¿Alguna vez han experimentado lo que es estar enamorado de una persona y tener que actuar como si no importara?
¿Saber tus sentimientos y que tu mente les de significados día y noche pero aún así, tus labios no los vuelven reales y tu cuerpo no los...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
"¿Por qué usar disfraz? Si el hecho de ser uno mismo ya asusta a cualquiera. —Elena Poe."
Asumiendo que lo mejor era retirarse sin hacer ruido, Rosé estrujó las tiras de su mochila entre sus manos, suspirando mientras lo hacía. Sentía sus mejillas húmedas por las lágrimas desaforadas que caían por ellas. No quería que la afectara, pues sabía que algún día podría suceder esto, y aún así dejó a las riendas de un destino en el que no creía, sus sentimientos.
¡Pero, maldita sea!
Era Lisa, la novia de Jisoo. Estaba mal en todos los sentidos, estaban follando en propiedad universitaria, aún en horas de clases; y, una de ellas tenía pareja, una que era amable y simpática y aparentemente, buena persona.
Sentía su cabeza doler a causa de llanto y el estrés de no saber que hacer, por lo que salió a tomar aire fresco en las bancas ubicadas frente a la entra de la universidad. Sus ojos ardían tanto...
Se alarmó cuando escuchó pasos apurados dirigiéndose hacia ella, su mente haciéndose el peor escenario posible, en el que la pareja en la sala de baile había notado su presencia y ahora venían a rogarle que guardara un secreto que no estaba segura de poder guardar, porque no era lo correcto.
¿¡Así se sentía un corazón roto!?
Porque dolía jodidamente mal.
Sin embargo, contrario a todo pronóstico, los pasos eran de Jisoo, vestida con pantalones marrones a cuadros amarillos muy suaves, acompañándolos con una camisa beige y unos elegantes Oxford.
Rápidamente secó sus mejillas e intentó parecer los más tranquila posible, aunque sus párpados estuviesen algo hinchados.
El clima de invierno estaba en pleno apogeo, haciendo que espasmos recorrieran su espina dorsal a falta de abrigo.
—Hola, bonita...—Habló cuidadosa la mayor, jamás había visto a la otra chica cabizbaja y la forma en la que sus hombros temblaban levemente le decían que: O se estaba riendo, o estaba llorando. La única persona frente a ella subió el rostro, aclarando sus teorías, Rosé estaba llorando. Su nariz roja y los párpados algo inflamados lo confirmaban.—Ey, Rosé... ¿Sucedió algo?
La menor no quería llorar más, pero la mirada condescendiente de Jisoo apretó su dolido corazón y su mera presencia le recordaban lo que había visto y el daño que probablemente estaba haciendo en este momento al no decírselo.
¿Pero que haría más daño?
¿Dañar una relación de años a la que no le correspondía meterse diciéndole que Lisa la engañaba y consolar a Jennie sin confesar sus sentimientos a la neozelandesa?
¿O dañarse a sí misma pretendiendo que no amaba a su mejor amiga y ocultando su dolor al saber que no tendría una oportunidad con ella además de permitir que le mintieran a una amiga?
