Park Roseanne nunca fue de creer en el destino.
Era muy curiosa, siempre queriendo saber cómo o por qué sucedían las cosas. Creyendo mucho más en hechos que en el argumento de "Es así y ya".Muy inteligente para una niña de 6 años, demasiado tonta para algún infante de 8.
En un principio, Roseanne se saltaría dos grados, pues la educación e inteligencia que poseía era demasiado avanzada para una niña de primer grado, llevándola hasta tercero de primaria.
Pero la pequeña Park sabía que resaltaría aún más entre aquellos chicos, por lo que a petición de su única hija, los padres de Rosé aceptaron el cambio sólo un grado más arriba.
Nunca encajó, nunca se adaptó al molde, sobresaliendo en todo aspecto. Y muy al contrario de lo que podrían pensar, Rosé estaba sola. Aún con todos los cumplidos y felicitaciones por sus habilidades.
O así fue hasta que Kim Jennie llegó a su vida.
La linda niña de ojos gatunos y sonrisa que hacía mostrar sus encías, quien irónicamente, casi nunca sonreía. Que llegó de otro lugar en el mundo y tuvo que adaptarse duramente a Corea del Sur por el trabajo de su madre. Era elocuente, y tenía una facilidad para debatir fascinante.
Era realmente admirable, sobretodo para Rosé. Quien jamás se detuvo a mirar chicos, o criticar las coletas de la niña que tenía un padre en Corea y una madre en Europa.
Jennie fue un rayo de luz en aquel terrible mar de soledad que ningún niño debería atravesar sólo por ser diferente. Compartiendo tantas cosas, y sorprendiéndose al aprender la una de la otra.
Por alguna razón, su amistad siempre se sintió como algo más allá de un simple lazo formado al verse los rostros cada día al llegar al salón de clases.
Y a pesar de lo renuentes que ambas chicas estaban, (pues la mayor tampoco creía en que las cosas pasaban así como así) muy dentro de ellas, sabían que era el destino.
Crecieron juntas, obviamente, creando recuerdos que jamás olvidarían. Al menos que alguna desarrolle amnesia y bueno...
Tranquilos, estoy bromeando.
Luego llegó la etapa de la pubertad y las hormonas, donde las chicas obtienen curvas a la par que son lindamente esculpidas por algún gen familiar; y con ellos, las inmensurables dudas de Park Roseanne.
Rosé siempre fue lánguida, menuda, la pubertad no hizo sino darle un estirón y adorables pómulos que entrecerraban sus ojos al sonreír muy fuerte.
Pero Jennie... Oh Dios, Jennie.
Jennie, en cambio, era más bajita, tenía piernas rellenas, una cintura en la podías perder la vista de lo estrecha que era, y un busto lo suficientemente grande para que la chemise del institución no le quedará holgada nunca más.
Tal vez fue la manera en que la mano de la de menor estatura se enredaba la suya, tal vez la forma en que su brazo se envolvía al rededor de sus hombros para felicitarla al terminar el examen que sabía iba a sacarse la calificación más alta del salón, o los tiernos apodos que le hacían sonrojarse a más no poder; tal vez nunca fueron las acciones, sino Jennie en sí, pero la dulce Rosie nunca vio su mejor amiga de las misma manera desde hace mucho tiempo atrás.
Ojalá esas pequeñas cosas nunca escapen de su boca, jamás.
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LOVE WILL TEAR US APART.
Fanfiction¿Alguna vez han experimentado lo que es estar enamorado de una persona y tener que actuar como si no importara? ¿Saber tus sentimientos y que tu mente les de significados día y noche pero aún así, tus labios no los vuelven reales y tu cuerpo no los...