21: Sanadora

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Aqui hay uno de mis momentos favoritos del libro <3

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Hubo un momento de silencio. Una ligera brisa nocturna hacía crujir los cristales de las ventanas y el fuego ardía con luz parpadeante.

—Podría hacer ¿qué? —se sorprendió él.

—Podrías enseñarnos Defensa Contra las Artes Oscuras.

Harry la miró fijamente. Luego dirigió la vista hacia Ron, dispuesto a cambiar con él una de aquellas miradas de exasperación que compartían cuando Hermione  salía con algún descabellado proyecto como la PEDDO. Sin embargo, para desesperación de Harry, Ron no parecía nada exasperado, y, después de reflexionar unos instantes con el entrecejo un poco fruncido, dijo:

—No es mala idea.

—¿Qué es lo que no es mala idea? —le preguntó Harry.

—Que nos enseñes tú.—le dije lentamente.

—Pero si... —Harry sonrió—. Pero si yo no soy profesor. Yo no puedo... 

—Harry, eres el mejor de nuestro curso en Defensa Contra las Artes Oscuras —le recordó Hermione.

—¿Yo? —dijo Harry sonriendo más abiertamente—. Eso no es verdad, tú me has superado en todos los exámenes que... 

—No, Harry —aseguró Hermione cortante—. Tú me superaste en tercero, el único curso en que ambos hicimos el examen y tuvimos un profesor que sabía algo de la asignatura. Pero no estoy hablando de resultados de exámenes, Harry. ¡Piensa en todo lo que has hecho!

—¿Qué quieres decir?

—¿Sabes qué? No estoy seguro de querer que me dé clases alguien tan estúpido —insinuó Ron con una sonrisita, haciéndome sonreír, luego miró a Harry e, imitando a Goyle cuando se concentraba, dijo—: Vamos a ver... En primero salvaste la Piedra Filosofal de las manos de Quien-tú-sabes... 

—Pero no gracias a mi habilidad —explicó Harry—, sino porque tuve suerte.

—En segundo —lo interrumpió Ron— mataste al basilisco y destruiste a Ryddle.

—Sí, pero si no llega a ser por Fawkes... 

—En tercero —seguí yo, recordando el hermoso patronus de ciervo—. Ahuyentaste a más de un centenar de dementores de una sola vez... 

—Sabes perfectamente que eso fue por suerte, si el giratiempo no hubiera...

 —El año pasado —continuó Ron ya casi a voz en grito— volviste a vencer a Quien-tú-sabes... 

—¿Quieren hacer el favor de escucharme? —saltó Harry casi enfadado, nosotros tres estábamos sonriendo—. Escúchenme, ¿de acuerdo? Dicho así suena fabuloso, pero lo que pasó fue que tuve suerte, yo ni siquiera sabía lo que estaba haciendo, no planeé nada, me limité a hacer lo que se me ocurría, y casi siempre conté con ayuda...

Laila Scamander y La Orden Del FenixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora