¿Alguna vez han experimentado lo que es estar enamorado de una persona y tener que actuar como si no importara?
¿Saber tus sentimientos y que tu mente les de significados día y noche pero aún así, tus labios no los vuelven reales y tu cuerpo no los...
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—¡Kim Jisoo!—
Lisa estaba teniendo un deja vù.
Luego de que Jisoo se marchara molesta a hacer lo que sea que haría en el salón de profesores, ella no tuvo más opción que irse a su respectiva clase. Al paso de dos horas, en las que estuvo escuchando a su profesor hablar sobre algo a lo que realmente no le estaba prestando atención, la pelinegra por fin pudo salir de esa aula.
Entre cada clase habían 15 minutos de receso (a excepción de las clases que se ubicaban antes y después de comidas, este receso por obvias razones era más largo), un lapso de tiempo adecuado para respirar tranquilamente y pensar en tu próxima clase.
La Tailandesa por lo general aprovecharía esos 15 minutos para beber algo y practicar alguna coreografía que tenía en mente, pero justo ahora, se encontraba por los pasillos del piso número tres de la facultad, sus ojos tratando de ubicar a su pelinegra más gruñona.
Jisoo estaba saliendo de su clase de Diseño Visual cuando escuchó a una muy conocida voz gritar su nombre.
La ignoró.
—Dios mío. Qué difícil.—Murmuró la menor al notar como era ignorada olímpicamente.—Jisoo.—Vociferó una vez más, usando un tono más alto, mientras alcanzaba a la mayor y la tomaba de su antebrazo, tirando de ella para aislarla a un lugar con menos personas.
Mas Jisoo se zafó de su agarre, tirando de su brazo bruscamente para que éste fuese liberado, logrando su objetivo al instante. — Suéltame.—Masculló viendo ahora a la menor, quién se veía confundida en su lugar.
—¿Qué te sucede?—Cuestionó Lisa con cejas fruncidas, preocupación y confusión invadiéndola.
—¿Qué me sucede?—Río irónica la mayor.—Esa pregunta va hacia ti, Lisa.—La aludida se veía aún más intranquila.
—¿Qué se supone que hice ahora?—
—Ay, por todos los supuestos Dioses.—Volvió a reír, masajeando su glabena en busca de paciencia.—No creas que no sé lo que planeas, Lisa. No estoy cómoda con lo que estás haciendo y te lo he dicho, no juegues conmigo.—Su tono era firme, sin embargo sus dedos se movían inquietos, los brazos volviendo a estar cruzados.
—¿Ahora te preocupa un beso?—Lisa sonreía ligeramente, pero no era de burla o diversión, era más bien para tratar de calmar un poco a la pelinegra mayor.
—Mira, Lisa.—Suspiró.—Kim Jennie no es de mi importancia y sinceramente creo que deberías pensar bien las cosas. ¿Así de fácil es engancharte? ¿Qué pasa conmigo, con lo nuestro? ¿Crees que no noté lo que sucedió allá?—Cuestionó mirándola.—Analiza y separa lo que te conviene, quieres y necesitas.—Concluyó, dando una última mirada antes de pasar a un lado de la menor para irse finalmente, sin embargo una mano en la suya volvió a detener su propósito.
