12. Un último viaje.

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—¿Alguna vez te mencioné lo mucho que te quiero? —dijo John, observando a su holograma con lágrimas en los ojos. —¿Te he dicho que amo tus ojos?

Faltaba poco para poner en marcha su plan. Había estado toda la noche intentando reconciliarse con él, y nada había funcionado hasta que Yuta intervino.

Y ahora estaban ahí, a nada de decirse adiós.

—Señor Suh —sollozó Doyoung. —No soy real.

—Lo eres, puedes sentir, claro que eres real —John derramó un par de lágrimas y rápidamente las limpió. —Te quiero mucho... y no me importa lo que tenga que hacer para traerte de regreso si esta locura no funciona, pero te prometo que vamos a vernos de nuevo. Iría hasta el mismo infierno por ti.

—¿Es esto una buena acción? —preguntó el holograma sin poder dejar de llorar debido al pánico que sentía en todo su sistema. —¿Estoy haciendo lo correcto? ¿mi nombre quedará en alguna página importante?

—Estamos salvando una vida —habló en voz baja.

Tuvo que contenerse para no decirle que estarían salvando su propia vida. Eso sería agregarle más confusión a la situación.

—John —Yuta entró a la habitación, siendo seguido de varios doctores. —Taeyong dice que todo está listo.

John miró a su holograma, deseando poder darle un fuerte abrazo, después dirigió su mirada a Minseok. El mayor se encontraba a un lado de su hijo, sosteniendo su mano con fuerza y un poco de esperanza dentro de su corazón.

—Tiene que funcionar —susurró Minseok. —Tienes que abrir los ojos, niño tonto.

Yuta le entregó su celular a John y este suspiró profundamente antes de marcar el número de su hermano mayor.

—Irene ya desactivó todas las rutas de escape, copias de seguridad y accesos de Doyoung —habló Taeyong del otro lado de la línea, mirando con atención el enorme monitor y aquel corazón holográfico que latía con fuerza.

—Cinco minutos, cinco minutos más —pidió John entre sollozos, mirando fijamente a su holograma. —Doyoung.

—Señor Suh...

—Va a funcionar, te lo juro —John sonrió, intentando brindarle esperanza. —Tranquilo.

Pudo ver una ligera sonrisa entre las lágrimas del holograma, cosa que le calmó un poco.

—Taeyong, ¿ves el cable de color violeta?

—Sipi.

—Ese es el que tendrás que cortar, pero primero elimina cualquier cosa que tenga que ver con Doyoung dentro del monitor.

No pasaron ni diez minutos cuando la figura de Doyoung comenzó a parpadear. El holograma se encontraba de pie, intentando encontrar la mirada de su creador, pero este solo podía observar en dirección al suelo mientras lloraba.

Nadie comprendía el dolor que le daba perder a Doyoung.

Doyoung nació y curó su alma herida, pero ahora lo estaban eliminando por un bien mayor.

—Listo, lo voy a cortar ahora —indicó Taeyong.

—John Seo —habló Doyoung con su voz entrecortada gracias a la interferencia. —Tu padre estaría tan orgulloso de ti.

La figura de Doyoung desapareció por completo del lugar. John tomó el pequeño aparato entre sus manos y lo apagó, con sus manos temblando.

El doctor esperaba con paciencia alguna reacción del chico, aunque los enfermeros ya se veían hartos de la misma situación, como si ya no tuvieran esperanzas de que el chico fuese a reaccionar.

𝗔𝗜:𝗕𝗢𝗬 | JohnDoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora