6) On your side.

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Tenía esperanza, aunque sea la más mínima esperanza, pero no fue así, hacía un tiempo que su padre no la había vuelto a molestar, pero al parecer éste había regresado y había estado espiándola estas últimas semanas, la propia Wheein lo pudo confirmar ya que, siendo totalmente inesperado y por sorpresa, hubo un momento en el que llamaron al timbre de su casa, estaba casi segura de que no se trataba de Cheng Lin, ya que ésta siempre solía avisarla ya fuese a través de mensaje o en una llamada, además, habían quedado para esa misma tarde y no en la mañana, como lo era ahora mismo.

Y no sólo por esa razón, una vez Wheein abrió la puerta y vio a su padre, ésta se asustó, no le dio tiempo a cerrarle la puerta, y éste, con agresividad, logró adentrarse en su apartamento y lo primero que empezó a soltar por su boca fueron insultos, esos mismos insultos de siempre tales como "invertida" o "descerebrada", ahí fue donde la cosa empezaría mal porque la vocalista apenas era capaz de defenderse con su padre si no era con palabras, no tenía lo suficiente fuerza física para hacerle sacar de su hogar.

Durante unos largos minutos, aquel apartamento solo se llenó de gritos, de insultos, lo mismo que siempre había sucedido con su padre y más cuando lograba colarse en la casa de su hija, no era nada nuevo al principio para ella, hubo algo más y que sí nunca había esperado de él, tuvo la maldita capacidad de ponerle la mano encima, estuvo tratando de defenderse, todo lo que podía, pero lo dicho, Wheein no tenía la misma fuerza física que su padre, y después de haberse quedado tan a gusto y haberle dejado marcas que indicaba que la había maltratado físicamente, se marchó, le gritó, maldiciéndole una y otra vez hasta que su figura finalmente desapareciese en el horizonte.

Cerró la puerta con fuerza, se sentía terriblemente enojada, pero al mismo tiempo, rota, destrozada, se dirigió a su habitación rompiendo a llorar y colocándose frente a un largo espejo fue quitándose algo de ropa, ahí estaban esas marcas, para ser más específicos, moretones, lo que tanto temía que le habría dejado sucedió, ahí estaban, en varias zonas de su cuerpo y no es que fuesen especialmente pocos, pero qué más le daba ya eso, se centró en gestionar y retener ese inmenso dolor psicológico que guardaba en su interior, haciéndose mil y una preguntas de cómo fue capaz, cómo, maldita sea, de ser capaz de llegar a esos extremos, ¿tan miserable tenía que ser como para que su padre le hiciese aquello a su propia hija? cada vez entendía menos su odio, nunca lo entendió a decir verdad.

Volvió a vestirse y a pesar del dolor que guardaba dentro, tanto física como psicológicamente, se dedicó a recoger todo el desorden en la casa que aquel encuentro había provocado, casi sin ganas, sin fuerzas, pero debía de hacerlo, esa misma tarde había quedado con la mayor y no podía ver todo aquel desastre, muchos menos los moretones, si ésta le pedía que se acostasen de nuevo que probablemente eso fuese lo que ocurriría, lo descubriría, y no, no podía permitir que Cheng Lin se enterase por nada del mundo de lo que había sucedido, no quería alertarla, mucho menos preocuparla, estaba también un poco asustada, al parecer le iba a tocar inventarse una buena excusa para que tanto la china como ella no acabasen en algo sexual.

Una vez terminó de recogerlo todo, fue a buscar a Gnomo, se preocupó por el felino ya que probablemente éste estaría en cualquier sitio de la casa completamente asustado de lo sucedido, lo encontró debajo de su cama, le hizo una señal para que éste saliese, al principio se negaba salir pero Wheein insistió, se introdujo debajo y con toda la delicadeza, lo cogió en sus brazos, acariciándole y dejándole varios besitos en la cabeza, ahí no pudo evitar romperse de nuevo, volviendo a llorar, sus lágrimas se derramaban por cada una de sus mejillas.

—Perdóname, pequeño... de verdad, perdóname, no quise hacerte pasar esto... ya está, ya pasó, no pasa nada, Gnomo...

Y ahí se quedó, sentada en el suelo de su habitación, abrazada al felino, sin poder parar de llorar, hoy las lágrimas parecían ser imposible de retener.

Las horas pasaron y una vez llegó la tarde, por suerte, o al menos eso pensaba, Wheein se sentía más tranquila, algo mejor, no del todo claro estaba, pero fuese o no fuese así, debía de mantenerse feliz, fuerte y manteniendo una sonrisa frente a la mujer que la hacía perder cada uno de sus sentidos, pasaría la tarde tal y como acordó pero evitando todo lo posible el... sexo, sí, eso, exactamente, ¿que cómo lo haría todo? ni idea, pero algo tenía que hacer para que Cheng Lin no se diese cuenta ni un solo momento de aquellos moretones, ¿significaba eso dejar de tener sexo con ella durante mucho? eso parecía.

Cuando el timbre sonó y a pesar de que era la hora de que ella estuviese aquí, ya se sintió algo aterrorizada, así que poco a poco se acercó a la puerta de su casa y antes de mirar por la mirilla, preguntó, con la voz algo temblorosa.

—¿Cheng Lin? ¿Eres tú?

Abrió la puerta y la dejó entrar, dejándole un corto beso en sus labios, mirándola con una sonrisa.

—Bienvenida seas, mi reina. Ah, no te he preguntado si has comido algo, ¿quieres que te prepare algo rico?

Ya comenzó a actuar, dirigiéndose hacia la cocina, lo que realmente hubiera sucedido si no fuese por lo ocurrido con su padre es que no todo se habría quedado con un simple beso de bienvenida y ya está, seguramente le habría devorado los labios y deseado con todas sus ganas, y realmente... la deseaba, quería que se la llevase a la cama y que una vez más volviera a hacerla suya, pero lo dicho, no podía permitir eso, por nada del mundo.

On your side.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora