10. Oportunidad.

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John se quedó día y noche en el hospital, revisando que su hermano tuviese una buena recuperación, ya que no confiaba aún en los doctores del hospital. Sin embargo, durante una madrugada decidió salir a dar una vuelta porque le dolían sus piernas, y Taeyong insistió tanto en que le dejara a Doyoung que no pudo decirle que no. El holograma ni siquiera se quejó pues ahora tenía un amigo que si apreciaba sus datos curiosos y las miles de partidas de Pac-Man que podía jugar en una hora.

Ahora mismo se encontraba dando vueltas por los pasillos, no salía al jardín porque estaba haciendo un frío de los mil demonios y luego se convertía en paleta.

Irene casi se desmaya de la felicidad cuando le contó que habían hecho las paces. Esa mujer los quería a ambos por igual y siempre había recalcado lo mucho que odiaba verlos pelear de esa manera.

Por fin podrían tener una cena de año nuevo en familia.

—De saber que me iba a aburrir tanto acá mejor me hubiera quedado en la habitación con Doyoung y Taeyong —se quejó John, estirándose mientras caminaba. —¿Ni siquiera un fantasma se me puede aparecer? ¿un alien? les doy permiso de sacarme un susto.

En el año 3000, ya nadie decía que los fantasmas no existían y que la brujería no era real.

De pronto pudo escuchar un llanto al final del pasillo, así que se dió la vuelta, divisando un bulto blanco. Se vió en la necesidad de buscar sus lentes porque la miopía estaba haciendo de las suyas.

—No sabía que los fantasmas hacían caso tan rápido —murmuró con sorpresa, sin embargo, al colocarse sus lentes se dió cuenta de que era una simple persona. —Ah, y yo que ya iba a grabar.

John se acercó a aquella persona solo por simple curiosidad, para ver en qué podía ayudar, de todas maneras no tenía mucho que hacer.

Su sorpresa fue grande cuando, al estar más cerca, se dió cuenta de que aquella persona se trataba de el ya famoso Kim Minseok. No debía de estar pasando por un buen momento si se veía tan mal, así que no dejaría salir su lado fangirl.

—Disculpe —John tocó con suavidad el hombro de Minseok. —¿Se encuentra bien?

El científico pelinegro limpió sus lágrimas y alzó su mirada, encontrándose con el rostro preocupado de John.

—John Suh —susurró Minseok, extendiendo su mano para estrecharla con el joven científico. —Que gusto conocerte, muchos chicos de mi empresa hablan maravillas de ti.

John era científico y había tenido un par de clases de psicología, pero nunca supo cómo es que las personas suelen cambiar de humor tan rápido con tal de no ser vistos como alguien débil. Tal vez era la costumbre, las personas conocidas deben de darle su mejor cara al público.

—Un gusto conocerlo en persona, he seguido su trabajo desde que era un niño pequeño —John tartamudeó un poco, incluso si no quería.

Dios, ¿así se sentían las personas al conocer a sus ídolos?

—Los medios hablaron mucho sobre el accidente de tu hermano, ¿se encuentra bien ahora?

—Con un brazo roto, pero vivo al final de cuentas.

—Pobrecito. Taeyong se parece mucho a tu papá, dile que no sea tan necio como él.

—¿Usted qué hace aquí? —preguntó, para desviar el tema.

Uno nunca sabe de donde quieren sacar información personal. Aunque era hipócrita de su parte sabiendo que Yuta indagó en sitios oscuros para conseguir información de MinSeok.

El científico de cabello negro se quedó en silencio y borró la sonrisa de su rostro. John reconoció la mirada de angustia que le brindaba, fue la misma con la que llegó su madre después de enterarse que su padre había fallecido.

𝗔𝗜:𝗕𝗢𝗬 | JohnDoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora