía mentalmente que su madre comprara tanto, el pollo que estaba listo para convertirse en un platillo exquisito le llamó la atención.

— ¿Sabes? También soy bueno en la cocina, ¿porque no me dices que vas a hacer y te ayudo?

Perú lo miró, sonaba bien. Además, de ese modo podrían terminar más rápido.

No quiero ser tu amigo. [MexPer]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora