Pasó un día más, entonces, dejaron salir a los integrantes del Cuarto Bosque, que se reunieron en la entrada del hospital Redhearth. Lowell había gritado a Manuel, quien no parecía preocuparse casi nada. En el exterior del edificio de seis pisos, habían canrears, caminando junto a hombres y mujeres que eran sus dueños, algunos tipos de subían a estos animales, su dueño hacía lo mismo y se internaba en el bosque, habían jardines, y los arbustos tenían forma de animales, como de pájaros, canrears y de osos. Sally fue a hablar con un tipo que les cobró muy poco por llevarlos al Cuarto Bosque en su canrear de pelaje negro, moteado de blanco. La velocidad del animal al moverse entre los árboles, saltando zarzas y arbustos, hacía que algunos se asustarán, un ejemplo era Adriel, que se sujetaba de la montura que ocupaba. Pasaron frente al Bosque Central luego de unas cuatro horas de viaje, a través de los muros de piedra se veían los edificios, algunos destruidos, otros que se habían incendiado, habían tipos que transportaban tablones de madera, pero además de ellos, no había otra persona, todas las tiendas estaban cerradas. Tendrían miedo, pensó Adriel. Luego, unas dos horas después, el canrear se detuvo y se bajó el dueño, de un salto. Lowell pagó con veinte drells (moneda de la Tierra de los Mil Bosques), que eran como pagar con cinco monedas de plata, de las que dan por completar misiones.
Luego de eso, el canrear y su dueño se internaron en el bosque. Los chicos entraron a la Casa, y gritaron de alivio, Cabra se acostó en el suelo, con los brazos extendidos, Lila hizo lo mismo. Adriel y Manuel se sentaron en la escalera de madera. Lowell y Sally apoyaron sus espaldas en la pared. Almorzaron, todos en el comedor, excepto Cabra, que le suplicó a Lila que le trajera la comida al vestíbulo, porque no sé quería levantar del suelo, así fue y ahí almorzó. Las horas transcurrieron, Adriel estuvo en el patio trasero, entrenando junto a Manuel. Entonces, Lowell se les acercó.
—¿Entrenando? —dijo Lowell.
—¿Qué otra cosa podríamos estar haciendo? —le dijo Manuel, mientras imitaba posturas que veía en su libro, que estaba en la hierba, abierto.
—Tranquilícense —dijo Adriel.
Lowell lo miró.—Intenta usar tu poder ahora —le dijo. Adriel se quedó con los ojos como platos.
—Pero, no sé cómo lo hice exactamente, espera… —dijo Adriel.
Cerró los ojos y extendió los brazos, Lowell cruzó los suyos y Manuel enfundó su espada, estaban atentos. Adriel intentaba sentir los alrededores, el Mundo Neblinoso, cuando se aferraba a la bruja, solo pensaba en regresar a casa y en que necesitaba ayuda, recordó la primera vez que había necesitado ayuda en este mundo, con el rugidor del bosque, quería que el niño de niebla le ayudará y eso es lo que deseaba en ese momento con Charlotte, que si tenía poderes que le ayudaran.
—Eso es —sonrió Lowell. Adriel abrió los ojos y vio su brazo derecho, estaba envuelto en niebla, en una nube gris.
—¡Oh! —se sorprendió. Manuel sonreía, sorprendido.
Adriel sacudió su brazo y la niebla desapareció, pero también su extremidad, Lowell y Manuel se quedaron boquiabiertos.
—¡Mi brazo! —gritó Adriel, asustado, no había sangre, ni nada, simplemente, su extremidad había desaparecido —. ¡Dios mío! ¡Maldita sea! ¡¿Qué hago?!
—Intenta regresarlo —dijo Manuel, asustado, le dio escalofríos lo que veía.
—¡No sé cómo! —gritó Adriel.
—Cierra los ojos y concéntrate —le dijo Lowell.
El muchacho intentó calmar su respiración, juntó los párpados y apretó las mandíbulas. ¿Me quedaré sin brazo? ¿Cómo cogeré mis libros? ¿Tendré que aprender a escribir con la izquierda? Entonces, abrió los ojos y vio que la nube gris volvía a donde estaba antes, y cuando volvió a desaparecer, su brazo ahí estaba. Se rió, aún con miedo.
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La Tierra de los Mil Bosques
Fantasy¿Qué harías si te llevaran a un nuevo mundo donde descubres que eres especial? Donde hay poderes, magia, nuevas especies. Mientras que nuestros protagonistas van descubriendo cosas sobre ellos y su descendencia escondida, dos villanos llevarán el ca...