50: TIMOS 1/2

2.3K 384 372
                                    

Mi meta es antes de que termine febrero ya haber empezado el sexto libro de Laila.

La euforia que embargaba a Ron por haber contribuido a que Gryffindor ganara la Copa de quidditch era tal que al día siguiente no conseguía concentrarse en nada

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La euforia que embargaba a Ron por haber contribuido a que Gryffindor ganara la Copa de quidditch era tal que al día siguiente no conseguía concentrarse en nada. Lo único que le apetecía era hablar sobre el partido, así que era muy difícil encontrar el momento adecuado para hablarle de Grawpy. Como de nuevo hacía un día templado y despejado, fuimos a repasar debajo el haya que había junto a la orilla del lago. Me quite los zapatos y comencé a dar vueltas y ruedas en el pasto, Harry me miró por unos segundos y luego desvió la mirada.

Esparcimos los libros bajo la sombra del haya y mis amigos se sentaron en la hierba y yo me acoste rodando, mientras Ron describía su primera parada del partido por enésima vez.

—Bueno, verán, Davies ya me había marcado un tanto, así que no estaba muy seguro de mí mismo, pero no sé, cuando Bradley vino hacia mí, como salido de la nada, pensé: «¡Tú puedes hacerlo!» Y tuve un segundo para decidir hacia qué lado me lanzaba, porque parecía que Bradley apuntaba hacia el aro de gol de la derecha, mi derecha, es decir, su izquierda, pero de pronto tuve la corazonada de que sólo estaba haciendo una finta, así que me arriesgué y me lancé hacia la izquierda, es decir, hacia su derecha, y... Bueno, ya vieron lo que pasó—concluyó con modestia, y aunque no hacía ninguna falta se echó el pelo hacia atrás para que pareciera que se lo había alborotado el viento. Miró alrededor para ver si la gente que tenían más cerca (un grupito de cuchicheantes alumnos de tercero de Hufflepuff) lo habían oído— Y cinco minutos más tarde, cuando Chambers se me acercó... ¿Qué pasa?—preguntó Ron, que se había interrumpido a media frase al ver la expresión del rostro de Harry—. ¿De qué te ríes?

—No me río—se apresuró a contestar, y bajó la vista hacia sus apuntes de Transformaciones al tiempo que intentaba borrar la sonrisa de sus labios. Sonrei.

—Es que estamos muy contentos de que hayamos ganado. Sobre todo tus jugadas!—lo felicité por la...ya no recordaba cuantas veces.

—Sí —afirmó Ron lentamente saboreando sus palabras—, hemos ganado. ¿Te fijaste en la cara de Chang cuando Ginny atrapó la snitch justo debajo de sus narices?

—Seguro que se puso a llorar—comentó Harry rodando los ojos sin mucho interés.

—Sí, pero más de rabia que de otra cosa... —Ron frunció levemente el entrecejo—. Pero ¿viste cómo tiraba la escoba cuando llegó al suelo?

—Pues... —balbuceó Harry.

—Mira, Ron, la verdad es que no, no lo vimos —confesó Hermione tras suspirar profundamente. Dejó el libro que tenía en las manos y miró a Ron como si se disculpara—. De hecho, lo único que los tres vimos del partido fue el primer gol de Davies.

En ese momento, el pelo de Ron, cuidadosamente desordenado, pareció ponerse mustio de la desilusión.

—¿No vieron el partido?—preguntó débilmente mirándonos y haciendo que mi corazon se rompiera—. ¿No vieron ninguno de mis paradones?

Laila Scamander y La Orden Del FenixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora