03. La reunión.

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Para una inteligencia artificial que recién se acostumbra a la existencia de sentimientos de su ser, resulta algo confuso el comportamiento de los humanos.

—No comprendo su punto de vista, señor Suh —habló Doyoung mientras jugaba Pac-Man a todo el volumen que se le era permitido sólo para molestar un poco con la melodía de su juego retro favorito. Sin la presencia del científico en el departamento, hablando sobre cualquier cosa (léase también »quejándose«) y sin agendas que organizar, o trabajo pendiente que realizar, iba a ser una tarde muy larga. —Explica que su hermanastro le cae muy mal, ¿entonces por qué su empeño en asistir a esa dichosa reunión?, ¿no es simplemente más fácil decirle que no desea verlo? Sin tener la necesidad de mentir de esa manera.

—Mira, Doyoung —John observó a su holograma mientras se colocaba el saco. —Los humanos, a comparación de ustedes, tenemos el gran defecto de ser unos mentirosos, lamentablemente muchos no tenemos muy arraigado el valor de la honestidad —explicó con calma, revisando que no hubiese ni una sola arruga en su traje. —Con Taeyong llevamos una extraña relación a causa de la pelea que tuvimos hace años, pero pretendemos estar bien frente a nuestra madre porque esa mujer adora vernos juntos y no queremos ser causantes de su tristeza.

—Que raro —Doyoung arrugó la nariz, demostrando su disgusto. —Los humanos en general son muy raros.

—Ay, Doyoung, eso no es nada —exclamó John entre risas, debido a la ternura que le causaba su holograma. —Las personas mentimos por amor.

—Que feo es amar.

—Amar es hermoso, pero conlleva a decir pequeñas mentiras piadosas con tal de no dañar a esa persona que amas —John sonrió ante la cara del holograma. —Mentir es malo, lo entiendo.

—Llegará tarde, señor Suh.

—¡Cierto! —casi de inmediato, John tomó sus llaves y volteó en dirección a Doyoung una última vez. —Regreso en un par de horas, por favor, no quiero llegar y encontrarme con que tienes ese juego a todo volumen.

—¿Tiene hora fija de llegada?

—Nop.

—Entonces no prometo nada, señor Suh.

—¿Me recuerdas por qué aún sigo aquí?

—Porque le encanta discutir conmigo —Doyoung hizo ojitos.

—Me voy.

🦋

John se odiaba a sí mismo, no había otra explicación del porqué aceptó meterse en un lugar donde su salud mental peligraba. Solo esperaba que su hermano mayor se mantuviera tranquilo, porque si comenzaba de presumido y con sus indirectas (completamente directas), tal vez tendrían unos serios problemas.

—¡Mi hermanito adorado! —exclamó Taeyong con alegría una vez que la silueta del más alto se pudo divisar en la entrada de su enorme hogar. —Ven, ven, no seas tímido, estás en tu casa.

Oh, a cualquier ser bondadoso le habría parecido que Taeyong estaba genuinamente feliz de verlo en su hogar.

—¿Qué deseas de mí? Fuiste muy insistente en tu mensaje —John se cruzó de brazos, dejando muy en claro que rechazaba la presencia de su hermano cerca de él.

Sabía que el enano llorón quería pedirle algo.

—¿Tan malo crees que soy? Te invité porque realmente tenía ganas de convivir con mi hermanito menor. No nos hemos visto mucho tiempo, te extraño —Taeyong intentó revolver el cabello de John, pero este se alejó con rapidez después de darle un manotazo que le provocó ardor en toda su mano.

𝗔𝗜:𝗕𝗢𝗬 | JohnDoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora